12. ¡Rayos!

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- eres un, ¡malito! – le lance la taza de café vacía a la cabeza. Pero el cojín del sofá se interpuso, mejor dicho, él lo interpuso.

- ¿qué? Tampoco acabes con las tazas, o beberemos café de la maquina. – eso me dio una idea. Sonreí maliciosa.

El se asusto y salió corriendo, tome único trago de café que me dio la poca paciencia que me quedaba y lo seguí.


Estaba sentado sobre la cama de una manera muy, nada inocente.

- ¿Qué hiciste Jack Frost? Mira que si quemaste mi ropa interior de nuevo tú tarjeta de crédito lo va a pagar.

- ¿yo? ¿Hacer semejante calamidad? JA-MAS.

Inspeccione el cuarto, no vi nada, ah. Se salvo esta vez...


Camine a la cocina y me senté en el banquito dispuesta a terminar mi cena. Pero algo rompiéndose me alarmo. Tome el plato en mis manos y comí lo que quedaba. Ahora estoy dispuesta a rompérselo en la cabeza.


- ¡Jack! – grite antes de llegar. – más vale que ese ruido no haya sido él jarrón de porcelana caro que le compre a mi mamá.

Cuando vuelvo a visitar el cuarto lo encuentro recogiendo los pedazos, pero no de mi jarrón, es una foto.

Corro hacia él y le coloco una mano en el hombro preocupada, está riendo, ¿está riendo?


El chico es un demente, observo bien y es una foto mía, en ropa interior, durmiendo. Maldito, ¿Cuándo tomo esa foto? Y lo más importante, ¿por qué la tenia enmarcada?

<Es su apartamento Els, tiene llaves> pensé.


- me gusto tu lencería de ese día, por eso fue la única que no queme.

- Eres un... - el me miro temeroso, esperando un golpe. Pero en cambio, le di un beso. El se quedo sorprendido, pero no se negó.

Al separarnos camine seductoramente a mi cuarto y cerré la puerta con seguro. Pero por si acaso, interpuse una de las mesitas de noche.


Me di un merecido baño y me acosté a revisar mi celular.

Mérida esta en el casino con Hiccup.

Anna está en la piscina con Kristoff.

Y Rapunzel dice estar en el cine con Eugene.

Y yo aquí pagando todos mis pecados con Jack.

- la puerta abre hacia afuera genio – escucho su voz y me hace brincar, adiós paz y tranquilidad. Adiós.


Se acostó junto a mí y me abrazo como a un peluche, casi aprisionándome, esto no es del todo incomodo. Más bien, se siente lindo.

Coloco mi teléfono en la otra mesita de noche y me dispongo a situarme de nuevo junto a él, nos acomodamos más y así nos quedamos dormidos por el resto de la noche. El primer momento de paz junto a Jack Frost, debo aprovecharlo.


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Siento que da un beso en mi sien y yo despierto sonriente recordando los últimos detalles de la noche. Hasta que:

- ¡Qué asco Jack! – lo empujo y cae al suelo.

El me mira confundido y yo señalo el bulto en sus pantalones. Asco. Solo eso.

Me levanto de la cama y salgo corriendo a la sala. Me tiro en el sofá y tapo mi vista. Eso fue raro.



La Encuesta (Jelsa, Mericcup, Kristanna, Eugenzel) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora