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MARATÓN 1/2

                  

Selena agarra un chango para transportar las cosas y Harry tiene la lista en la mano, están preparados para atacar.

Se dividen y Harry ataca la sección de las carnes y Selena va hasta los quesos. Cada uno elige lo que opina es mejor y continúan con la lista. Veinte minutos más tarda se encuentran en la góndola de los dulces.

–El budín no suena nada mal –argumenta Selena al ver los budines marmolados.

–La torta de chocolate con merengue tampoco. –Se miran e instantáneamente saben cuál es la respuesta.

Cada uno agarra una y las dejan en el chango, que ya está bastante cargado.

Van juntos a la fila, y mientras que observan alrededor Harry se da cuenta que el mercado tiene una sección de verdulería, por lo que la deja sola a Selena y se dirige a elegir las verduras de la lista.

Una vez que se queda sola, Selena se siente como una niña pequeña esperando a su madre en el supermercado, todo el miedo consumiéndola a medida que se acerca más y más a la caja registradora.

–Buenas tardes, bienvenida. –La saluda la cajera.

Ella le devuelve una sonrisa nerviosa y comienza a descargar las cosas con rapidez, intentando no retrasar a las personas detrás de ella. La agonía está por terminar cuando la empleada le dice el precio de todo y ella puede sacar el dinero de su billetera. Billetera que debería estar en su bolso pero que no aparece por ningún lado.

Apoya el bolso y comienza a investigar, su brazo hasta el codo en el bolso. Puede sentir a la gente mirándola, juzgándola por no tener la billetera preparada como debería haberla tenido. No puede soportar la presión, es demasiada.

Sus manos tocan la textura de cocodrilo de su billetera y se aferran como si de oro se tratase. La saca de un simple movimiento y la abre lo más rápido que su cuerpo humano se lo permite.

–Aquí está –comenta, intentando calmarse a ella misma.

Le da el dinero y guarda todo en las bolsas ágilmente. La cajera le da el cambio y lo guarda en la billetera sin siquiera mirarlo. Tira la billetera a su bolso otra vez y agarra las tres bolsas llenas de cosas.

Llega hasta donde está Harry, que también está terminando de pagar, y le dedica una sonrisa cargada de esfuerzo por levantar las bolsas. Harry se encarga de dos de ellas velozmente y le da una de las bolsas de las verduras para poder llevar todo.

Llegan al baúl del auto y dejan todo con urgencia, los dos cansados de llevar las bolsas por más de que fueron unos pocos pasos. Selena saca las llaves de su bolso –por suerte logra encontrarlas al primer intento– y se sube al asiento de conductor.

Harry le abre la puerta y se le queda mirando, esperando que sea un chiste y que se mueva.

–Claramente dijiste después de comer que un vez que volvíamos a parar me tocaba a mí manejar, así que simplemente estoy cumpliendo con lo que dijiste. –Harry no puede argumentar con la lógica que está utilizando, dado que es la verdad y que el recuerda haberlo dicho.

Se fija que todo el cuerpo de Selena esté dentro y le cierra la puerta antes de transportarse hasta el asiento de copiloto, maldiciendo todo el trayecto hasta llegar a la puerta.

Se sienta sin decir una palabra, ocasionando que Selena carcajee sin parar.

–No actúes como un niño de seis años, mañana puedes volver a manejar y no voy a argumentar. –Harry le agradece con una sonrisa.

Selena comienza el camino hacia el departamento que alquilaron con lentitud, en búsqueda de algún lugar en el que pueda comprar fuegos artificiales y algunas estrellas para poder encender.

Encuentra un lugar con variedades de cosas de ese estilo y estaciona.

– ¿Puedes bajar tú? Yo no tengo ni la menor idea de qué cosas son buenas.

Harry asiente, algo avergonzado de que él tampoco tiene la menor idea de fuegos artificiales. Se baja del auto intentando mostrar una falsa confianza y se dirige hasta el pequeño puesto de fuegos artificiales.

–Buenas tardes –saluda a los dos hombres de metro-noventa que lo observan sentados en reposeras por alguna razón que Harry no entiende –. Verán, la chica en el auto es mi novia y hoy voy a proponerle matrimonio, entonces tengo pensado que cuando diga que sí tienen que salir unos fuegos artificiales increíbles que iluminen todo el cielo mostrando nuestra felicidad. –No sabe de dónde sale la historia romántica que está escupiendo para que le vendan los mejores fuegos artificiales que tienen, pero parece interesarle a los hombres.

–Felicidades hombre, parece ser toda una lindura. –Le dice uno de los dos machotes mientras que observa a Selena con una sonrisa.

–El problema es que no tengo ni idea de qué fuegos artificiales son los mejores, así que necesito su ayuda para poder elegir. –Explica Harry, orgulloso de su excusa.

–Claro. Yo personalmente te recomiendo la caja de cincuenta fuegos artificiales de todo tipo de colores y formas y todo eso. –Le recomienda el otro fortachón.

–Estoy buscando algo un poco más económico que los cincuenta fuegos artificiales. –Responde Harry, dándose cuenta que cincuenta fuegos artificiales tienen que salir mucho dinero, demasiado.

– ¿Quieres escatimar a la hora de proponerle a tu novia? –Preguntan los dos al mismo tiempo.

–Es que el anillo ya costó mucho dinero, ya saben, y también hay que tener en cuenta los gastos de la boda. –Expresa Harry.

–Vamos a hacer algo, te vamos a cortar el precio a la mitad para felicitarlos si nos dejas saludar a la hermosura con la que te vas a casar. –Harry se paraliza por unos segundos.

–Tienes un trato. –Le dice antes de estrechar las manos. – ¿Puedes agregar un paquete de estrellitas? Son sus favoritas. –Pide con amabilidad Harry.

El machote asiente mientras que el fortachón le cobra a Harry. Despacio, los tres se aproximan al auto y, mientras que Harry pone los fuegos artificiales en el asiento trasero, los dos hombres se acercan hacia Selena y le sonríen, por lo que ella baja la ventanilla.

–Buenas noches señores –saluda con amabilidad.

–Buenas noches señorita. Este chico acaba de comprar un paquete con cincuenta fuegos artificiales, tienen algo grande planeado ¿eh? –Pregunta fortachón.

–Nada especial, estamos de camino al departamento para poder pasar año nuevo, Harry va a cocinar algo para los dos. –Suena tan inocente que Harry quiere mofarse de ella.

–Le agregó a la compra unos paquetes de estrellitas. –Sigue machote. Harry lo mira, él recuerda haber dicho "un paquete" en singular, nada de plurales.

– ¡Oh, son mis favoritas! –Comenta entusiasmada Selena, logrando que Harry se aplauda mentalmente.

Cierra la puerta trasera y vuelve al asiento de copiloto, dando la señal de que la charla ya puede terminar.

–Bueno, espero que pasen una buena navidad –los saludan al mismo tiempo.

–Igualmente a ustedes –responde Selena, y Harry se limita a saludarlos.

– ¡Gracias por todo!

Selena levanta la ventanilla y sigue el camino hacia el departamento.

– ¿Qué fue todo eso? –Interroga a Harry.

–No tengo idea –responde él, simulando inocencia.

Selena decide ignorar el extraño comportamiento de los dos hombres y Harry se desploma completamente en la silla, respirando con normalidad luego de mucho tiempo.

Christmas with a stranger | Harlena | #JustWriteIt #HolidayChaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora