La verdad

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Cuando llegamos Laura entró como si fuera la dueña y se recostó en uno de sus muebles llenos de libros.

-¿Puedes decirme que problema tienes?-Le pregunto sinceramente Francisco a Laura-

-Tengo todos los infiernos comprimidos-Respondió-

-Muy poético-respondió enojado Francisco-¿Por qué te ensañaste conmigo en mi evento?-

-Es divertido-

-Oye chiquilla-dijo el-estas en mi casa, levántate-

-Tan solo me llevas cinco años-Dijo como una niñita-

-¿Crees que eres la única persona que tiene problemas?-le reclamó Francisco, nunca lo había visto tan... ¿expresivo?-

-Todos juegan a ser psicólogos-dijo Laura-¿Por qué no le dices la verdad a tu novia? Así ella entendería toda esta mierda-

La expresión de Francisco era de sorpresa.

-No es mi novia-

-Díselo, yo me voy a marchar, pero oye, si no le cuentas la verdad te juro que voy a arrancarte las pelotas de un cuajo y las colgare de adorno en mi habitación-

Francisco no pareció asustarse pero tampoco la subestimó.

-Espero que esta chica haga cambiarte de opinión-dijo Laura mirándome-No es como nadie, espero encuentres las respuestas en lo más profundo de su coño-

-¡Oye, ya basta!-le dije-

-Disculpa-me dijo-Estoy muy molesta, he perdido la cabeza, Carol-me dio un beso en la boca de un segundo-Te quiero- y se marchó-

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A decir verdad nunca supe que sentí por Francisco Hoyos, sabía que quería besarlo pero ahora estábamos juntos en su sala de estar y había pasado mucho tiempo sin que ambos dijéramos ninguna palabra.

-Esa tipa esta jodida-Rompió el silencio-

-No siempre es así-dije-algo sucedió, No sé por qué se obsesionó con tu libro, decia que tenia cierto encanto pero más se dedicaba  aburlarse de las pocas fallas que pudiera encontrar-

El no dijo nada, así que continúe.

-¿Por qué no regresara Michael?-

-¡Por que le dan tanta importancia!-gritó-¡es un estúpido libro, no es real!-

.-¡Tiene que ser real!-grite también-¡sino Laura no hubiera actuado así, ella sabe algo!-

Se cayó al suelo y se tomó la cabeza, como si tuviera la peor de las migrañas----Oye, que te pasa-le dije-¿estás bien?-

Me miro a los ojos.

-Estoy muy estresado-dijo-Carol, no puedo...

-¿No puedes que?-

Entonces me beso, un beso dulce, a veces salvaje, de pronto caímos en el suelo, encima de los libros.

-¿Por qué haces esto?-le pregunté-yo no te gusto-

No me respondió, solo siguió besándome, me beso el cuello y me desvistió.

Lo hicimos en el suelo. Francisco era un hombre grande, me acurruque debajo de su brazo, sin saberlo yo estaba totalmente perdida en su cuerpo, en su aroma.

Cuando lo mire a los ojos en el momento en que me penetraba lentamente pude ver finalmente como las comisuras de su rostro se suavizaron, se relajaron, su mirada tensa y ceñuda se fue. No pude evitar gemir muy fuerte cuando me llegó el orgasmo. Me dio un poco de vergüenza, las piernas me temblaban, y ahora yo era como un gatito acurrucado ¿pero qué estaba haciendo? Me levanté y vi su mirada pensativa, me abrazaba pero sabía que no sentía lo mismo que yo, sabía que tal vez ese hombre no sentía nada.

-Tu amiga la chiflada tiene razón en todo-dijo-te voy a contar la verdadera historia, y también debo decirte que esto es un error, Carol, tu eres preciosa, pero no estaré contigo-

No sabía si mi corazón aun podía sentir emociones, les dije que esta historia no era de amor.

-Nadie sabe esta historia-dijo-Yo tenía un equipo de softbol hace diez años, y viajamos a China-




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