Capítulo 12.

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De un momento a otro, Jennifer sintió como la oscuridad en la que estaba sumergida hervía, abrió la boca para gemir, pero no pudo. Cada vez la oscuridad ardía más hasta quemar como el infierno, y cuando creía que ya nada podía empeorar, su pecho se empezó a comprimir impidiéndole respirar. Se llevó las manos al cuello y empezó a retorcerse tratando de volver a respirar, cuando estuvo a punto de rendirse, hubo un gran cambio en el ambiente. La oscuridad se aclaró, la temperatura volvió a la normalidad y pudo volver a respirar en paz. Tragó varias bocanadas de aíre mientras su cuerpo no paraba de temblar. De la nada, empezó a escuchar unas risas lejanas y se fijó que el sonido provenía de abajo, en el fondo, miró y pudo ver como un montón de luces se dirigían a ella, las miró con atención, la rodearon y empezaron a dar vueltas alrededor de ella, se veían hermosas. «Uh...» Quiso decir Jennifer maravillada pero sólo salieron un par de burbujas de sus labios, miró como aquellas burbujas subían a algún lugar y cuando volvió a dirigir la mirada a las luces, ya no estaban; en su lugar, había muchos niños con la piel azulada y brillante mirándola. Todos ellos tenía unas especies de grandes alas con escamas y no podía detallar sus caras, porque se veían borrosas, pero se notaba vagamente que tenían unas grandes sonrisas y de sus ojos bajaban unas extrañas lineas, que parecían lagrimas negras. A pesar de tener ese aspecto tan tenebroso, Jennifer no sentía miedo, es más, sentía una extraña sensación de calma, sin darse cuenta, sonrió enternecida. Al ver su reacción, los niños la imitaron y de alguna manera todos se unieron y se volvieron uno sólo, el nuevo niño, con aspecto diferente a los anteriores, puesto que tenía una cálida sonrisa y extraños rasgos, extendió sus manos y dulcemente acarició las mejillas de Jennifer, la abrazó lentamente y cuando estuvo lo suficientemente cerca, Jennifer pudo oír cómo le susurraba algo inaudible, le dio un beso en la mejilla y entró en ella. -Buenos días... - Le susurró una familiar voz despertándola, se le hacía realmente conocida, pero no lograba identificarla del todo - Hija.


Al escuchar esa palabra, inmediatamente se sentó en la cama muy sorprendida.

-¿M-M... -Las palabras no salían de sus labios.- Mamá...? -frotó uno de sus ojos con su mano.- ¿Realmente eres tu?

-¿Quién más cariño? -Tenía una pequeña sonrisa en su cara. Abrazó fuerte a Jennifer, quién no podía cerra su boca de lo sorprendida que estaba.

-P-Pero... ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? ¿Dónde está papá? -Balbuceó rápidamente.

De pronto, la cara de su mamá se tornó seria.

-Bueno... -Hizo una pausa. Jennifer sintió un leve frío extendiéndose en su estomago.

-¿...Mamá? -Su madre no respondió.- ¿Le... pasó algo a papá?

-No, no, no, no querida. Nada de eso. -Aclaró rápidamente poniéndose una mano en el pecho.- Dios santo, dices unas cosas, Jennifer.

Jennifer suspiro aliviada. Pasaron unos segundos y miró de reojo a su mamá sin saber qué decir y apretó las manos en la cama. 

-¿Entonces? ¿Dónde está? 

-¿Quién?

-Papá. -Dijo extrañada.

-Ah, cierto, tu padre. -Dijo esta última frase de manera extraña. 

-¿Que sucede con él? -Jennifer la miró extrañada pero hizo la pregunta de manera seria. Su mamá le devolvió una mirada culpable.- ¿Mamá? -Presionó para que respondiera.

-Jen, tu padre y yo... -Hizo una pausa.- Nos divorciamos hace dos años, y desde entonces no hablamos. -Esto sorprendió mucho a Jennifer.

-Woah, mamá, yo... -Estaba sin palabras.- No me esperaba eso.

Lluvia De Oscuridad~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora