Capítulo 15

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POV Dylan 


Febrero.

Me levanté de la cama para apagar el estúpido móvil que sonaba desde hacía tiempo. No tenía ganas de hablar con nadie. Estaba cansado de todo y solo quería dormir. La noche anterior había tenido un concierto y estaba reventado. No quería saber nada de la vida en ese instante.

Mmm...- gruñí en forma de saludo una vez descolgué

Buenos días-. dijo Mike desde la otra línea.

¿Qué quieres?

Joder, qué humor ya de buena mañana.- se quejó

¿Qué hora es?- pregunté más para mí mismo que para Mike

Son las once y media-. me respondió

¿Y qué coño haces llamándome a esta hora?

Has quedado con tu hermano esta tarde, así que levanta tu culo y empieza a hacer cosas.

Que te den.- dijo y enseguida colgué el teléfono


Me dirigí otra vez a mi cama y me tumbé mientras pensaba por qué había quedado yo con mi hermano. Después de varias vueltas en la cama decidí que yo ya no podía volver a dormirme, y eso me molestaba mucho porque estaba destrozadísimo del concierto de la noche anterior y solo quería descansar. Me metía a la ducha y puse el agua fría para ver si me despertaba un poco y realmente lo consiguió. Me puse una toalla en la cintura y me fui a vestir. Bajé las escaleras para ir a la cocina y desayunar algo porque me estaba muriendo de hambre. Siempre me pasaba eso después de un concierto, a la mañana siguiente me moría de hambre .

Mientras se iba calentando el agua para la cafetera cogí mi portátil y me metí a YouTube para escuchar algo de música. En ese momento en vídeos recomendados me salió un vídeo de una chica de unos veinte, veintidós años que salía tocando una guitarra en lo que parecía su habitación. Me llamó la atención la miniatura del vídeo porque a ella no se le veía la cara, solo se veía cómo su pelo liso caía y tapaba más de la mitad de la cara. Miré el título de vídeo y era una cover de Hey There's Delilah. Pinché para reproducir el vídeo y mientras se cargaba iba preparando el café. Mientras buscaba el azúcar los acordes de la canción empezaron a sonar y enseguida la voz de aquella chica. Paré de buscar el azúcar y me volví para verla. Tenía una voz preciosa, era muy delicada y te cautivaba en cuanto la escuchabas. Me la quedé mirando mientras cantaba y tocaba. El vídeo estaba bastante bien grabado y se notaba que era en directo, cosa que me encantaba. en un momento de la canción ella levantó la mirada de la guitarra y miró directamente a la cámara, tenía unos ojos color miel que te hipnotizaban. El sol justo le daba en la cara y hacía que aquellos ojos resaltasen aún más. Era una chica preciosa, todo en ella era bonito. En ese momento Hey There's Delilah era mi canción favorita.

Acabé de ver el vídeo y entré en su página para mirar más videos y empecé a poner uno detrás del otro mientras iba haciendo mis cosas, definitivamente me había enamorado de aquella voz.

Eran las tres de la tarde y mi hermano apareció en mi casa. Hacía tiempo que no nos veíamos y tenía ganas de verlo, pero si hubiese sido otro día no me habría importado.

Estuvimos hablando durante mucho tiempo y luego nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad.

Ese día en Los Ángeles hacía una calor impresionante para res febrero, me estaba muriendo de calor.

Nos pasamos toda la tarde juntos. Siempre que estaba en la ciudad nos veíamos. Con mi trabajo no podía estar mucho tiempo ahí, y cuando estaba lo pasaba con mi familia y los amigos de toda la vida.

Cuando llegó la noche nos fuimos a cenar a casa de mis padres. A mi madre la quería con locura, era una mujer con una vitalidad impresionante, y había sido una madre estupenda. Era una mujer que siempre tenía una sonrisa en la cara, siempre te ayudaba y hacía que tu día siempre fuese bueno, y por eso mi padre se casó con ella. Yo también lo hubiese hecho si fuese él. En cambio mi padre era un hombre muy serio, casi nunca sonreía y si lo hacía era cuando estaba con mi madre. Aún siendo un hombre serio tenía una sentido del humor envidiable. Siempre te hacía reír.

Después de saludarlos y contarles cómo había ido el concierto de la noche anterior nos sentamos a cenar.

Siempre me gustaba ir a esa casa. Tenía tantos buenos recuerdos de cuando vivíamos los cuatro que me alegraba que mis padres no se hubiesen mudado de casa.

Era una casa de dos pisos y tres habitaciones, una para mi hermano, otra para mis padres y otra para mí. Las habitaciones de mi hermano y mía estaban exactamente igual que como las dejamos. Mis padres nunca quisieron tocar nada de ellas.

Cenamos tranquilamente mientras hablábamos de cómo me había ido la vida, y cómo había ido la suya. Siempre me lo pasaba genial con mi familia, y desde que me había hecho famoso y no podía pasar tiempo con ellos intentaba disfrutar al máximo el tiempo. Dentro de poco me tenía que ir a Madrid porque hacía una gira por Europa a finales de verano y tenía que preparar cosas y mirar los lugares y la organización.

Después de cenar estuvimos durante un rato más hablando hasta que decidí ir a mi casa. Estaba muerto de sueño y quería descansar. Me despedí de mis padres y de mi hermano y me fui a casa.

Una vez entré a mi casa me senté en el sofá con el portátil y me puse a mirar las redes sociales y estuve contestando a las preguntas que me hacían de un lado y de otro.

Vi como un montón de gente había subido fotos del concierto de la noche anterior y las estuve mirando un rato. Yo también tenía fotos de aquel concierto pero me gustaba ver las que otras personas habían hecho.

Volví a entrar a YouTube y estuve mirando diferentes videos de la chica que había visto esa mañana y me fijé en su nombre, Anna Díaz. 

Cuentos de sinfonía (CDS 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora