Verlo fue en verdad una gran sorpresa. Es decir, una cosa era pensar en el, revisar en ocasiones fotos que conservaba sepultadas...reavivar recuerdos. Y luego todos los días primero de mes, visitar aquel sitio. El solo hecho de ya fuese costumbre, no lo volvía menos doloroso. Dar la cara ante aquella losa de piedra un tanto desgastada, quizá menos que las que las rodeaban, leer la misma nomina una y otra vez: La virtud de los ángeles es que no decaen, su defecto es que no mejoran. El defecto de los hombres es que decaen su virtud es que pueden mejorar. No tenia afinidad a autor de tal cita, pero de alguna forma esta encajaba a la perfección con la vida de Nico DiAngelo. El sólo pensar en todo ello me provocaba mareos. Incluso caminar parecía demasiado difícil.
En ocasiones me perdía a través del mundo, viendo como otros chicos de cabello azabache y piel oliva caminaban, reían o simplemente permanecían allí para que pudiera confundirlos con él. Por ello en cuanto encontré a aquella lejana figura oscura,hundida en el césped de Central Park, permanecí allí de pie, por completo en blanco. Tenía que de algún modo ser una confusión, un espejismo, un sueño...algún momento de inconsciencia diminuto que alteraba mis sentidos De algún modo los turnos extra que tomaba como voluntario estarían afectándome. O bien comenzaba a volverme loco después de todo lo que había ocurrido. Primero Nico, y poco a poco los muros comenzaron a caer a mi alrededor. Sabía perfectamente las razones de todo ello, por qué Reyna fue expulsada de la legión, por qué los campamentos estaban cada día mas divididos. Todo era un caos. Y entonces, el murió. Las cosas fueron de mal en peor en cuestión de meses.
Entonces aparece frente a mi esta ilusión magnífica. Clave fe de que mis nervios por fin habían colapsado. Porque, a pesar de aquel detalle de que mi padre era un dios, yo no me alejaba de ser mas que esto, un simple chico humano. Y me competían todas las cosas que le competen a las personas normales. Y eso era lo que significaba nuestra esencia sobre todo, vivimos, reímos... Y también sufrimos. Somos suficientemente capaces de sentir dolor. Me sabía mas que consciente de ello. Ahora ese sentimiento estaba destrozándome, mas allá de no querer admitirlo, era la única verdad
De cualquier forma. Tratándose de un sueño o no, era él. Sin lugar a duda era Nico. Los ojos castaños hundidos , labios finos y pálidos, el cabello negro enredado alrededor de su rostro...todo en el resultaba idéntico a como lo recordaba. Exceptuando tal vez por un gran detalle. Cómo era posible que lo hubiese dado por alto antes, no estaba seguro,ya que un par de alas negras se extendían a ambos lados de su cuerpo. Siendo demasiado claras por momentos, desapareciendo en otros. De alguna forma debería ser mi imaginación jugando trucos sucios. Permanecí observándolo, hasta reparar en que el también me observaba a mi. Por un momento fue de ese modo. Cuando entendí que Nico jamás se jactaría de que debía acercarse , decidí hacerlo yo mismo. Cada lado era un latido en aumento que mi corazón sufría. Y no solo fisiológicamente.
En cuanto estuve tan cerca de el como fue posible, situación en realidad no cambio mucho. El escrutinio de sus ojos era indescifrable. Sus alas de plumaje negro llenado y viniendo, el ruido de la ciudad que comenzaba a despertar cubriéndonos como si así estableciera una distancia entre ambos .-¿Quién eres?- Al cabo de un rato alcanzó a murmurar.
Eso fue lo mas devastador de todo. O al menos hasta el momento lo creía,ya que las cosas iban en una escala de caos que aumentaba a cada instante. Lo vi tropezar...correr...reclinándose contra un árbol. Sus alas de plumaje azabache nuevamente desaparecidas fundiéndose con el aire. Lo conocía demasiado bien como para negar lo que estaba ocurriendo. Aunque ¿era posible? No sabía que tipo de cuestionamiento hacerme, después de verlo allí,pero ¿ aun era humano? Y mas allá de todo eso seguía siendo Nico. Sus mismas afecciones. Sus mismos demonios.-Tranquilo- dije acercandomele- solo es un ataque de ansiedad...
Al parecer no escuchaba del todo bien, porque continuaba retorciéndose en su lugar con los ojos cerrados y los brazos fuertemente aferrados a su pecho. No tenia siquiera una idea aproximada de como actuar. Solo quería acercarlo, ayudarle a comprender. Sin embargo en cuanto intente tomar su mano el se apartó bruscamente. Sus ojos oscuros abiertos de par en par , observándome como si acabara de cometer el acto de barbarie más horrible jamas visto. De algún modo no era él, no del todo. Como si todo aquello que lo volvía único, que lo convertía en una persona real, se hubiese desvanecido lentamente. Historias de animas y espíritus desterrados comenzaron a rondar mi mente atormentando me con la idea. Cabía una posibilidad. Aunque mínima, aun existía el caso de que el se hubiera transformado en una. Y después de todo, la culpa no seria nada mas que mía.
Las imágenes se situaron en mi mente como si aquello estuviera volviendo a ocurrir. Solo seria una misión, regresariamos en cuestión de días. No creí que fuese a llegar a nada importante. Sin embargo Quirón me advirtió sobre Nico, sobre como los monstruos se sentían atraídos hacia su aura. Simplemente supuse que en un caso así podría ser capaz de protegerlo. Quizá no hice lo suficiente...
-No puedes mantenerlo aquí por siempre, se supone que...- intente discutir.
-Mi respuesta fue no- Se limito a decir Quirón, el director del campamento Mestizo- en todo caso, ya oíste a Rachel ¿Estas desestimando las palabras de tu padre, Will?
-No sabes a que se refiere la profecía...
-¿Y tu si?- Cuestionó el centauro.
No era así. Solo me negaba a darles ese significado. A fatalizarlo. Porque ese tenía que ser yo, Will Solace, jamas negarse a algo, jamas abandonar a nadie.
Y que bien resultó.
Ella siquiera fue capaz de soportarlo. Nunca a tes había tratado con un caso como el suyo. Sin embargo no podía abandonarla así como así. Se supone que eso hacíamos,ayudar a otros como nosotros mismos. No teníamos mas que eso en el mundo. Muchos semidioses tenían familias pero... No siempre era sencillo mantenerlas en pie después de un tiempo. Nos volvíamos peligrosos para ellos, podían dañarlos si estábamos cerca. Incluso peor.
El nombre resonó en el fondo de mi mente: Meredith Moore. Por una razón tuve ese sueño. Fuera la equivocada o no. Solo se que si aquella chica de cabello rojo y ojos hundidos no hubiese aparecido en nuestra vida, aun lo tendría conmigo. Egoísta, si. La sensación de haber fallado de aquel modo no una, sino dos veces, provocaba que la culpa se acrecentaba dentro de mi. Era sin dudas destructivo.
Y todo estaba en el pasado. Nico apenas si recordaba una fracción de lo ocurrido si no es que menos. Ahora el se encontraba tendido en el suelo, con la espada recostada en un árbol de tronco grueso y oscuro. La hierba comenzó a marchitarse lentamente a su alrededor. Me le acerque con la idea de ayudar. O al menos intente hacerlo, ya que al tratar de tomar su muñeca, el rechazó el gesto revolviéndose hacia atrás. Solo pude observarlo perplejo... Para muchos no significaría nada en absoluto. Pero a mi, a mi acabo por destrozarme el corazón. Verlo morir fue algo horrible, y lo sabia. Sin embargo esto ya excedía los limites. Estaba acostumbrado a la muerte, lo cual era casi lamentable, las enfermedades y los dolores no afectaban mi paciencia. Si bien no era algo agradable de ver.
Aunque, por alguna razón, no tenia ideas sobre como sanar un corazón roto.
***Episodio 1
Personas que leen. Hola c-:
Razones estúpidas por que no actualizo. Razón estúpida número mil: no encontraba imagen para la portada.
Bueno, otra vez gracias todos los que leen, y les quería decir que posiblemente tarde más en publicar el segundo episodio de esta parte, porque cosas de la vida. Eso era ( si tanta vuelta para eso)
Saludos y que los aliens no se los coman
Della
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Around us: Sombras del pasado
Hayran Kurgu"Recuerdos. Memorias. Se supone que nadie conocía el secreto. Cuidábamos con nuestras propias manos algo que nos fue arrebatado. Sin embargo él era distinto... podía ver mas allá de eso. Supe de inmediato que algo cambió, para bien o mal. Con él jun...