What About Angels? (Camren)

Capítulo 2

-¿Lauren? ¿Estás en casa?

-Lo siento Mani, estaba vistiéndome.- dijo Lauren después de abrirle la puerta a su amiga.

-¿Ya tienes listo todo tu equipaje?

-Estoy en eso. No puedo creer que volvamos a la Tierra... Ha pasado mucho desde entonces...

Normani no tenía que ser adivina para saber a qué se refería Lauren, pero decidió cambiar el tema.

-¿Cómo vas con tus padres?

-Mamá no me habla desde hace ocho meses, y mi relación con papá va mejorando, Chris y Taylor hablaron con él así que está muy tranquilo con todo este asunto de... Bueno, tú entiendes.

-Me parece asombroso.- dijo la más morena. –Aunque me parece aún más asombroso que vayamos a ser instructoras de los chicos que se graduarán este año.

-A mí también.- rió Lauren.

-¿Keana va a venir?

-La verdad es que no fue invitada.- susurró Lauren.

-¿Por qué susurras? ¿Está aquí?

-No.- respondió la ojiverde. –Pero no dudo que aparezca en cualquier momento y escuche todo lo que estamos hablando.

-Lo entiendo. Es una pena que no haya sido invitada.

-Un poco, pero no hay nada que pueda hacer al respecto. Al menos tendré mi espacio por unos meses.

-Me alegra que estés emocionada.-sonrió Normani.

-Señorita Jauregui, señorita Kordei.- interrumpió un hombre alto, delgado y canoso. –Estamos aquí para escoltarlas al portal.- dijo señalando una limusina y a varios sujetos igual de altos que él.

Keana aún no llegaba para despedir a Lauren, pero el momento había llegado ya.

***

-Me alegra que estés bien... Sí, claro... Okay, te veré después... Adiós.- Camila se encontraba en el balcón, colgó la llamada y regresó a la sala de estar de la casa de Vero.

-¿Era tú novio?- preguntó Ally, a lo que la morena asintió con la cabeza. –¿Cómo está él?

-Está bien, lo veré cuando regrese a su casa.

-Mila...

-¿Qué sucede?

-Las chicas y yo estuvimos hablando estos días.- dijo Vero.

-Interesante, ¿sobre qué?

-Sobre tu relación.

-Oh, ¿ocurre algo? Ustedes habían dicho que él les agradaba.

-Es un buen chico y todo, pero no queremos que vuelvas a pasar por lo que pasaste con Noah.- intervino Dinah.

-¿A qué te refieres?

-A que sólo lo utilices para cubrir lo que el realidad eres. Ya jugaste con fuego una vez y volverlo a hacer puede ser aún más desastroso.

-Chicas...

-No.- interrumpió Vero antes de que Camila pudiese hablar. –Queremos protegerte. Y sabemos que está estrictamente prohibido hablar acerca de Lauren, pero el hecho de que sigas sentida por lo que ocurrió no significa que puedas...

-¡BASTA!- gritó Camila, molesta por el hecho de hablar acerca de algo que no quería volver a recordar jamás. –Yo... Sé qué intentan protegerme, por eso son mis amigas, pero esto no tiene nada que evr con ella. Lo que Lauren y yo tuvimos fue algo pasajero, una simple etapa de adolescente que necesitaba experimentar. Fue sólo una fase. Fin de la conversación.

-Camila...- intentó llamar Ally.

-Fin de la conversación.- recalcó Camila, haciendo énfasis en cada palabra.

Sus amigas se dieron cuenta de que hablar de ello la había molestado, pues salió inmediatamente del departamento.

Caminó por las calles hasta llegar al penthouse donde vivía con sus padres y su hermana Sofi, abrió la puerta y se dispuso a entrar a su habitación para terminar la tarea y no ser molestada por nadie. Sus planes fueron arruinados cuando antes de subir el último escalón su madre la llamó.

-Mija, no sabía que habías llegado ya.- dijo Sinu caminando por la sala. –Shawn vino a buscarte, amor.

-Ah, gracias mamá. ¿Te dejó algún recado?

-No, sólo dijo que quería pasar a platicar un rato contigo, pero ya que no estabas espera que puedan conversar mañana en el trabajo.

-Oh, cierto, mañana él sale de la escuela más temprano que yo. Bien, gracias mamá.- agradeció la morena subiendo a su habitación.

Terminó sus deberes y debido a que se encontraba muy cansada durmió temprano esa noche.

No tenía ganas de hablar con sus amigos, sólo necesitaba relajarse y olvidarse de todas las presiones de una típica chica universitaria.

***

-Es asombroso que ésta vez tengamos que vivir en el mismo edificio.- dijo Normani.

-Lo sé.- respondió Lauren. –Y justo en frente la una de la otra, eso quiere decir que no tendré que caminar mucho para visitarte.

-Además este barrio es bastante lindo. Aunque ya es tarde, supongo que iré a dormir y mañana podremos salir a conocer el lugar.

-Me parece bien, además comenzamos nuestro trabajo la siguiente semana, así que tenemos mucho tiempo para adaptarnos.- dijo Lauren.

Normani se despidió y se dirigió a su apartamento que estaba justo frente al de la ojiverde. Ésta última también ingresó al suyo e iba a ponerse su pijama cuando alguien llamó a su puerta.

Al abrirla se quedó sorprendida, sin embargo no se emocionó ni alegró su noche.

Nunca lo hacía, no de la manera en la que otra persona lograba hacerlo...

-¡Sorpresa!

-¿Keana? ¿Qué estás haciendo aquí?

-Pensé que te alegraría verme. No podía dejarte venir sola hasta acá. ¿Qué se supone que haré por las noches?

Lauren soltó un suspiro silencioso, por alguna razón le alegraba saber que Keana estaría lejos de ella por al menos un año, pero su fantasía acababa de ser arruinada. –Pasa, supongo que vivirás aquí conmigo.

-¡Claro que no!- exclamó ella. –Eso es demasiado cursi. Renté un departamento en el piso de abajo.

-Lo planeaste todo, ¿cierto?- preguntó el otro ángel frunciendo el ceño.

-Por supuesto. Nunca he estado en Nueva York, así que quiero que me lleves mañana a comer.

-Muy bien, entonces deberías ir a dormir. Mañana será un largo día.

-¿Dormir? Yo estaba pensando en otra cosa...- sugirió Keana, mordiéndose el labio inferior de la misma forma en la que otra chica lo hacía un año antes.

-No creo que...- Lauren no pudo terminar de hablar cuando sintió unas labios plantarse en los suyos, y unas manos que comenzaban a quitarle toda la ropa.

No estaba de humor para tener sexo, pero definitivamente Keana era demasiado sexy para resistírsele.

Sólo se dejó llevar por la excitación del momento. Tal y como había sido cuando se acostaba con todas las chicas, sólo que ésta vez lo hacía siempre con una sola, de cuyo cuerpo no se hartaba.