Solo un momento

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***
1. El cementerio

Supuse que no lo consideraría una buena idea. Para ser el hijo de Hades, señor de los infiernos, Nico parecía oponerse particularmente a la idea de visitar un cementerio. Tal vez se trataba de que la mayor parte de las tumbas pertenecía a otros semidioses. Tampoco es que no me viera afectado por ello, después de todo, en mayor parte se debieron a mis capacidades reducidas.
La sensación de escalofríos recorrió mi espina dorsal. Pude notar que la razón de ello era la forma en que Nico Di Angelo entrelazaba con fuerza nuestras manos. Normalmente podíamos controlarlo, aquel contraste de habilidades. Aunque la idea de estar frente a personas que fueron alguna vez como nosotros no ayudaba al asunto. Las palmas del chico a mi lado se sentían mas frías de lo que era usual. A su vez pude percibir como temblaba.

-¿Estás bien?- susurré acercándolo a mi.

-Will...

-Lo siento- en ocasiones olvidaba la poca tolerancia que poseía ante el contacto físico- no quise incomodarte.

El negó. Únicamente volteo la cabeza hacia uno de los memoriales. Estaba tallado con letras plateadas en piedra de obsidiana. Bianca. ¿Cómo pude ser tan idiota como para olvidarlo? Solo estaba sumido en mis propios problemas. Eso es lo ocurrió. Durante las últimas semanas siquiera me pregunte como se sentía a cerca de todo esto. Meredith era no mas que una simple desconocida para nosotros.

-Podemos regresar si quieres.

El negó. Dándole la espalda a la tumba de su hermana. De un momento a otro su rostro se hallaba, quizá, bastante cerca del mio. Y con la misma velocidad sus labios estaban sobre los mios. Un cementerio espeluznante no representaba el sitio mas adecuado del mundo para besarse. Pero ¿quién era yo para cuestionarlo? Al fin y al cabo parecía no haber otra alma -viva al menos- además de los dos. La sensación continuaba siendo extraña. Apenas podía evitarlo pero cientos de pequeñas descargas eléctricas se hicieron presentes. Tal como ocurría al estar cerca de los enfermos. A pesar de todo, lo valía. Sus manos se ciñeron sobre mis hombros. Las mías por su parte, se enredaron en el cabello oscuro del Hijo de Hades.

-Esto es importante para ti- sentenció dirigiéndome una de sus miradas de "ni una palabra más" con aquellos ojos oscuros y extrañamente cálidos.

Por supuesto que lo que él sintiera también lo era. Pero comenzar una discusión absurda en este lugar particular, considerando los antecedentes de Nico, representaba un riesgo. Inclusive no solo para nosotros sino que para toda la población de Nueva York - si hacíamos una aproximación . Considerando además que invocar a los espíritus de semidioses muy enfadados no resultaba recomendable.
Pude suponer que ambos compartíamos la idea, ya que se limitó a continuar andando. Resultaba ,incluso para el Rey de los fantasmas, complicado encontrar un nombre preciso en medio de este laberinto. Los nervios no ayudaban. Normalmente no estaba de acuerdo en que utilizara sus poderes para cualquier cosa. Después de la última guerra Nico no consiguió recuperarse por completo. Aún solía desvanecerse de forma parcial y tener unos espeluznantes periodos en los cuales se veía incapaz de sanar.
Pude notar como se había alejado de mi sin que lo percibiera, al oír una exclamación desde el centro del aglomerado de memoriales. Como conseguía hacerlo todavía era un gran misterio

-¡Aquí!

Algunos metros frente a mi Di Angelo se hallaba de pie junto a un anciano. A la distancia, y con un poco de ayuda de la Niebla que rodeaba el lugar, lo que llevaba en la mano lucía como cualquier pala de jardín. Al acercarte, la historia era otra: el instrumento no era más que una replica exacta de la lanza de Hades. Al igual que el sujeto tenia toda la pinta del mismísimo dios, un poco mas afectado por la edad. Tras ellos un pilar de mármol rezaba el nombre de Meredith Moore. Repentinamente olvide la razón por la que estaba aquí. Otro error. Otro gran error.
Tome el brazalete que llevaba en el bolsillo de la chaqueta depositándolo sobre el césped que rodeaba la piedra blanca. La protección del artefacto se extendió por los alrededores, una simple precaución para evitar mas catástrofes como la que ella había ocasionado. Esperaba que Apolo no se equivocara en esta ocasión, sinceramente comenzaba a dudar de los planes de mi padre.
Permanecí algún tiempo observando el único recuerdo que quedaba de Meredith. No había sido su culpa. Tan solo la suerte decidió no estar de su parte. La hallamos en su hogar sustituto, descubrí que era muy tarde. Se consumía a ella misma. Encontrar una forma de sanarla en tan poco tiempo resultaba imposible. Reyna y Nico parecían no cansarse de repetirlo. Sin embargo era incapaz de olvidarlo. Llegue a obsesionarme, abandonar todo lo que tenía.

Around us: Sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora