11. No, no creo

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Yo estaba sentada en el sofá mientras observaba por la ventana los autos y a la gente pasar.

Kristoff había salido a comprar las provisiones, o que se yo.


Dejo un arma nuclear con sus datos personales llamada teléfono...

Escuche sonar el aparato extraterrestre diabólico y lo tome entre mis manos, el icono de llamada mostraba a una castaña de tez pálida con lentes de sol en traje de baño, el busto grande y buen trasero.


No tenia nombre, solo una flor, quizás se llame así; quizás.

- ¿Qué haces con mi celular? – brinque del susto.


- oh, yo... yo estaba, sonó y lo tome pero— ¿donde quedo mi perfecta forma de hablar?


- suficiente – me lo quito y se fue a la cocina.


2 horas después yo le abría la puerta a esa misma castaña.

- ¿esta kiri?

- ¿kiri? – pregunte.


- ¡polie! – me empujo y la levanto por el aire. Yo carraspee y me miraron con perturbación.

Yo solo bufe y me encerré en el cuarto hasta que "polie" se fue.


8:00 p.m.


- vaya, la hubieras dejado a dormir – le dije con sarcasmo.


- ¿te molesto la visita de polette? – me pregunto burlón.


El agua que yo estaba bebiendo salió como una fuente, que iba directo a su cara. No aguante la risa.

- polette... - comencé – tiene nombre de helado – y me burle. Gran final.


- ¿estás celosa?


- por favor, ni que fueras.- puso un dedo en mis labios y hablo:

- ¿acaso quieres que sea un Héctor de Troya? – no me lo creo – que te proteja y ame como él lo hacía con Andrómaca... que luche con valentía como él lo hizo algún día. Y que sea tan devoto a los dioses como él lo era con Poseidón y Apolo, quienes forjaron los altos muros de aquella ciudad.


- Kristoff... eso fue, - <eso fue hermoso> iba a decir pero... - ¡no te desvíes del tema! – el había sonreído pensando que le haría un cumplido por su resumen barato de La Iliada, pero no.


Lo abrace para no dejarlo en vergüenza y lastimar su orgullo de macho. El en respuesta se quedo sorprendido.


- para ser un tonto sabes cómo hacerme sentir mejor...


- Hay nutella y oreos en la cocina – le di un beso en la mejilla y salí corriendo a comer.


A pesar de todo creo que empezamos a llevarnos bien. O algo parecido. Ah, ni yo misma me entiendo a veces. Ni yo misma.

La Encuesta (Jelsa, Mericcup, Kristanna, Eugenzel) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora