Comencé a manejar hacia mi casa pensando en que una vez más me iba a quedar al rojo vivo, como el sábado. Hice un recuento de esas amigas con las que uno cuenta cuando está al palo y al instante se me vino a la cabeza Marina o Celina, sin dudas por la tarde noche las iba a tener que ver. ¿Qué podía hacer con una nena de 17 o a lo sumo 18 años? ¡Si hasta me podían meter preso! Pensaba en el perno que me iba comer por no haberle preguntado la edad. Ni en pedo le dirijo la palabra a una pendeja... ¡pero estaba tan buena!
- Sol... ¿cuántos años tenes? - le pregunté rogando que por lo menos fuese a quinto año.
- Cumplí 18 hace dos semanas, ya soy mayor de edad jaja - dijo hermosa.
Un suspiro dejo en evidencia mi tranquilidad, la frase que ella había dicho en chiste me dejaba dentro de la legalidad.