CAPÍTULO 27

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Había empezado a laborar en mi carrera como publicista, se me estaba haciendo difícil adaptarme, había dejado atrás amigos y seres queridos que dé alguna forma habían tenido mucha influencia en mi vida, me preocupaba por mi pequeño santi que a duras pena y empezaba a tomar conciencia de las decisiones que había tomado junto a Allen por suerte estaban los dos, yo solía ir a verles en vacaciones pero le extrañaba es que esa parejita de ternuritas si que daban un coma diabéticos.

Trabajaba casi todo el tiempo pero no olvidaba mi promesa de enviarles una postal todos los días, sabía que algo iba mal, cuando viajaba a verles Allen siempre me recalcaba que yo sabía que le sucedía Santi porque yo soy su mejor amiga, y si, yo lo soy pero no podía, no tenía como llenar su vida de felicidad en los momentos aún más difícil, todo era un caos y esas chica gótica que nunca me gustó para el no tenía compasión de nadie, ni siquiera por el hecho de saber que si en algún momento llegaste a querer a alguien tratas de hacer lo mejor que puedes para que al final la amistad entre esa persona y tu no se pierda, lastimosamente hay muchas personas que también tienen esa mentalidad pero yo la respeto;es decir ¿a que persona le gustaría tener una amistad con alguien por el cual las cosas no terminaron bien?, pero de ahí a poner personas en su contra a tal punto de golpearlo eso una muestra de que tal cariño o aprecio nunca existió, la distancia no me permitía hacer nada pero ese día llego una conversación decisiva, estaba intentando usar las palabras adecuadas, quería despertar por la mañana y saber que el estaba bien, así su mensaje llegará dos días o una semana después pero no era así, tal mensaje nunca llego y la angustia se apoderó de mi, tomé el primer vuelo y encontré una escena devastadora, la depresión que sentía era porque no había podido hacer nada, los siguientes días sólo podía llorar ante el recuerdo, "es tu culpa" eso retumbaba en mi cabeza pero no tanto eso mas bien era el hecho de saber que había perdido al hermosos chico que me hacia sacar carcajadas durante horas y horas a tal punto de darme cuenta de que me dolían las mejillas y de que ya no podía reír mas, debía seguir mi vida pero ¿como?, creo que para ninguno de nosotros sería fácil porque siempre al recordar ese momento lágrimas era lo que salían de mis ojos y de todos aquellos que sentimos aprecio pero esa persona ahora se encuentra en el cielo haciendo reír a Dios.

*Nota de autora*
Este fue un capítulo muy emotivo, quise hacerlo porque en ninguna capítulo se reflejaba su tristeza o angustia, todos era retrasos del dolor que sentía Camila en su alma, una vez más lo siento por la tardanza y mil gracias por seguir mi novela espero que a todos los chicos que leen mi novela con este capítulo se den cuenta de que al partir alguien siempre se lleva una parte de nosotros y que aunque la vida te haga polvo debes fuerte por aquellos que de verdad te aman.

Mi perfecto idiota y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora