Me he quedado paralizada en la calle, pero en cuanto Zack y Mike entran en la casa, yo entro a la mía, no veo a Ian por ninguna parte, me miro en un espejo que hay cerca de mí, y veo que mis ojos están brillantes y mis mejillas están sonrojadas, me río de mi misma al ser tan absurda, miro alrededor con la esperanza de encontrar a mi hermano, pero no lo encuentro, me percato de que todo esta limpio y ordenado, me entra un poco de nostalgia al recordar los tiempos vividos aquí y me voy antes de ponerme a llorar, entro en mi cuarto y me sorprendo un poco cuando veo las paredes pintadas de un rosa claro, y las sabanas de mi cama de un fucsia, todo el cuarto esta lleno de tonalidades rosas, me río de mi misma cuando tenía 11 años, este cuarto necesita un cambio antes de que me un dolor de cabeza permanente. Me aviento a la cama, y recuerdo mi encuentro con Zack, sonrío, no puedo evitarlo, ha crecido demasiado, eso se puede notar a un kilometro con lo alto que está, además de su espalda ancha, brazos tonificados, debe pasar un buen tiempo en el gimnasio, me derrito por dentro cuando recuerdo a su boca pronunciar mi nombre, ya no es el niño al que abandone, ahora es todo un hombre. Sus ojos siempre me han gustado, me recuerdan al mar, de pequeña solía decirle que se podía parar en las pestañas de lo larga que las tenía, siempre ponía cara de susto creo que no le gustaba la idea, me río al recordar esos momentos. Ya me esta entrando el sueño, pero sigo pensando en él y creo que así me quedo dormida, y sueño con el mar y con él.Alguien se me lanza encima y me empieza a hacer cosquillas de repente me pongo en alerta.
-Levántate perezosa que tienes que desempacar.
Entre risas suelto un gruñido y me quito de encima a mi hermano.
-Qué horas son?
Pregunto mientras me dirijo al baño.
-Son las 4 de la tarde.
Me sobresalto he dormido por mucho tiempo, me miro a el espejo veo que mi cabello no aguantará más si no lo peino rápido, salgo del baño y Ian se me queda viendo cuando salgo del cuarto, bajo para buscar mis cosas, son pocas solo 2 maletas y un bolso de mano donde tengo lo más importante, subo mis dos maletas una por una a el pasillo de la planta superior y cuando ya están todas las llevo a mi cuarto, encuentro a Ian en la cama casi dormido, lo despierto y le digo.
-Ian debes dormir, yo me encargo del resto.
Gruñe y tomo eso como un sí y sale pero antes se detiene y me dice.
-Debemos cambiar los colores de este cuarto, ya me maree.
Me río y empiezo a desempacar, empiezo con las grandes, guardo toda la ropa y zapatos en los closets, y la ropa interior en la cómoda. Luego de terminar con las maletas grandes tomo la de mano y empiezo a sacar todo, en ella tengo la foto de mis padres, mi laptop y mi iPod, mis productos de aseo, mis medicinas y mi billetera, al fondo veo una pequeña caja de madera, cuando la saco sonrío, la abro y veo las pertenencias más valiosas de mi mamá, entre ellas están los anillos de matrimonio, los pendientes de la familia de madre, y un collar que le regalo mi padre a ella cuando eran novios, instantáneamente me llevo la mano al cuello, toco el guardapelo que me regaló mi madre antes de morir, me lo quito, y lo abro, dentro hay una foto de nuestra familia, éramos tan felices...
Me pongo el collar y llevo los productos de aseo al baño, decido tomar una ducha rápida, me desvisto y entro en el baño, y me lavo el cabello, me pongo extra acondicionador para que se desenrede un poco, me enjabono y me lavo el acondicionador y el jabón, tomo una toalla y salgo de la ducha, me empiezo a peinar el pelo a las malas, es un desastre, mi cabello a pesar de ser ondulado se enreda con nada y siempre termino peleando porque siempre esta todo despeinado, luego de peinarlo y secarlo con la secadora lo recojo con una goma y me voy a vestir, me pongo unos pantalones de chándal y una vieja camisa de mi hermano, la cual robé hace mucho y no se ha dado cuenta. Vuelvo al baño y me quedo mirando mis ojos, son tan raros, mis ojos son de color zafiro, es un color de ojos muy poco común, cuando era pequeña el saber esto, me hacía sentir como un fenómeno pero Zack me hizo dar cuenta de que eran únicos, pero sigo pensando que son raros.
Bajo a ver que hay por hacer y veo a mi hermano en la cocina usando el teléfono, debe de haber pasado mucho tiempo, miro la ventana y veo que ya esta oscureciendo, he perdido la noción del tiempo.
-He pedido comida china. Ya has terminado de desempacar?
-Ya me estaba muriendo de hambre, y sí ya he acabado, qué tal tu? Si dormiste?
-Como un bebe.
Me sonríe y yo me voy a la sala y me recuesto en el sillón, prendo la tele y empiezo a pasar canales al azar, me detengo cuando encuentro una película de Harry Potter. Mi hermano llega poco después y se tira a mi lado, pone la cabeza en mi regazo y yo juego con su cabello, es un gesto que hago sin darme cuenta, nos quedamos así un rato hasta que llega la comida.
-Tu abres.
Le digo antes de que me mande a mi. Se levanta, toma su billetera de la cocina y abre la puerta de casa, voy a la cocina, tomo dos platos y los llevo al comedor, este comedor es gigante, es de seis puestos y somos solo dos, es absurdo. Ian llega con la comida y nos sentamos a comer.
-He visto a Zack.
Le digo y el deja de comer y me mira, su rostro esta inexpresable.
-Qué te dijo?
-Nos saludamos, ha crecido mucho, es igual de alto que tu.
-Vaya que bueno que se hayan reencontrado.
Me sonríe, y luego hay un silencio incomodo, me revuelvo en mi asiento, sé que el sabe que una de mis razones por volver a casa era volver a ver a Zack, y creo que la idea no le gusta mucho, siempre ha sido muy celoso. De repente suena el timbre de la casa.
-Ve tu, yo ya fui.
Me levanto de la silla y voy hacía la puerta, de seguro el de la comida se equivoco con los vueltos, pero cuando abro la puerta no me encuentro con el del domicilio, en frente tengo a Zack, y mi corazón ya esta a mil.
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Cuando florecen los cerezos.
Teen FictionEra una niña normal, era feliz, tenía una familia que me amaba y un amigo al que quería, pero no todo puede ser tan perfecto, me tuve que ir, lo abandone. Me fui por estar mal, y termine peor, y luego que ellos se fueron perdí la razón, pero mi herm...