CAPITULO 6

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Se acercaron a mí de una manera sumamente amenazante, me golpearon en la cabeza y caí al suelo, me amarraron mis manos y pies, para luego amarrar las cuerdas en ese palo, tal cual amarran los salvajes a la presa que cazaron, de cabeza. Me desperté y estaba boca arriba, esos hombres estaban llevándome a un lugar, empecé a gritar, insultarlos para que me suelten pero fue un intento inútil, ellos seguían avanzando, y parecía que mis insultos no les causaba nada de ofensa, grite para que alguien me ayudara, entre las piedras vi a unos humanos muy extraños, les pedí ayuda, les suplicaba porque me bajaran y dejaran libre, ellos caminaban junto con los hombres viendo todo mi sufrimiento, de no saber qué hacer para que me suelten soborné a uno de esos humanos, diciéndole que si hace que me liberen le daré toda la riqueza que él quisiera, y podríamos salir juntos del averno, me miro y me tiro un escupitajo en plena cara, para luego empezar a reírse me dijo:

- Ni por más de que me des todo el oro del mundo, te acompañaría por esta tu trayectoria, el averno es terrible, pero estoy totalmente seguro que ayudarte es mil veces peor, ¿no ves que todos te aborrecemos por hacernos tanto daño?

Se quedó ahí mismo con los demás, lanzándome insultos demasiado ofensivos, salió una pequeña lagrima de las cosas que había escuchado, en un momento los hombres paran en un gran lago de arena movediza, y me arrojan a este, gritaba socorro pero nadie me ayudo, me iba hundiendo de poco en poco, llego el mismo que estaba lanzando insultos contra mí, con unas grandes piedras, él y unos amigos suyos, estaban arrojando las piedras para que me hundiera y que me ahogue, una de las piedras llego a mi estómago, produciendo que me hundiera, aún seguía con las cuerdas y el palo encima de mí. Ya no podía respirar, estaba quedándome inconsciente, de pronto esas arenas movedizas me escupen muy fuerte y caigo al suelo, me lastime bastante por la caída, hasta sentí que mi brazo se había dislocado, en este lugar ya podía sentir más dolor de lo que había sentido en el tercer circulo, cada circulo que paso me vuelvo más humana de lo que era en el anterior. Este lugar estaba lleno de astillas muy menudas, que estaban tanto en mis brazos como piernas y cara, escuche unas voces, pero multitud de voces, algunas se reían, otras eran voces de queja, fui a ver lo que sucedía, y era realmente espantoso.

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