CAPITULO 9

59 6 0
                                    

Había múltiples personas, haciéndose mutuamente daño; era un escenario espantoso, unos sacan piel, carne, orejas, ojos, hasta extremidades a otros y luego los cocían a su piel, con una piedra, que servía como aguja y una raíz de los árboles que servían como hilo, los otros no podían hacer nada más que defenderse para que ya no les hagan daño, vi como torturaban a uno en particular, como unos cuatro de estos hombres, le arrebatan solamente los cabellos que tenía y vellos del cuerpo, y luego se los cocían a su cuero cabelludo, tanto del mísero, como de sus martirizadores, salía abundante sangre, comenzaron a arrebatarle los ojos de sus cuencas y colocarlos en sus orejas simulando zarcillos, este se movía frenéticamente, paso un largo rato de lo que había sucedido, y el individuo se calló, totalmente desangrado, y herido, se quedó inmóvil en el suave suelo, me quede viendo esa espantosa escena, me di la vuelta y me escondi detrás de una piedra, y escuche que esos individuos que mataron al desafortunado, estaban acercándose al lugar donde me encontraba, parece que no se dieron cuenta de que yo estaba ahí, pasan justo al lado mío, y ni se percatan, entonces me pongo de cuclillas para levantarme me caigo por la densidad del suelo, apoyándome en mi pierna lastimada, soltando un terrible grito de dolor, todos, absolutamente todos en ese lugar se dan la vuelta a verme, y se quedan en esa posición, unos cociéndose la piel de los otros, algunos impidiendo que les arrancasen más piel, no se movían, uno de ellos se paró, para luego irse, nadie decía absolutamente palabra alguna, los demás empezaron a seguir al primero, pararon de hacerse daño, solamente seguían a ese hombre, dándome la espalda, no mostraban ni una muestra de compasión, nada, por lo cual me digne a hablar:

- No sé por qué en cada circulo que voy me reciben de una forma similar, nadie quiere decirme la salida, todos me quieren atacar, o algunos me ignoran, yo no soy mala, ni pretendo hacerles daño, solo quiero irme de este lugar, por favor alguien ayúdeme.

Salió una gota de lágrima por mis ojos, y comencé a llorar, se dieron la vuelta para verme, para después hacerse la burla de mí, uno de ellos, se agacho y me dijo:

- ¿Crees que con llorar, te tendremos compasión? Si tu no tuviste compasión por nadie de todo el averno entero, desde que naciste tu suerte estaba dada, todo tu destino y tu futuro estaba previsto para que sea así, la maldad de tu alma no se compara con nada, hiciste sufrir a tantas personas, a tantas familias por llevarte a sus seres queridos, ahora todos y cada uno de ellos están cobrando su venganza contra ti, honestamente, si, es un milagro verte llorar por todo lo que te está pasando, pero hay algo que a todos nos da intriga y es ¿alguna vez lloraste por la pena ajena? No, solamente lloraste por ti misma y por nadie más, vete de aquí maldita, solo de ver tu rostro estamos cumpliendo otro castigo peor que este, espero que alguna vez llegues a perdonarte, porque nosotros nunca llegaremos a hacerlo.

- ¿Por qué me dices eso? ¡yo que les hice! Ni se lo que en vida he hecho como para estar aquí, ¡NADIE QUIERE EXPLICARME¡

- De nada te servirá gritar...

- Solo necesito tu bondad...

- Precisamente eso es lo que no tendrás

Se acercó y con toda su furia piso mi pierna lastimada causando en mí un gran grito de dolor, comenzaron a reír por el dolor que su compañero me había causado, con todas mis fuerzas me pare como pude, y le rasguñe la cara con las debilitadas uñas que tenía, parando así la gran burla que les causaba, este se quedó callado por un momento, para después comenzar a gritar y tirarse al suelo retorciéndose de dolor, los demás miraban impactados por la escena que acabo de generar; su piel empezó a caerse, junto con sus músculos, y huesos, dentro de unos pocos minutos el hombre había desaparecido completamente, solo queda un poco de polvo, de lo que antes llego a ser un hombre, todos exclamaron asombrados por semejante escena:

- REALMENTE ES ELLA, ÈL NO SE CONFUNDIO, ES ELLA, MALDITA, MALDITA

Trate de acercarme a ellos pero todos se escaparon detrás de las estalagmitas, dejándome sola e indefensa, sacaron las estalagmitas del suelo para lanzármelas, una gran lluvia de estalagmitas volaban en dirección hacia mí, trate de correr lo más rápido que pude para que no me llegasen, pero fue demasiado tarde, de un segundo a otro tenia encima a más de cincuenta estalagmitas clavadas por todo mi cuerpo, no pude soportar tanto dolor así que me quede desmayada.

yc0


El AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora