Capítulo 4

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N/A: Hola !! Bueno, menos mal que hoy hoy he acabado con los exámenes de conservatorio, pero mañana tengo audición y estoy muy nerviosa !!
Venga, aquí os dejo el capítulo cuatro para que lo disfrutéis.
Recuerdo que podéis comentar para yo saber qué os está pareciendo y, alguna crítica constructiva nunca viene mal.

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Hasta ese momento no había escuchado nada de la conversación que tenían ellos dos, pero al escuchar a Dylan mi cara cambió completamente. ¡¿Qué?! ¿Salir con él? ¿Desde cuándo se suponía que estábamos saliendo?
¡Lo había conocido el día anterior, y encima le había pegado!
¿Por qué tenían que pasarme estas cosas a mí?

Intenté hablar, pero las palabras se me quedaron atascadas en la garganta. Estaba muy confundida.Mi hermano estaba flipando, al igual que yo. Creo que cuando Dylan dijo que estabamos saliendo se le desencajó la mandíbula, porque tenía la boca abierta y los ojos como platos.
Dylan estaba muy cerca de mí, y yo estaba empezando a ponerme  muy nerviosa, incluso empecé a oler su colonia. Definitivamente estaba molestamente cerca

Entre una cosa y la otra me acordé que tenía que avisar a Gabriel de que mi hermano estaba aquí. Me aparté  rápidamente de ellos, y especialmente de Dylan, y cogí mi teléfono.

- Gab- dije apenas descolgó.
- Anna ahora no puedo hablar. Te llamo cuando pueda.- respondió en un susurro.
- ¡No! Es urgente.
- Treinta segundos. Corre.
- Mi hermano está aquí y va a quedarse en casa por unos días.
- ¿Cómo?
- Lo siento, no lo sabía. Me ha llamado hace una hora para que lo viniese a buscar al aeropuerto. Ahora nos iremos los tres a casa.
- Espera, espera, ¿los tres?
- Eh, sí, los tres.- mierda, había dicho los tres.- Es una historia muy larga. Te veo en casa, adiós.

Guardé el teléfono, y cuando fuí a donde teóricamente estaban Manu y Dylan, había un cúmulo de gente. Me acerqué para ver qué pasaba. A medida que me iba acercando cada vez se escuchaban más gritos. Llamé a Manu, pero no me lo cogió. En ese instante, unos guardias de seguridad empezaron a dispersarnos y pude ver como tanto Dylan como Manu eran llevados a comisaría. Empecé a llamarlos, hasta que Dylan me vió y me hizo señales de que no me moviera del sitio. Al cabo de un rato, un guardia me llevó hasta donde estaban ellos.

La habitación era bastante pequeña, tenía una ventana justo al lado de la puerta y las persianas estaban cerradas. También había una mesa un tanto desordenada, donde podías ver papeles, bolígrafos, un bocadillo a medio comer y tres tazas de café humeante. Justo en frente mía estaba mi hermano y Dylan de espaldas hablando con uno de los policías. El policía que me acompañaba cerró la puerta e hizo sentarme justo al lado de mi hermano. Nos sirvieron café, y uno de los policías más jóvenes no paraba de mirar a Dylan "disimuladamente". Yo estaba muy nerviosa, y casi ni me enteré de la conversación, tampoco es que me interesase mucho.

Una vez que terminamos de charlar, el policía nos acompañó hasta la salida. Había un montón de gente con cámaras intentando acercarse a Dylan, solo a Dylan. Por suerte ni se percataron que mi hermano y yo estábamos ahí. 
Lo que se tarda normalmente en salir a la calle para coger el coche eran unos seis o siete minutos como mucho, en esa ocasión tardamos veinte.

               *    *    *    *    *

- A ver si me he enterado- Dijo mi hermano desde la parte trasera del coche. - - Señaló a Dylan. - Le quitaste el libro a ella cuando estaba en el parque. Y tú- Esta vez señalándome a mí. - Le pegaste-.
- - Respondió Dylan mirándolo por el espejo retrovisor.
- ¡Qué listo que eres! -dije irónicamente. 

Le habíamos contado a Manu como nos conocimos y el por qué de estar en el coche de Dylan yendo hacia mi casa.

Cuando conseguimos aparcar eran casi las nueve de la noche. Manu se bajó del coche y Dylan y yo nos quedamos dentro. Mi hermano me había agotado, y por lo visto a Dylan también.

- Siento lo del aeropuerto.- Dijo Dylan mirándome.
- Ha sido bastante extraño, pero bueno.- Realmente no sabía qué decirle, había sido muy abrumador todo.- ¿Vienes a cenar? Déjame recompensarte por aguantar a mi hermano.- dije con una sonrisa.
- Eh... Sí.

Bajamos los dos del coche y fuimos hasta el portal, donde Manu nos estaba esperando.

Al llegar a casa, Gabriel había hecho la cena. Tranquilamente pusimos la mesa. Intenté que todo fuese lo más normal posible, pero Manu no lo permitió. No paraba de recriminarme el hecho de no haber reconocido al Gran Dylan Andrews y no paraba de contar una y otra vez lo del aeropuerto.

Una vez que terminamos de cenar, recogimos la mesa y Manu fue a dejar sus cosas a mi cuarto.

- Será mejor que me vaya yendo. Me esperan.- dijo Dylan mientras miraba el reloj de la cocina.
- Vale, te acompaño a la puerta.- dije mientras me secaba las manos con el paño de cocina.
Salimos de la cocina y lo acompañé hasta la puerta, donde nos despedimos.

- Gracias por la cena. 
- Gracias a ti por lo de mi hermano.
- No ha sido nada, de verdad. Bueno, hasta otra.- dijo antes de bajar las escaleras.
- Adiós.- dije cerrando la puerta.

- ¿ Ya te has despedido de tu novio?- preguntó mi hermano mientras salía de mi habitación y se sentaba en el sofá junto a Gabriel
- No es mi novio.-
- ¿Entonces por qué dice él que sí ?
- Pues porque es imbécil.
- ¡ Venga ya ! A ti te gusta.
- Obviamente. Claro que sí. Por eso ayer le pegué. Es un signo claro de que te gusta una persona.-
dije irónicamente.
- Es que tu eres muy bruta.
- Y tú eres imbécil. ¡Mira!, Como Dylan. Teneis mucho en común.

Me fui a mi cuarto y me tumbé en la cama. Tenía que cambiar las sábanas y todo el rollo, pero lo haría más tarde. Mi día había sido muy largo, y necesitaba un poco de descanso.
Mientras miraba el techo pensé en Dylan. Era raro. El día anterior me había quitado el libro y me había besado.
Supongo que lo del libro era más secundario. Me molestaban las dos cosas, pero creo que la que más me molestó fue el beso. Me molestó que entrara en mi "burbuja", en mi maldito espacio vital. No tenía ningún derecho a hacerlo. Tampoco tenía porqué seguirme por toda Madrid, ni entrar a mi clase, ni tan siquiera haberme ayudado con lo de Manu. Había cosas que me molestaban, pero por una parte, y esa era la que no admitiría en público jamás, me gustó que me besara. Me gustó que me siguiera, y me gustó que entrara a mi clase de canto.
Al menos no volvería a verlo, con un poco de suerte, nunca.

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¿Qué os ha parecido esta parte? 

Okay, sí, es corto, y lo siento, pero en algunas ocasiones no sé cómo hacer que la historia no sea aburrida y alargarla a la vez. En los próximos capítulos intentaré explayarme un poco más.

¿A Anna le gusta Dylan y resulatará que Manu tiene razón, o simplemente es que ella se está comportando de una manera cordial? 

¡Hasta el próximo capítulo! 


Cami.


Cuentos de sinfonía (CDS 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora