Memorias de un ángel: Episodio I

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Muchos dicen que los ángeles no existen, que no creen en ellos. Sin embargo, al menos yo, se cuan equivocados están. Tal vez a simple vista no lo parecía. Y de algún modo era lo que estábamos buscando todo este tiempo. En muchas ocasiones nacías de este modo... sin embargo existían casos más extraños en los que renacías de este modo. Ese era yo.
Jamás entendí la razón de aquel cambio, tampoco entendía lo que fui en mi vida pasada. Solo había sueños: un lago, personas jóvenes luchando con espadas, como si se tratara de un juego, y estaba ella. Se parecía a mí, el mismo cabello negro y piel aceitunada, los ojos oscuros exactamente como los míos. Se parecía tanto que daba miedo. En mis memorias podía verla cantando, escribiendo. Sin embargo llegaba un punto en que no estaba allí y los recuerdos se repetían. ¿Quién era ella? ¿Por qué me llamaba de aquel modo? Era extraño, como si tuviera un nombre, algo que me hacia diferente al resto.

Aquella noche, la noche en que todo ocurrió, no fue una excepción. Había hecho lo que siempre, estábamos destinados a ello, guardábamos las memorias de los humanos; tal vez por ello no podíamos recordar nuestros propios pasados. "La guarida", como le decían a nuestro hogar, nos ayudaba a ocultar nuestra existencia a cualquier otra criatura. Nunca podías salir de ella, solo los Buscadores tenían esa facultad. Y siquiera ellos eran capaces de conocer la Realidad. El más mínimo contacto involucraba ser desterrado, y los límites de todo lo que alguna vez tuvimos se extinguían. Sobrevivir precia imposible en esas condiciones...
Quizá mentí. Aunque no estoy seguro de que haya sido una mentira, en realidad, desconozco tanto que las probabilidades de que algo sea algo y a su vez no lo sea se acrecientan en cada momento. Se que fui uno de ellos, un humano, o al menos eso creo. Se además que alguien tiene mis memorias. El único problema era ¿Cuáles? No las de los sueños, por supuesto, esas por alguna razón conseguí conservarlas. Con certeza podía afirmar que cualquiera que las contuviera no estaban completas. Éramos ángeles de oscuridad, solo podíamos conservar los recuerdos mustios. Se suponían que los Naturales, quienes nacían ya de este modo, eran elegidos, divididos según su fortaleza. Yo solo vine aquí por un pasado del que apenas si conservaba un atisbo. Por suerte tenía mis sueños, por suerte se me permitía soñar.

Recosté la cabeza sobre un trozo de roca entre los más oculto de La Guarida. Ser un renacido aquí era mal visto, como si no merecieras lo que tenias, como si fueses un intruso. Esa sensación se me hacia familiar, pero decidí dejarla de lado; no quería sentir, no necesitaba hacerlo. Se supone que ahora todo estaba bien. Las memorias de un anciano se me presentaron en aquel momento. Parecía feliz, muy feliz. Eso era algo que extrañaba de mi vida,

- ¿Yo fui feliz?- me interrogue en voz alta. Esperaba que alguien me respondiera, pero solo me encontré con el silencio de mi apartado rocoso.

La vida de aquel hombre era algo digno de ver, es decir, todas lo eran. Sin embargo esta en particular me resulto fascinante. Lo primero que pude contemplar fue la figura de una mujer joven, algo envejecida tal vez por lo que había vivido, cabello castaño, un niño en brazos. El niño la miraba con aquellos enormes ojos verde mar. Algo se removió en mi consciencia, pero decidí ignorarlo, decidía marginar las sensaciones desconocidas. Estas me inquietaban, resultaban imposibles de controlar. El niño de ojos verdes había crecido. Ahora blandía una especie de hoja afilada sobre su cabeza. Espada, supuse, eso es una espada. Algo muy similar a un ave gigante lo atacaba. Y así eran la mayor parte de sus recuerdos, algunos claros, otros difusos, como los de cualquier otra persona. Sin embargo todos tristes, desesperantes, como aquel en que podía ver a través de los ojos de aquel hombre un abismo. Y su nombre surgió entre las imágenes difusas de mi mente "Tártaro", sonaba temible, el solo pensamiento del mismo me causaba escalofríos. El joven, que luego se volvería anciano y nos cedería sus memorias, estaba ahora sosteniendo la mano de una chica al borde del Tártaro. Los ojos grises y tormentosos de ella le rogaban que no lo hiciera. El volteaba, decía algo a una persona que no lograba reconocer y luego amos caían, caían a la oscuridad. Y yo me vi incapaz de hacer algo, siquiera ayudarlos. Entonces recordé que esto solo era una parte. Desee que todo fuera como al principio, felicidad... tal vez ambos estarían ahora en sus hogares...tal vez tendría hijos... Y con aquella idea cerré los ojos. Esperando a soñar.

Todo era muy extraño en la realidad que había sido capaz de retener en mi mente. Ella volvía a aparecer, como siempre, con la misma alegría, aquel gorro verde sobre su cabello, para luego desvanecerse. Comencé a caminar por el césped, extrañaba eso, como una alfombra verde bajo mis pies. El lugar era magnifico a la vista. Docenas de jóvenes corriendo y charlando. Una especie de semicírculo con escalones que se erigía a mi derecha, construcciones más pequeñas de distintas formas podían verse a lo lejos. Y luego estaba el arco con aquella inscripción... por alguna razón entendía el idioma de los humanos. Nosotros teníamos las nuestras propias, existentes mucho ante que cualquiera de los alfabetos. Los más antiguos conocían sus orígenes, sin embargo ahora están perdidos. Los signos de aquella roca oraban: Campamento Mestizo. No entendía el significado ni la función de aquello. Pero todo importo menos que nada cuando observe a alguien acercase a mí. Supe que no era parte del sueño. Quería reconocerlo, pero resultaba imposible. Los rasgos amables, el cabello rubio... ¿Por qué no lo recordaba?

-Nico- me llamo.

Fue entonces cuando desperté.

-Vamos soñador-correspondió una muchacha joven de cabello castaño suficiente mete largo como para caerle sobre los hombros- ya tuviste tiempo suficiente para hacerlo.

En realidad ella no era una chica propiamente dicha, ni siquiera existía más que en mi imaginación como tal. Al menos eso era lo que lograba comprender. Nosotros éramos parecidos, podíamos ver la esencia de los demás ángeles con carácter corpóreo, al igual que todos los que habían nacido terrenos. Nunca me atreví a preguntar si era capaz de soñar o recordar. Aunque lo dudaba. Intente comentarle mi sueño. Desearía poder llamarla de algún modo, pero no me permitía nombrar cosas. Nadie lo hacía en realidad. Las únicas cosas que en verdad tenían nombre, o poseían algún significado eran los recuerdos que debíamos proteger. Tristeza, odio, sufrimiento, muerte...todo eso. Particularmente la muerte me era la más familiar de todas. Y la pregunta surgía otra vez ¿Por qué?

-¿Hola?- murmuro ella- mira si nos descubren hablando es el final pero... ¿Qué ocurre contigo?

Complicado. Sobre todo porque siquiera yo sabía eso. La observe levemente. Desconocía el aspecto humano mas allá de los sueños, no estaba seguro tampoco de cómo luciría después de mi vida. Ella parecía ser alguien agradable, alguien...bonito. Piel morena, ojos brillantes, una túnica le cubría el cuerpo esbelto hasta los tobillos. Y luego estaban las alas. No estaba seguro de cuál era su función, ni la razón de poseerlas. Elegantes plumas color carbón las cubrían de principio a fin. Recordé la pregunta que me había hecho hacia algunos segundos.

-No lo sé...
Ella dejo escapar un suspiro y se marcho sin decir palabra. No tenía ninguna misión que cumplir, y supe que en la Realidad aun no se cumplía la media noche, por lo tanto los Buscadores aun no partían al mundo humano por nuevas memorias. Tal vez podría...demasiado arriesgado, posiblemente estúpido también. Aunque no creo que hiciera algún daño. Me explico, antes de la media noche humana todo lo que resguardábamos, recuerdos, ideas, sueños perdidos permanecía estable dentro de la Guarida. Pero en aquel mínimo de tiempo que duraban las primeras horas de un día la barrera entre un mundo y otro, Guarida y Realidad, ángeles y humanos, se volvía demasiado frágil. Por ello los ancianos establecieron una Línea temporal para mantener lo que pertenecía a nuestro mundo dentro del mismo.

Podía cruzarla en este preciso momento. Regresar no sería difícil...

***

Episodio 1
Bien. Digamos que tengo estas historias bastante guardadas en el cajón y no las saco muy seguido. Tratando de explicar y ser lo mas breve posible: las tres partes de "AU" las voy a publicar e ir actualizando cada unas semanas(2 casi siempre) en la misma "parte" de WTTP.
Espero que les guste mi forma de escribir retorcida y matafórica, sepan disculpar errores ortográficos y gramaticales, y por último disfruten de este raro universo paralelo que se me ocurrió crear para los queridos Will y Nico.
Fenix (Della, etc.)

Around us: Sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora