Una hermosa melodía se mezclaba con la refrescante brisa que se paseaba entre las flores y el brillante sol hacía dudar sobre el falaz paisaje que se extendía alrededor de dos pequeños niños que jugaban en un pequeño estanque.
-¡Está fría! -Grito la niña riendo.- ¡Detente!
El niño sonreía ampliamente y seguía salpicandole agua. Aunque no sé podía detallar su cara, la niña no veía nada extraño en él. Ella salió corriendo mientras el niño la perseguía y los dos reían. De repente la niña piso una roca y su pie se doblo haciéndola caer ruidosamente; con esfuerzo se levantó y sintió como su rodilla ardía. La miro y notó como ésta sangraba. Sus pequeñas manos empezaron a temblar y su cara se distorsiono de dolor. Empezó a llorar y todo a su al rededor se oscureció. Su llanto se oía muy fuerte, tan fuerte que la tierra temblaba y se cubrió la cara con las manos.
Sintió cómo una gentil mano le acariciaba el cabello consolándola. Miró hacía enfrente y encontró al niño de la sudadera color mostaza. Su sonrisa hacia que su corazón rebozara de calidez. Nunca podía haber pensado ni de broma que alguien que pudiera regalarle una sonrisa tan cálida, pudiera si quiera matar a una mosca. Su sola sonrisa, hizo que la niña se sintiera mucho mejor y olvidara la herida de su rodilla. Hizo que olvidara todo su alrededor. Él sacó de su bolsillo una pequeña bandita color crema y la puso en la rodilla de la niña, luego la abrazó, y mientras la niña apretaba sus manos con la chaqueta del niño, desapareció.
Confundida la niña, se pone de pie y empieza a mirar a su alrededor.
-¡Jennifer! -Oyó detrás de ella. Giró y se encontró con su madre.- ¡Jennifer, por fin te encuentro! ¿Donde estabas?
Aun más confundida, la niña mira a la madre con incertidumbre y ésta gira los ojos.
-Ay, ésta niña. ¿Qué haré contigo? ¿Acaso olvidaste que hoy era tu fiesta especial?
-¿Mi fiesta especial? -Preguntó confundida.
-Sí, tu fiesta de cumpleaños. -Dice la madre impaciente. La niña aun sigue confundida con la situación y la madre ríe.- Vamos hija, es tarde. Tu padre está a punto de llegar. -Dice con una sonrisa. Toma a Jennifer de la mano y en un parpadeo, se ve en su casa sentada en una gran mesa con sus padres y unos cuantos niños que no logra reconocer.
-¡Cumpleaños Feliz...! -El alegre canto se oía más bien melancólico y lejano. Jennifer miraba el provocativo pastel sin mirarlo en verdad. hasta que el fuego de la pequeña vela se eleva, y explota encima de todos haciéndola gritar.
Lo que más perturbaba a Jennifer era que nadie reaccionaba además de ella. Todas las personas ardían en llamas excepto ella. Sin embargo, de algún lugar, el cual Jennifer no podía identificar se oían horribles gritos que amenazaban con romper con su cordura. Todos los niños que la rodeaban envueltos en llamas se reducieron a cenizas, pero los gritos seguían presentes. Los únicos que quedaban frente a ella, eran sus padres. Sus rostros se distorsionaron en una cara de horror y se dieron vuelta y se marcharon por la puerta, dejándola sola.
-¡Mamá, papá! -Grito Jennifer estirando su mano he intentando alcanzarlos, pero ya se habían ido.
Los gritos se escuchaban aún más alto, y los oídos de Jennifer estuvieron a punto de sangrar. Se sentó en el suelo, se tapó los oídos y empezó a llorar lo más fuerte que pudo. Hasta que la casa envuelta en llamas se desmorono sobre ella.
Oscuridad.
Jennifer se encontraba sumergida en un oscuro mar, tan sola, tan profundo. En ese lugar, lo único que podía hacer Jennifer, era pensar. Y en lo único que podía pensar mientras estaba sumergida ahí, era en una pequeña y dolorosa pregunta.
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Lluvia De Oscuridad~
FanfictionDonde hay fuego, quedan cenizas, ya haya sido una pequeña fogata, o un gran incendio. Eso quiere decir, que cada acción tiene su consecuencia. Ya sea pequeña, o grande; pero, ¿Qué sucede cuando el fuego es tan grande que el cielo se tiñe de negro y...