Capítulo 12.

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 Me desperté con los primeros rayos de sol al no acordarme de cerrar las cortinas la noche anterior y como no podía volver a quedarme dormida decidí bajar a la cocina para hacer del desayuno.

Mientras pasaba por la puerta del despacho de mi padre pensaba en las cartas que él había escrito para mis hermanos. Decidí cogerlas para luego dárselas, las guardé en mi bolso y bajé las escaleras.

Al mismo tiempo que miraba en la nevera a ver qué podía hacer para el desayuno, la puerta principal se abrió y vi como mi hermano entraba con una maleta y dejaba las llaves en el cuenco de la entrada, igual que cuando vivíamos aquí.

- ¡Manu!- dije al verle.

Me acerqué a él y le di un gran abrazo. Desde que se fue de Madrid que no nos habíamos visto y tampoco habíamos hablado mucho. Aun siendo un capullo era mi hermano, y lo quería con locura.

- ¿Qué tal estás? ¿Cómo ha ido el viaje?

- Todo bien. Me he quedado dormido en el avión y me duele el cuello pero por lo demás todo bien.

- Me alegro. ¿Quieres desayunar?- le pregunté.

- Eh... Sí, claro.

- Genial, ya sabes dónde está la cocina-

-Pero yo pensaba que... 

- Pero nada, si tienes hambre haz el desayuno, y ya que estás haz para Dylan y para mí. Ya te llevo yo la maleta al cuarto. - dije con una gran sonrisa mientras me llevaba la maleta y me alejaba del salón donde Manu se había quedado desconcertado.

Coloqué la maleta en la cama y fui a despertar a Dylan. No tenía ni la más mínima idea de qué hora era, pero según yo, ya era hora de levantarse.

- Buen día. -susurré. - Dylan, mi hermano acaba de llegar. Venga, levántate. - dije mientras me acostaba a su lado y le daba un pequeño beso en los labios.

- Así sí que da gusto levantarse. - dijo sonriendo. - Ahora me levanto.

- Vale, me voy a abajo con Manu. Te esperamos para desayunar.

Le di un beso y cogí mi teléfono.

Mientras Manu hacía el desayuno, yo me senté en una de las sillas que estaban en la cocina y de mientras lo veía trabajar. Tenía cara de cansado, y por un momento llegó a darme un poco de pena, pero enseguida se me pasó al recordar que era Manu,. Durante unos 10 minutos estuve hablando con él de la vida en general. Me contaba lo que había estado haciendo en Bilbao, y yo le estuve comentando todo lo que había hecho desde que se fue.

- ¿Sabes cuándo llegará Aarón?

- No tengo ni idea, ya sabes que no hablo con él.

En ese momento Dylan bajó las escaleras y saludo a mi hermano. Luego me dio un beso y se sentó al lado mío cogiendo mi mano. A todo esto Manu ya había hecho el desayuno y lo había servido, así que nos pusimos a desayunar tranquilamente. Un vez terminamos recogimos todo y Dylan se fue a la habitación a yo que sé que hacer.

- Tienes mala cara, Anna.- Comentó mi hermano mientras lavábamos los platos.

- No he dormido mucho. - dije restándole importancia. 

- Todos sabemos lo que habéis estado haciendo estos días solos, ¿eh, hermanita?

- ¿Por qué todos os metéis en mi vida sexual?

Subí las escaleras y entré en la habitación, donde vi que Dylan se estaba duchando.

Me cambié de ropa y preparé el bolso para salir. Hoy, por fin saldríamos de esa casa e iríamos a dar un paseo por la ciudad. Tenía ganas de salir de aquella casa. Me gustaba estar a solas con Dylan pero también necesitaba un poco de aire y qué mejor que ir a la ciudad con él.

Cuentos de sinfonía (CDS 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora