Louis.Quise seguirla, de verdad que quise seguirla y darme de hostias por hacerla llorar. Pero no pude.
Sus palabras me habían dejado clavado en el suelo. Ya no sólo porque me llamara amargado, muchas veces lo estaba y lo sabía; era el hecho de que me dijera que me "admiraba", en pasado, y que después finalizara con un "te odio" antes de irse.
Nunca había querido que me odiara, simplemente...
- ¡Joder! - Grité pegándole una patada a una papelera.
Ni siquiera yo mismo sabía lo que se me pasaba cuando la tenía delante. Se me cruzaban los cables y sólo podía pensar en molestarla pero, a su vez, no podía dejar de pensar en cómo me abrazó, en cómo sonreía cuando entró a aquella sala. Y yo, en vez de hacer algo para que esa sonrisa viera la luz del día más a menudo, había conseguido que desapareciera por completo cada vez que me veía.
Cojonudo, Louis.
Necesitaba una copa. O dos.
Sabía que era muy pronto para ponerme a beber, ni siquiera había comido, pero lo necesitaba. Cogí el coche y me encaminé al bar que había cerca de mi casa para así poder ir andando si lo necesitaba. Aunque sabía que acabaría cogiendo el coche de todos modos. Como siempre.
- ¿Qué le pasa a tu novia? - Me preguntó Nick cuando puse mi culo en uno de los taburetes.
- A mi novia nada - El pelirrojo me miró alzando una ceja mientras me ponía un whisky doble sin hielo. Lo que siempre pedía cuando venía a este sitio.
- Siempre que vienes así es porque has tenido movidas con Eleanor. Sólo las tías son capaces de sacar lo peor de nosotros.
- No vas muy desencaminado, tío, pero paso de hablar del tema.
- Como quieras, bro. Por cierto, tengo algo para ti - Miró a ambos lados y dejó una bolsita verde en la barra.
Oh, mi salvación. Mi querida Mary Jane era la única mujer que nunca me fallaba. Sonreí, guardé la bolsita en mi bolsillo trasero y me levanté del taburete dejando un par de billetes en la barra.
- Sabía que podía confiar en ti.
Salí del local con unas ganas impresionantes de fumarme un porro por fin. Llevaba varios días esperando a que Nick me la consiguiera y no podía haber llegado en un momento más oportuno. Llamé a Harry cuando me subí al coche y me dirigía a casa, porque necesitaba hablar con él. Últimamente me había portado como un capullo con todos, y no quería darle la razón ni que él me diera la chapa sobre Leia, pero necesitaba hablar con alguien y para eso no conocía a nadie mejor que a Harry.
Aparqué el coche en el porche y me metí en casa sacando la bolsita de maría, las papelas y los filtros. Mientras esperaba a Harry intentaría relajarme. Sabía que el equipo entero odiaba que fumara, pero yo odiaba que me dieran órdenes, así que estábamos empatados.
Me tumbé en la cama mientras encendía el canuto y dejaba que el dulce sabor de la marihuana invadiera mis pulmones.
- Esto es vida.
No recuerdo cuánto rato pasó hasta que sonó el timbre, y lo cierto era que me importaba una mierda. Ya ni siquiera recordaba por qué le había dicho de venir a Harry hasta aquí. Abrí la puerta riéndome solo.
- ¿Louis vas borracho? - Preguntó frunciendo el ceño. Empecé a reírme más fuerte. Estaba tan gracioso cuando se ponía serio.
- Y fumado - Dije entre carcajadas.