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La nieve cae ligeramente en el aeropuerto de Minneapolis, Minnesota. Por más de que el día es perfecto para quedarse dentro y ver películas navideñas todo el día, Selena tiene una misión que cumplir: llegar a su casa en Tennessee para las fiestas.

Finalmente es su turno de ser atendida y, luego de que las legalidades estén hechas, deja su valija en la cinta transportadora y se dirige a la fila para el último chequeo antes de poder abordar el avión.

Le revisan el bolso de mano –en el cual solo lleva dos libros, un cuaderno, su teléfono, unos auriculares y con suerte algún que otro maquillaje– y luego la revisan a ella, haciéndola pasar por la máquina de metales en caso de que tenga algún tipo de elemento no autorizado.

Termina todo justo a tiempo, dado que su vuelo está siendo llamado en el instante en que pisa la sala de espera. Maldice en voz baja, esperaba poder comprar algún chocolate en la pequeña tienda de regalos para su familia y así poder aportar algo al postre de Noche Buena, pero parece que eso no va a suceder.

Se incorpora en la fila, otra vez, y espera a su turno para poder llegar al último procedimiento antes de sentarse por horas en el avión y poder descansar, escuchar música y leer en paz.

–Disfrute su vuelo –le dice la chica detrás del mostrador con una gran sonrisa, a la que Selena responde con el mismo entusiasmo.

Pasa por la manga y llega, al cabo, al avión. Una azafata la guía hasta su asiento, el 15L, y le sonríe antes de dejarla sola.

Selena observa al chico sentado del lado de la ventanilla en su fila, solo hay dos asientos, por lo que parece que este chico de pelo hasta los hombros medio desordenado y muy enfrascado en la lectora de su celular va a ser su compañero.

Se acomoda en su asiento, haciendo que el chico a su lado la note y levante la vista de su teléfono por primera vez desde que Selena llegó.

–Hola, soy Harry. –Se presenta este con una sonrisa caballerosa antes de extenderle la mano.

–Selena, un gusto. Parece que vamos a ser compañeros. –Dice la morocha, señalando lo obvio, solo para poder mantener una charla amistosa.

El chico de ojos claros se limita a asentir y volver a su teléfono, dejando a Selena con la palabra en la boca e instalándole un mal humor que no puede hacer más que crecer.

–Genial –pensó ella –estoy sentada con un antipático.



Christmas with a stranger | Harlena | #JustWriteIt #HolidayChaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora