Poema # 98

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Cierro mis ojos y encuentro tu rostro, caigo seducido por tu voz y cada palabra que sale de ti me lleva a un mundo de cristal.


Hay cosas que no se deben cuestionar, cosas como tu belleza al amanecer. Si tan solo pudiese expresar lo que siento al verte llegar, es como el niño ante el chocolate, como la abeja ante la miel.


Se siente extraño lo se, pero es tan real el verte cada tarde junto a mi. Y si el cielo callera y las estrellas lloraran lo harían por mí, por el hecho de no verte más junto a mí.

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