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POV's Externo
7:00 A.M
La alarma sonaba en la habitación de la joven Stark, ayer había llegado pasadas las seis y cuarto de la tarde, había llamado a su mamá después de llegar para saber cuando hablarían de lo suyo con el entrenador, pero su madre le dijo que hablarían de eso con ella después de su horario de clases y de que ella terminará de hacer el papeleo del cambio de empresa, su madre estaba decidida a no volver a India, esperaba que nunca más. New York siempre había sido su lugar especial, el de ambas.
La alarma siguió sonando pero ella no despertó, como verán, a veces las alarmas no funcionaban con ella, de hecho, y según sus propios progenitores, Eileen tenía el sueño en extremo pesado, podía temblar, incendiarse la casa y hasta explotar y ella no caía en cuenta.
La alarma seguía sonando una vez más. Su padre al darse notar lo molesto que era el sonido no tuvo de otra que entrar a la habitación de su hija, al verla dormida cual estrella de mar toda torcida y chueca no pudo evitar el comenzar a reír. Lentamente se acercó a ella y la sacudió un poco fuerte para poder despertarla, pero ella ni se inmutó, si no fuera por el rastro de baba y el sonoro ronquido de su hija, Tony habría pensado que estaba muerta.
Tony estuvo un rato más moviéndola, intentando no reírse de sus estado de hibernación, hasta que luego de unos largos, pero largos minutos, la chica abrió un ojo y le habló.
—¿Qué o cómo por qué me levantas?—le preguntó más que confundida y muy adormilada. A Tony le llenó de ternura, incluso con la cara babeada, y el rostro hinchado de tanto dormir ella seguía siendo su hermosa bebé—. ¿Alguien murió? ¿Que año es?—Tony soltó una risotada espantosa espantosa, ella lo miró mal, no por gusto, si no más bien por las lagañas que no le permitían abrir bien los ojos—.
—Ya, ya, ya . Es hora de ir levantándose, es un maravilloso día, y además, es lunes—Tony le sonrió, su hija lo miró con cara de: "odio los lunes", y en forma de respuesta solo cerró los ojos nuevamente y comenzó a roncar falsamente. Tony soltó otra carcajada—. No seas floja amorcito, ya. A levantarse—ella miró la hora en la mesa de noche y maldijo internamente—.
7: 39 A M.
Demonios
—¿No puedes decirles a todos que morí y así no hacerme cargo de mis obligaciones escolares?—su padre negó—. Es porque soy adoptada, ¿verdad?—el asintió solo para molestrala. El colegio quedaba a unos 10 minutos caminando, y en menos de 20 cerraría sus puertas, tal vez si dilataba más la situación podría quedarse en cama. Hoy había amanecido especialmente floja—.
