Epílogo

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ES EL MISMO DEL LIBRO ORIGINAL. CON ALGUNAS MODIFICACIONES.
***
Ellos juegan en la pradera. Mis hijos y sobrinas. La chica bailando con cabello negro y ojos azules. El chico con rizos rubios y ojos grises, luchando por mantener el paso de ella con sus regordetas piernas de niño pequeño. Mis sobrinas. Ellas, amabas rubias de ojos azules. Tan parecidas a su madre. Sólo eran un poco menores que mi hijo. Prim y yo nos sentábamos en el jardín para verlos jugar.
Tomó cinco años para que yo estuviera de acuerdo. Pero Peeta los quería tanto. Cuando sentí por primera vez el movimiento de la niña dentro de mí, fui consumida por un terror que se sentía tan viejo como la vida misma. Pero ahí estaba Prim y mi madre para cuidarme. Sólo la dicha de sostenerla en mis brazos pudo aplacarlo. Y cinco años después. Estar embarazada de él fue un poco más fácil, pero no mucho.
Para Prim fue un poco más sencillo. Las niñas eran mellizas. Y yo ya tenía práctica con los bebés. Le serví de mucho a ella y a su esposo por un tiempo.

Las preguntas están sólo comenzando. Las arenas han sido completamente destruidas, los monumentos construidos, ya no hay más Juegos del Hambre. Pero les enseñan sobre ellos en la escuela, mi hija sabe que nosotros interpretamos un papel en ellos. El niño lo sabrá en unos cuantos años. ¿Cómo puedo contarles sobre ese mundo sin asustarlos de muerte? Mis hijos, quienes subestiman las palabras de la canción:

En lo más profundo del prado, bajo el sauce

Hay un lecho de hierba, una almohada verde suave;

Recuesta tu cabeza y cierra tus adormilados ojos

Y cuando los abras de nuevo, el sol estará en el cielo.

Aquí es seguro, aquí es cálido

Aquí las margaritas te protegen de cualquier daño

Aquí tus sueños son dulces y mañana se harán realidad

Y mi amor por ti aquí perdurará.

Mis hijos y sobrinas, que no saben que juegan sobre un cementerio.

Peeta dice que todo estará bien. Nos tenemos el uno al . A mi madre y a Prim. Y al libro. Podemos hacerles entender de alguna forma que los vuelva más valientes. Pero un día tendré que explicarles sobre mis pesadillas. Por qué vienen. Por qué en realidad nunca se irán.

Les diré cómo sobreviví. Les diré que en las malas mañanas, se siente imposible encontrar placer en algo porque tengo miedo de que pueda serme arrebatado. Ahí es cuando hago una lista en mi cabeza de cada acto de bondad que he visto a alguien hacer. Es como un juego. Repetitivo. Incluso un poco tedioso después de más de veinte años.

Pero aun así, hay juegos mucho peores.
FIN

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