Capítulo 4

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—No saben con quién se metieron. Les vamos a dar su merecido a esas zorras que se creen las reinas y hay que vengarnos ¿Que acaso no ven que sigo roja y Dove celeste? Esto no puede seguir así pero hay que cuidarnos y cuidar nuestras cosas, nuestras mascotas, las pelucas porque viene Isabella y nos lo arruina todo pero hay que pintarla a ella de color fosforescente y... me va a dar un ataque cardíaco.—dijo Leah apresuradamente, sin hacer pausa alguna y al borde de un ataque al corazón.

—Leah, cálmate que no queremos que te mueras.— la calmó Flora.—Además es muy difícil tratar de por lo menos vengarnos, tienen a las gemelas Pierce que saben todos nuestros trucos y de paso, tienen a Walter. —añadió intentando que Leah entre en razón

—No importa, nosotros podemos buscar más gente del condominio o de afuera pero no voy a volver al Club House. Que horrible dénme algo que me atraganto.—respondió ella sacando una bolsa y empezando a soplar en ella de tan nerviosa que estaba.

—Necesitamos más chicos, Eric siempre estuvo solo en La Patata Kriptoniana. —mencionó Dove, dejando de lado el ataque de nervios que Leah estaba teniendo.

—Yo se exactamente a quién acudir. —dijo Eric, igual dejando de lado a la muy nerviosa Leah, aunque mirando hacia ella de vez en cuando para asegurarse de que no esté convulsionando.

—¿A quién? —preguntaron Cindy y Flora al mismo tiempo.

Dove enseguida se dio cuenta de quien hablaba Eric y por poco se pone como Leah.

—Oh no. Eric Ohreo, que ni se te ocurra. No eres capaz de hacerlo... —dijo ella algo asustada.

—Vamos a buscarlo, pero para eso te necesitamos a ti Dove, necesitamos que le hables TU para que nos ayude. —prosiguió Eric.

—Ni loca voy a... Ni loca voy a hablarle a Ayden Rain. —dijo Dove, refiriéndose al chico que le gustaba. Ayden estaba en el equipo de hombres de su academia de fútbol, y claro, el era un experto en bromas también.

—Deberías ir a buscarlo ahora, ya que el pasa clases a esta hora. —mencionó Leah, sacando un cuaderno, ya más calmada pero con la bolsa a un lado por si se ponía nerviosa otra vez.

—Vamos a dibujar el condominio. Aquí esta la entrada, la portería, las casas grandes, la fuente, el parque, la plaza y el edificio. Necesitamos material, algo viscoso o sucio. Necesitamos ideas, por eso necesitamos a Ayden para que nos dé consejos. —razonó Leah, que al pensar en como se vengaría Isabella después de todo eso, otra vez empezó a soplar en la bolsa.

—Leah, cálmate, llevas en esto de las venganzas y las bromas mucho tiempo, ha habido cosas peores, ¡calma amiga! — la calmó Cindy.

—¿De veras tengo que ir a buscarlo?— preguntó Dove, dejando de lado otra vez los ataques de Leah.

—Dove, nosotros te esperamos en mi habitación, ve, corre. —Dove salió de la habitación y se subió a su bicicleta. Manejó hasta salir de Albert's Palace y entró en la cancha de fútbol que estaba al lado del condominio. Un montón de chicos entrenaban, y Dove pudo distinguir a uno de los muchos que habían. Se bajó de la bicicleta y se acercó a las rejas de la cancha.

—¡AYDEN! —gritó Dove. No le prestó atención. Solo algunos chicos la miraron como si estuviera loca.

—¡AYDEN RAIN! —siguió gritando Dove. Esta vez, Ayden se dio la vuelta y se acercó a Dove. Estaba sudando.

—Hola Dove. ¿Qué pasa? —preguntó el chico de tez oscura.

—Nada importante... Bueno... Si es importante.... Eric Ohreo necesita hablar contigo.

—Ok. Cuando acabe de entrenar voy a tu condominio. ¿Dove por qué estás celeste?

—Por... Porque... Porque me disfracé de Pitufo. —Dove se subió a su bicicleta y dio una vuelta para entrar a Albert's Palace.

—¡Ayden tiene novia! —gritaron sus amigos. Dove se sonrojó y lo único que hizo fue pensar "Voy a matarte Ohreo."

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—Eric, ahí viene Dove. Y por la expresión que tiene en su cara, parece que no va a pasar mucho para que termines en el cementerio.—dijo Flora mientras veía por la ventana. Eric se levantaba del lado de Leah y Cindy se retorcía de la risa en el escritorio.

Se oyó un portazo y unos pasos apresurados, seguidos de tal grito de Dove, que Morley (que se hallaba junto a Leah) se ocultó bajo la cama.
—¡¡¡ERIC OHREO TIENES HASTA QUE LLEGUE AL CUARTO DE LEAH PARA CORRER O ESCONDERTE!!!

Eric trató de meterse bajo la cama, pero como era muy grande para caber ahí (y además Morley también estaba bajo la cama) trató de ocultarse tras el escritorio de Leah.
Como tampoco cabía ahí, y Dove ya estaba por abrir la puerta, saltó por la ventana.

Se escuchó el golpe, y Leah, que seguía con su ataque nervioso, fue a ver de la ventana como se encontraba Eric, pero entre soplido y risa, perdió el equilibrio y cayó por la ventana, y aterrizó justo encima de Eric. Morley que seguiría a su dueña hasta el espacio mismo, saltó también de la ventana, y aterrizó justo en la cara de Eric.
Desde el piso de arriba, Dove sacó su cabeza, dándose cuenta que Eric estaba ahí, recogió un balde de agua, y después lo lanzó desde arriba, cayendo sobre Eric, Leah y Morley.

—¡AYDEN CREE QUE SOY UN PITUFO POR TU CULPA! —gritó Dove mientras Eric no sabía si reír, llorar o correr.

—Lo siento...

—¡No te salvaste, Ohreo! —dijo Dove.

—Mira el lado bueno, tu novio ahora va a ser parte de nuestra guerra de bromas.

—¡No es mi novio!

—Ya quisieras, Pitufina. —respondió Eric, y, al oír eso, Dove tardó unos segundos, y cuando volvió a mirar por la ventana, lanzó un vaso de leche a la cabeza de Eric y le lanzó catorce galletas Oreo como piedras.

—Fue un gusto lidiar contigo, Ohreo.

Problemas con Color©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora