Un mal entendido

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-¡Auch!- se quejó Dylan del golpe que le acababa de propiciar.
-No me espantes de esa manera, idiota- reclamé.
-Solo quería sorprenderte, te vi muy seria hace un rato y me preguntaba si tenía que ver con el sobre de tu casillero por la mañana- dijo Dylan en forma de bucheros.
-Si... ¿te parece si te cuento todo después?. En este momento estoy atareada y me voy a encontrar con alguien- dije sin muchos ánimos.
-Buh, eres muy amargada, pero está bien, sólo porque eres mi mejor amiga- dijo mientras alborotaba mi pelo y se retiraba.

Volviendo a mis pensamientos, ¿quién sería la persona de la carta?, no me parecía que fuera una mala jugarreta de alguno de mis compañeros, mucho menos Dylan, ya que no tenía idea de lo que estaba ocurriendo. Como sea, habían pasado 10 min del receso y moría de hambre.

-Te ves muy sola- escuché.

En ese momento giré la cabeza y, ahí estaba, la persona que menos me imaginaba ver en ese momento.

-¿Qué estás haciendo?- dijo Jefrey- te ves muy solitaria, espera... Tú siempre lo estás.
-Hola, testarudo compañero, ¿qué quieres de esta inocente chica?- respondí con indiferencia.
-De verdad que eres aburrida.
-¿Perdón? Fuiste tú el que se acercó a hablarme.
-Está bien, ¿te parece si me siento a lado tuyo?

¿Qué rayos le ocurre a este tipo? Llega, ofende mi persona y después se sienta con toda confianza a mi lado, es tan arrogante.

-Dígame señorita aburrida, ¿qué es lo que hace sentada como un ser inerte en esta banca?
-¿De verdad es necesaria tanta formalidad? Y me llamó Arisa, por si no lo recuerdas. Estoy esperando a alguien.
-Ah, ¿de verdad? ¿Así que hasta alguien como tú puede tener pareja?- dijo con tono sarcástico.
-No voy a discutir eso contigo.
-Entonces, ¿por qué no sales conmigo?
-¡¿Eh?!
-Es broma, te tomas todo muy en serio- se acercó a mí rostro- ¿por qué te sonrojas?

¿Sonrojada? Él me tomo de sorpresa, ¿cómo quería que reaccionara?

-Apártate- le di un pequeño empujón.
-Ya, lo siento- se apartó riéndose.
-¿Arisa?- dijo un joven de estatura media, pelo negro y algo atractivo que acababa de llegar.
-Soy yo, ¿tú eres?...
-Me llamo Kim- habló casi susurrando.

En ese momento Jefrey se quedó en silencio y miró hacia otro lado, ignorándonos completamente.

-Disculpa la demora, fui yo quien te llamo y no es propio de mí llegar tarde pero...- continuó- Siempre te estoy mirando, normalmente andas sola y, bueno... ¡Me gustas! No pido que salgas conmigo, solo quiero conocerte más y me preguntaba si estás de acuerdo con eso.

Por alguna razón el típico discurso de "te quiero como amigo, blah blah" había desaparecido de mi mente. No sabía qué decir, además el joven portaba el uniforme de un grado menor al mío, simplemente me parecía muy tierno de su parte.

-Muchas gracias, acepto, quiero conocerte mejor, de verdad eres muy tierno- contesté alagada por su comentario.
-Entonces seremos amigos, espero verte más seguido, Arisa- dijo muy feliz.
-Igual...
-Basta- fue la primera vez que Jefrey hablaba desde que Kim había llegado.
-¿Qué te ocurre?- le reclamé.
-Mucho gusto, Kim- dijo con una resplandeciente sonrisa- pero mira la hora, después hablan- me tomó de la mano y me llevó con él.
-¿Por qué hiciste eso? Lo dejaste ahí varado, que grosero de tu parte- comencé a decir mientras me llevaba de la mano.
-No importa, hace un rato me acerqué a ti porque necesito un favor.
-¿Qué quieres?

Se detuvo entre unas bancas; el receso había concluido, todos habían regresado a las aulas correspondientes y estar a solas con él, de alguna manera me incomodaba, no estaba bien.

-M-me gust-ta...- balbuceó.
-Dilo ya- corté.
-Me gusta tu amiga, ¡por favor ayúdame!

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¡Hola! Está bien, lo admito, este capítulo fue más largo de lo esperado, es que... ¡No quería cortar el trama! De cualquier manera, gracias por leer y espera el siguiente capítulo.
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Tan unilateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora