Capítulo 7

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—Así que, Leah, según este test que encontré en una página de internet, morirás torturada por la mafia china. —dijo Eric, mirando la pantalla del celular de Leah.

—Dios. Creo que me dio miedo. Y hambre al mismo tiempo. Pidamos comida china. —dijo Leah.

—Podrían dejar de ver los celulares por el amor de Dios, y buscar la cámara para que el momento quede para la posteridad.—los regañó Flora.

—Chist, cállate. De seguro Dove convulsionó y Ayden la tuvo que cargar hasta el hospital. Nada grave. Ahora, déjame pensar como diablos puedo terminar en manos de la mafia china.—la calló Leah.

—En el restaurante de comida China, Leah. Obviamente. —sugirió Eric.

La cuestión era que mandaron (a propósito, obviamente) a Dove y Ayden a comprar los materiales para la broma, y pues Cindy y Flora querían captar la cara de Dove cuando volvieran, pero a Leah le valía un pepino si su mejor amiga la estaría pasando bien con Ayden o si estaría muerta de vergüenza deseando estar pintada de pitufo otra vez. Por otra parte, la venganza de Eric hacia Leah, fue basícamente un "Ice Bucket Challenge Sopresa". Y solo la Patata Kriptoniana  sabe como pasaron de Leah queriendo estrangular a Eric a hacer estúpidos tests en internet.

—¿Lo ves? ¡Todo tiene mucho sentido! Si ya no voy al supermercado, ya no podré ser rastreada por la mafia desde la lata de frijoles, y así no me podran secuestrar y torturar. ¡Ahora todo tiene sentido! — exclamó Leah, después de mucho pensar en como evitar a la mafia china.

—Leah, sabes que te están mientiendo. No morirás torturada por la mafia china.—le dijo Cindy.

—Igual, mejor prevenir que lamentar.—le contestó.

Eric no prestaba atención a lo que hablaban las chicas, ya que estaba concentrado en los ojos de Leah. Igual que los suyos, los de Leah pasaban de ser café miel a ser verdes, depende de lo que estaba usando. Y en ese momento, con esa camiseta rosada, sus ojos estaban en una tonalidad media.

—Hey, despierta. Acá dice que morirás ahogado en el plato de agua de tu perro. Eso es mas ridículo que lo de la mafia china. Pareces retrasado mental. —Leah aplaudió en frente de Eric muchas veces, hasta que él quitó la mirada de sus ojos.

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—¿Ya lo tienes? —preguntó Dove, mientras que Ayden sacaba un frasco de pegamento de la sección de materiales en el supermercado.

—Si, eso es todo, tenemos el graffitti naranja fosforescente, el graffitti rosa fosforescente también y el pegamento. ¿Ahora que hacemos? —consultó Ayden.

—Vamos a pagar con el dinero que ganó Eric con los helados. ¿Compramos algo de comer?

—Una lata de budín. —dijo Ayden, y Dove se acercó a la sección de latas, y se agachó para recoger una de budín, y cuando lo hizo, sintió una voz conocida, bastante conocida. Miró entre los estantes del supermercado y vio que dos Barbies discutían sobre quien iba a llevar la bolsa de leche condensada: Isabella y Olivia.
A Dove le vinieron unas rabias fuertes de hacerles algo, y claro, lo hizo. Se acercó detrás de las dos divas, y le amarró el vestido rosa que llevaba Isabella a uno de los estantes de jugos en caja, y cuando Olivia y su jefa decidieron ir a pagar por la leche condensada dietética 100% fuera de glúten con 0% de posibilidades de engordar, Isabella jaló todo el estante con su vestido amarrado, y todas las marcas de jugo de naranja, manzana y durazno que venían en cajas, botellas y hasta botellones, cayeron reventando y su líquido salió explotando, llenando el suelo del supermercado como un río de jugo.
Y con los altos tacos Gucci que llevaban, las dos amigas resbalaron y cayeron al río, ensuciando toda su ropa y pelo.
Dove no aguantó la risa y empezó a lanzar carcajadas mientras que todos la miraban mal, y ahí fue cuando Isabella y Olivia se dieron cuenta que había sido ella.
Isabella se levantó, y recogió su bolsa de leche condensada y se la lanzó a Dove, haciendo que se llene de dulce viscoso blanco.
Ayden se acercó asustado, mientras que intentaba separarlas antes de que se maten.

—¡Ustedes! ¡No saben con quien se están metiendo! —gritó Dove mientras que los clientes llamaban espantados a la policía.

—Tu no sabes con quién te estás metiendo.

Ayden jaló de la mano a Dove, pero cuando lo hizo, Isabella lanzó una lata de frijoles directo a la cara de Dove, haciendo que termine con un ojo completamente morado e hinchado.

—¡Oh! ¡Tu ojo está morado! ¿Sigues teniendo Problemas con Color? —preguntó Isabella.

—Creo que te quedaría mejor el rosa con sombreado azul, pero el morado está bien. —recomendó Olivia.

—Oh, cállate.

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Ya habían pasado más de dos horas desde que Ayden y Dove habían ido a comprar los materiales. Leah, por su parte, insistía en ir al hospital a ver si estaba por ahí (ella juraba que tendrían que estar ahí por el conocimiento que tenía de Dove) y, como a nadie se le ocurría nada mejor, decidieron ir al hospital.

Con Eric al volante del auto de Leah, los cuatro casi se matan. No es que Eric manejara mal, pero con Leah histérica gritándole a Eric a cada rato que ni se le ocurra hacerle algo a su preciado Jeep Wrangler rojo, Eric casi se choca con una anciana que iba a un kilómetro por año.

Y así, después de media hora de casi perder la vida, fue como Eric, Leah, Flora y Cindy llegaron al hospital.

Entraron y Eric se formó en la fila de la recepción junto a Leah, que andaba distraída, ya que había localizado a una persona en especial con la cual no deseaba cruzarse: Su único ex, Joseph Worrington. Si mal no se equivocaba, sabía que Joseph iba al hospital a comprar su shampoo especial para cabello raro como el de él, ya que en ningún otro lado vendían ese shampoo. Leah revisó en sus bolsillos, en busca de el tinte rosa. Se lo dió a Cindy, que era como Kitty Patitas Suaves del Gato Con Botas, y le quitó los shampoos a Joseph sin que este si quiera se diera cuenta, para luego echarles el tinte y volverlos a poner en la bolsa. En parte porque Joseph estaba mirando fijamente a Leah, era porque no se daba cuenta. Aunque claro, Leah lo miraba como se mira a un pedazo de basura.

Eric no tardó en darse cuenta que Leah cruzaba la mirada con Joseph, y sin ninguna razón aparente, empezó a ponerse rojo de furia. Pero esa sensación no duró mucho, ya que Joseph abandonó la sala del hospital en la que estaban y Leah le mostró el frasquito de tinte vacío mientras lo señalaba.

Olvidando el tema del tinte y el ex de Leah, la enfermera le dijo a Eric que Dove si estaba en la clínica, pero que estaba detenida.

—¿Como que detenida? —preguntó Leah.

—No lo sé. Vamos a su habitación. —mencionó Eric, haciendo que todos lo siguieran hasta una habitación. Abrieron la puerta, y tres policías hablaban con Dove, que tenía un parche en el ojo. Ayden estaba sentado en el sofá de visitas de la habitación haciendo señas para que no abran la boca.

—Que onda polis. ¿Que pasó con Dove Miller? —preguntó Eric.

—Causo daños en el supermercado. Esta detenida por unas horas.

—¿Qué? ¿Tu te crees el guasón o que cosa? Tu no te vas a Arkham o a Azkaban sin mi. —le dijo Leah a Dove.

—Oh... Ya callate. —le contestó Dove.

—Algo me dice que Eric va a tener que ganar más dinero si queremos salir de aquí.

Todos giraron a ver a Eric, quien estaba por salir corriendo, pero Flora y Cindy cerraron la puerta si quiera antes que Eric tuviera tiempo para retirar su mano, haciendo que se lastime un dedo.

—Y también vamos a necesitar dinero para pagar eso.—agregó Leah.

Problemas con Color©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora