Capítulo 31.

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Leia.

Desde que Jade se marchó y Harry desapareció de repente había una tensión aún mayor. Todos sabíamos que se habían ido juntos y eso a Liam no le hizo ni pizca de gracia. Pero yo conocía a Jade, y por muy orgullosa y enfada que estuviese, quería a Liam con toda su alma y jamás haría algo que pudiera hacerle daño.

Sin embargo, como bien había dicho antes, en ambas relaciones había una gran falta de confianza. Y eso era el causante de que hubiera tantos dramas y ahora todos tuvieran esas caras largas. Y, sinceramente, para mí era completamente insufrible.

- Sois el alma de la fiesta, ¿eh? - Ironicé.

- Ya ves, ¿y? - Me respondió Liam lo más seco posible.

- Oye, que yo no tengo la culpa de que Harry sepa tratar a tu novia mejor que tú - Boom. Y por estas cosas tenía que aprender a morderme la lengua de vez en cuando. Niall intentó esconder una sonrisa, pero no lo consiguió y Liam me mató con la mirada.

- Leia... - Me reprendió Louis. Bueno, mira quién habla, Don "tengo el tacto donde no me da la luz".

- Lo siento - Me disculpé, a pesar de que dije una verdad como una casa -. Pero es que para estar aquí de morros, prefiero irme a mi casa.

- Pues vete con tu amiga - Dijo Liam sin ni siquiera mirarme.

- No hace falta que me lo digas dos veces - Me levanté del sofá y empecé a coger mis cosas - Venga, que os vaya bien aquí muertos de asco.

Y dicho esto salí de la casa. ¿Podía terminarse este maldito día e una vez? Había empezado muy bien, pero pronto se fue todo a la mierda.

- Leia, espera - Louis salió detrás de mí a paso ligero. No pensaba que fuera a hacerlo, sinceramente.

- No te molestes - Dije sin pararme a hablar con él -, no pienso volver.

- No he pedido que lo hicieras, pero frena un poco, por favor - Rodé los ojos y paré en seco sin muchas ganas realmente. ¿Discutir otra vez? No, gracias.

- ¿Qué quieres?

- Quiero que no estés enfadada conmigo y que no te vayas así... - Me miró a los ojos y me derretí. No podía estar enfadada con él y menos si además de ponerme ojos de cachorrito, sacaba el labio inferior.

- ¡Deja de hacer eso! - Dije dándole un golpe en el pecho. Él sonrió porque sabía que me tenía completamente ganada.

- ¿Eso quiere decir que me perdonas por comportarme así?

- Pero, Louis, no es el hecho de que te perdone o no, es que no confías en mí...

- ¡Sí confío en ti! Del que no me fío es del puto rubio - Yo fruncí el ceño. Aunque hiciera bien en no hacerlo, eso no me consolaba nada. Era en mí en quien debía confiar y punto, lo demás debía darle igual -. Entiéndeme, Leia, te quiero y me duele el pecho sólo de pensar que pudieras irte con otro como si nada. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí y lo que menos quiero es que todo se vaya a la mierda de repente.

«Te quiero». Creo que nunca antes me había dicho esas palabras. Puede que lo hubiera dicho entre líneas e incluso con algunos actos, pero jamás así, jamás directamente.

- ¿Me quieres? - Pregunté con la voz débil. Acababa de romper todos mis esquemas.

- ¿Cómo puedes preguntarme eso? Por supuesto que te quiero, Leia.

Todo lo que había pasado ese día desapareció y olvidé que me había enfadado con él.

Me acerqué y le rodeé el cuello con los brazos. Louis esbozó una pequeña sonrisa y llevó su boca a la mía.

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