Me desperté con la alarma del teléfono que había puesto antes de quedarme dormida. Miré a mi alrededor en busca de Dylan, ya que nos habíamos quedado dormidos juntos, o al menos cuando yo me quedé dormida él estaba conmigo. Me puse algo de ropa y me levanté de la cama para buscar a Dylan. Teníamos que prepararnos para ir con mis amigos a la playa, en dos horas vendría Dina a buscarnos.
Bajé las escaleras y me lo encontré en la terraza mientras tocaba la guitarra, así que me lo quedé mirando un rato hasta que se dio cuenta que lo estaba observando. Dejó la guitarra apoyada en el sofá y se levantó para darme un beso. A veces era tan mono que hacía que me derritiera un poquito cada vez. A lo mejor podría parecer un tanto cursi o pastelosa, pero me daba igual. Estaba enamorada de él y no podía ocultarlo, y tampoco quería.
Eran las seis y media y de un momento a otro Dina vendría a buscarnos con Lucas, así que nos pusimos manos a la obra y preparamos una mochila con unas toallas. Íbamos a hacer una torrada y eso conllevaba mucha comida, sobretodo con mis amigos. Dina me había dicho que llevásemos para comer y bebidas, tanto alcohólicas como no alcohólicas, así que después de que le colgase el teléfono me fui al supermercado a comprar porque en casa no había nada.
Mientras terminaba de ponerme el bañador un claxon sonó desde la calle. Rápidamente supe que era Dina que ya había llegado y que nos estaba esperando. Cogímos todas nuestras cosas, las llaves, el móvil, la cartera, la guitarra, y salimos de la casa.
Nos subimos a la parte trasera del coche y Dina empezó a conducir hasta la playa donde habían quedado todos.
Me sentía extraña, pero a la vez tenía ganas de ver a todas aquellas personas que habían formado parte de mi vida. Ya se iba poniendo el sol y no podía evitar mirar por la ventana mientras iba pensando en mis cosas. Todo aquello era tan bonito y lo único que quería era que el tiempo se detuviese, que nada cambiase.
A la media hora llegamos a la playa y pude ver como el mar se había vuelto naranja. Un naranja que no hacía más que darme tranquilidad y una sensación de estar en casa. Salimos del coche y bajamos todo lo que habíamos metido en el maletero. A medida que nos íbamos acercando a la arena empecé a distinguir a mis amigos. Tenía ganas de ir corriendo, pero me contuve para darles una sorpresa puesto que Dina no les había dicho que yo iba. Ninguno de mis amigos sabía que yo había llegado y eso solo hacía que las ganas de correr aumentaran.
En ese momento una de mis amigas de dio la vuelta y se me quedó mirando sin acabar de creerse que estuviese en ese momento ahí. Le sonreí y ella gritó mi nombre y vino casi corriendo a darme un abrazo. Los demás escucharon a Laura y también se giraron y me vieron. Todos estaban felices de volver a verme, al igual que yo de verlos a ellos. Estaban todos muy cambiados. No acababa de creérmelo, por una parte tenía esa sensación de que el tiempo no había pasado entre nosotros, pero por otra parte sabía que sí había pasado y todos se veían muy diferentes.
Después de que todos nos abrazásemos y nos saludásemos presenté a Dylan, aunque no necesitaba presentación alguna, y era curioso, sobre todo por mi parte porque yo al principio no sabía quién era, pero al parecer todo el mundo lo conocía.
Dejamos las cosas donde ya mis amigos tenían montadas las cosas, me quité la ropa y decidí ir a meterme en el agua. Sólo tenía ganas de meterme en el agua y quedarme ahí, tranquilamente. Caminé hasta la orilla de la playa y vi cómo Dylan me seguía.
Sentí cómo mis pies tocaron el agua caliente del mediterráneo. Sentí cómo Dylan ponía sus brazos encima de mis hombros y me abrazaba. Yo sonreí mientras seguí mirando la puesta de sol. Sin decir palabra alguna cogí a Dylan por el brazo y nos metimos en el agua.
Necesitaba estar ahí dentro. Necesitaba volver a sentir el agua salada y eso me hacía realmente feliz ahí.
No sé exáctamente cuánto tiempo estuvimos en el agua, pero cuando salimos yo tenía los dedos arrugados.
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Cuentos de sinfonía (CDS 1)
Fiksi RemajaAnna es una estudiante de canto que vive en Madrid. Lleva una vida normal junto a su compañero de piso. Dicen que la vida da muchas vueltas, y la de Anna no será menos. Portada creada por @shadowofthemoon6