CAPITULO 1

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Despierto. Me siento sola, desolada, el frío me hiela las venas del todo el cuerpo. No sé dónde estoy, alrededor mío escucho voces, multitud de voces, hombre, mujeres, niños, gritan, parecen desesperados, esos gritos tan lamentables, ellos sufren. Me levanto del suelo, no sentía nada, ningún tipo de dolor, ningún tipo de cansancio, mi cuerpo solamente obedecía lo que mi cerebro le ordenaba, empecé a caminar sin rumbo, ese lugar era tan... terrible, inhóspito, lamentable, las palabras no alcanza para poder describir esa sensación de tristeza inconsolable que producía ese lugar en mí. Mientras caminaba, vi un cuerpo tirado en el frio pavimento, fui a verlo, estaba tan herido, su rostro, totalmente desfigurado, parecía una mujer, muerta, me acerque, se levantó sin previo aviso, ella gritaba, me asuste como jamás me había asustado en la vida, le pregunte que paso, ella no me miraba solamente gritaba, de pronto dejo de gritar y me miro, su mirada estaba totalmente perdida en mí

-          Corre

-          ¿Qué?

Escuche que algo se acercaba al lugar donde yo estaba, me di la vuelta, una gran manada de rinocerontes, muy amenazante, corrían en dirección hacia mí, me di la vuelta para ver a la mujer, ella ya no estaba, corrí, sin rumbo, solamente corría para que no me alcancen, pude ver una pequeña cabaña, a lo lejos, dentro de unos segundos puede llegar a esta, intente abrirla, no se pudo abrir, ellos, se acercaban a mí, yo solamente gritaba con temor,  cuando estaban a tan solo unos cuantos pasos, la puerta se abrió, caí al suelo de la cabaña, demasiado fuerte, antes de que los rinocerontes lleguen la puerta se cerró, respire aliviada y muy cansada, me pare para ver a mi salvador, era una mujer anciana

-          Gracias, señora, sin usted hubiese muerto

-          Tienes que escapar de aquí, no lo encuentres, no confíes en nadie de este lugar, puede ser una trampa,  él no tiene que encontrarte, si lo hace, entonces ya no hay más escapatoria, no camines más del sexto circulo, él pude estar ahí,  no confíes en las palabras de una mujer, ni mucho menos un niño, ellos son sus ojos, sus brazos, sus piernas, procura que nadie te siga, camina en línea recta, no te desvíes del camino, que la lastima de los otros no te compadezca, escúchame, el té está esperando, él te observa, confúndelo, él es sabio, pero tú, tu eres más sabia que él, por eso te escogió a ti, si sabes utilizar toda la inteligencia, lo vencerás, sino él te vencerá a ti, cuídate, cuídate, cuídate, no escuches las palabras de un extraño del camino, puedes encontrar una salida y huir, no es el fin si tú haces todo correctamente, cuídate...

La señora lentamente se desvanecía, cayó al suelo, me agache para ayudarla

-          ¡Señora, responda de que me está hablando, quien me persigue, de quien me tengo que cuidar, donde estoy, por favor, no muera, necesito saber de qué me está hablando, a quien se refiere...

-          De él...

-          ¿! De quien, de quién ¡?

-          Luz... Luzbel

Ella murió en mis brazos, y me dedico su última palabra, me quede atónita, de pronto llegaron las ideas a mi cabeza, tan fuerte como un tornado, que arrasaba con todo, con toda mi esperanza, con toda mi alegría, mi cabeza me daba vueltas, me dolía como nunca, de pronto desvanecí.

El AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora