Me tomó del cuello y la rodee por la cintura, moviendo sus caderas al ritmo sensual de la música, en mis manos sentía el calor de su piel. La alejé, la tomé de las manos y le di media vuelta. Instantáneamente se puso de espaldas a mí y frotándome descendió unos centímetros. La puse nuevamente de frente, nos tomamos de una mano y la otra la puse casi sobre uno de sus glúteos, mientras ella se aferraba a mi espalda. Con una sapiencia de noches de baile, se montó sobre mi pierna y comenzamos a rotar en círculos. Ella debe haber sentido como me iba encendiendo bajo el pantalón, ya que presionó más aun nuestro fogoso baile.