La gente comenzó a retirarse de la plaza, y para cuando por fin nos quedamos solos eran cerca de las 2:00 de la madrugada. Pero no me sentía para nada cansada. Ese día no sentía el paso del tiempo. Quería detenerlo, aunque sé que es algo imposible, pero solo necesitaba unos minutos más en esta noche tan perfecta. Comenzamos a caminar tomados de la mano en la oscuridad de la noche. Me encantaba estar así con él. Saber que por fin éramos novios me hacía demasiado feliz. Saque mi celular y le conecte los audífonos. Le puse uno a él y me quede con el otro. Puse una canción que siempre me gustaba escuchar en la noche. "Wild & Free" de Lena. En este momento me sentía demasiado identificada con la canción. Ser libres, eso era lo que yo quería.
Caminamos hasta llegar a mi hotel, y al llegar a la puerta él se colocó frente a mí y me tomo por la cintura con ambas manos. Su tacto me resultaba más agradable que el de cualquier persona. Volteo a mirarme a los ojos, y nos quedamos así por unos segundos, hasta que yo di el primer paso y me encontré besándole con mayor intensidad que nunca. Sus manos me sostenían con firmeza mientras su boca se movía contra la mía, con la misma fuerza con la que yo le besaba. Nuestras lenguas danzaban una junto a la otra, en busca de más, necesitábamos el uno del otro. Ambos nos sujetábamos con el deseo de nunca dejarnos. Mordí su labio antes de separarnos y pude sentir su sonrisa aun junto a mis labios. Nos tuvimos que separar cuando necesitábamos un poco de aire, y ambos nos miramos, enamorados, o por lo menos con un afecto inexplicable hacia el otro.
Comenzamos a reírnos a carcajadas mientras nos dábamos un abrazo tierno, muy contrastante con el momento anterior. Esta se estaba convirtiendo en la mejor de las noches. Estaba al lado de la persona con la que quería hacer mis planes, por mucho tiempo.
Cuando nos separamos el me dio un beso tierno en la boca, y yo se lo devolví. Por esta noche había sido demasiado, como para buscar más emociones. El quedo de llamarme y yo estuve de acuerdo.
Entre en el hotel con cuidado de no hacer ruido, pues ni siquiera estaba segura de que horas eran. Al llegar a mi habitación, quise escribirle un mensaje a Leo. Algo que nos sirviera para recordar esta noche mágica.
- "Gracias por ser esa persona que ilumina mis días, por conocerme tan bien como para saber casi todo de mí. En verdad espero que la felicidad por fin llegue a nosotros. Lo merecemos"
Tardo menos de cinco minutos en responder.
- "La felicidad, cariño, llego a nosotros desde el día en que nos conocimos"
Sonreí como una tonta al leer su mensaje, no podía evitar hacerlo cada vez que pensaba en él.
Antes de irme a la cama pase a darme una ducha, a pesar de que estaba muy cansada. Al entrar saboree mis labios. Extrañaba tenerlos tan cerca de los de Leo. Extrañaba a Leonardo y acabábamos de separarnos. Comencé a reírme al darme cuenta de que ya se estaba haciendo alguien muy importante para mí, pero al mismo tiempo me recorrió un escalofrió acompañado de recuerdos del pasado. No podía seguir con esto. Tenía que olvidar a Gustavo. Pero aun así de cada cosa se aprende, y en esta ocasión me había tocado aprender a no ilusionarme tan rápido.
Salí de la ducha sonriendo y recordando cada momento de la hermosa noche que acabábamos de pasar. Cuando llegue a mi cama me encontré con el disco de Jesse & Joy, y a pesar de que mis parpados cada vez me pesaban más y se cerraban solos, puse el disco en el reproductor del televisor, escuche "Llegaste tú" a la vez que tomaba mi computador y reservaba dos boletos con destino a Venecia para dentro de dos días. Me quede dormida, soñando con Leonardo, con la noche que acababa de pasar, y con el viaje que iniciaría al lado de Leo dentro de dos días.Me desperté casi al medio día con una felicidad imposible de explicar, me sentía... ¿Diferente? Es algo complicado de explicar, creo que solo quien lo ha sentido sabrá a que me refiero.
Tome mi celular y tuve la iniciativa de mandarle un mensaje de buenos días
"Buenos días cariño, creo que ayer te llevaste un beso mío ¿podrías devolvérmelo? :9"
Sonreí antes de presionar el botón de enviar. Últimamente me estaba convirtiendo en una persona muy romántica. Decidí escribirle también a Paula para quedar de vernos
" Hola nena ¿Cómo estás?. ¿En mi hotel hoy a las 4? Bss."
Envié el mensaje y guarde mi celular en la bolsa trasera de mi pantalón. Baje al restaurante del hotel y compre unos waffles con frutos rojos. Tenía demasiada hambre, lo cual probablemente se debía a lo poco que estaba comiendo en los últimos días. Mientras mi "desayuno" (Que era al medio dia) estaba listo, pase a sentarme a una de las mesas del restaurante y revise mi celular para ver si alguno de los dos ya me había respondido. Paula ya lo había hecho y su mensaje decía:
"Claro nena. Te extraño demasiado! Bss"
Revise en bandeja de mensajes por si acaso se había filtrado el de Leo, pero nada. Él aún no había respondido. Suspire pensando en que tal vez se había arrepentido de lo nuestro y se había marchado de España. Lo cual era un tanto extremista.
Termine de desayunar y cuando estaba a punto de subir al cuarto del hotel, mi celular comenzó a sonar. Lo saque de la bolsa y conteste. Era Leo.
"Hola princesa"
"Hola Leo"
"¿Estas lista?" - pregunto
"Claro, ¿Por qué?" - conteste dudando
"Pues dijiste que me había llevado un beso tuyo, solo vine a regresártelo" - contesto malicioso
"En un minuto salgo" - conteste y colgué. Rápidamente me mire en la pantalla de mi celular, y aunque no estaba perfecta, estaba bien. Subí a la recamara lo más rápido posible y alcance el ticket que anoche había impreso de los boletos de avión.
Salí en menos de cinco minutos y cuando llegue ahí estaba él. Comenzó a caminar con paso decido hacia mí y en cuanto tuvo oportunidad coloco sus manos en mi rostro y me atrajo hacia el. Su lengua se abrió paso sin más hasta mi boca, moviéndose de un lado a otro. Intente coordinar lo más posible con su lengua pero iba demasiado deprisa. Comencé a sonreír aun con nuestros labios unidos. A ambos nos faltaba el aire, pero no importaba. Nos necesitábamos demasiado. Fui la que tuvo que separarnos porque no podía respirar prácticamente nada. Respiramos repetidas veces hasta que estuvimos tranquilos.
- Buenos días cariño - añadí sonriendo
- Buenos días guapa - dijo devolviéndome la sonrisa - ¿Dormiste bien?
- Tan bien que me acabo de despertar - añadí riéndome - Pero te tengo noticias - dije mientras mis manos temblaba. No sabía cómo se tomaría lo que había hecho
- Dime nena - dijo dubitativo al ver mi reacción
- Toma - dije mientras le entregaba el ticket que demostraba la compra de dos boletos hacia Venecia. Lo miro detenidamente y después volteo a verme seriamente. No sabía si eso era bueno o no.
- Nena esto quiere decir - añadió mientras sonreía - ¿! Nos vamos a Venecia!?
- Si - añadí tímidamente - nos vamos a Venecia.
- ¡Amigos! ¡NOS VAMOS A VENECIA! - Grito entusiasmado hacia ninguna parte, y no pude evitar unirme a su alegría, y a gritar de la misma manera que él.
Me abrazo por la cintura y me levanto por los aires mientras ambos gritábamos de emoción verdadera.
Cuando por fin nos calmamos estuvimos platicando de las cosas que eran indispensables llevar, de la hora a la que nos veríamos mañana para partir y de quien tomaría el asiento de la ventana y quien el del pasillo.
- Nena, no permitiré que tomes de nuevo el asiento de la ventana - comento entre risas burlonas - Si te lo permito, probablemente te vuelvas a tropezar
- Pero si tomo el pasillo, tal vez ahora pase un chico guapo que se quiera tropezar y caer en mi lugar - añadí sonriendo, pero a la vez defendiendo mi lugar de la ventana
- Siendo así pequeña, claro que tomaras la ventana - dijo fingiendo susto.
Nos abrazamos y nos recostamos en un jardín que estaba ahí cerca. El me abrazo junto a su pecho y jugamos eso que solo juegan los niños pequeños.
- Esa nube de ahí tiene forma de elefante - añadí riéndome
- No parece un elefante, parece un pan al que le han colocado demasiada miel y se ha caído por los bordes - comenzamos a reírnos a carcajadas por su comentario.
- En ese caso esa de ahí, es una isla a la que el agua inundo, y lo único que se logra ver son las palmeras que no se hundieron.
Seguimos así hasta que la risa ya no dio para más
- Oye cariño, ¿qué hora es? - pregunte recordando rápidamente lo que tenía que hacer hoy en la tarde
- Casi las cinco, nena ¿Por qué? - me contesto
- Mierda - dije mientras me levantaba casi corriendo - Olvide por completo que hoy me vería con Paula.
- Te acompaño nena - intento ayudarme pero yo ya estaba caminando lo más deprisa que mis pies me permitían
- No cariño, me iré corriendo - dije mientras me volvía para darle un rápido beso en los labios - te veo mañana en el hotel - añadí antes de darme la vuelta y comenzar a correr.
Debo añadir que no era la persona más rápida corriendo, pero no estaba tan mal. Corrí hasta llegar al hotel y cuando mire el reloj ya eran las cinco con diez. Entre al hotel lo más rápido que pude y ahí estaba Paula, sentada con expresión furiosa.
- ¿Se puede saber dónde estabas? - pregunto en cuanto entre, casi gritando - Llegue aquí a las cuatro, como tú me dijiste. Y aunque casi nunca seas puntual, no tardabas más de diez minutos en llegar ¿Qué te está pasando Camila? - añadió mientras tomaba sus cosas lista para irse - Ya nos veremos otro día, ahora tengo cosas que hacer.
- Pero Paula - dije corriendo detrás de ella - Solo fue una hora - Mierda, no tuve que decir eso
- ¿Solo fue una hora? ¿QUE CARAJOS TE PASA CAMILA? - Grito en mi dirección.
- Lo siento, estaba con Leo y...
- Claro, con Leo. ¿No habías dicho que no te volverías a enamorar tan pronto? ¡La estas cagando Camila! ¿Quieres que te vuelvan a lastimar verdad? Solo te digo que cuando pase, ¡no me busques! - dijo demasiado furiosa, pero en seguida note que se arrepintió de lo que dijo, aunque ya era demasiado tarde
- ¿Sabes? Tal vez tengas razón - dije con la vista nublada por las lágrimas, evitando parpadear - Si, quizá me lastime, o quizá no. Pero no lo sabré si no lo intento, si no abro de nuevo mi corazón para dejar entrar a alguien. Y gracias por decirme que no te busque, lo tendré en cuenta - concluí mientras salía corriendo de ahí en dirección al hotel, escuchando como me gritaba desde atrás, pero sin voltear. Cuando entre a mi habitación los ojos me picaban terriblemente. No podía ver con claridad lo que tenía en frente, así que deje que todo mi coraje saliera, al igual que mi tristeza.
Después de algunas horas llorando, pensando y reflexionando, me di cuenta que es muy difícil saber utilizar las palabras. "Siempre y nunca". "Siempre y nunca". Me pase todo ese tiempo pensando en esas dos palabras. Muy fácil de pronunciar ¿No? El problema es decirlas con la persona correcta. "Siempre estaré para ti y nunca te fallare" ¿Y qué había pasado? Simplemente no pudo cumplir su promesa como amiga. Y aunque fue por una tontería, lo que me dolió fue lo que me dijo.
Tome un cuaderno e hice lo que sabía que me haría sentir mejor. Escribir todos mis pensamientos.
Algunas promesas no se pueden cumplir. Y no te diré que si prometes algo lo cumplas, porque en ocasiones no podrás, por la razón que sea. Porque la persona cambio, o porque tu cambiaste. Solo te digo que no hagas promesas. Puedes prometer algo que en el momento creerás cumplir. Pero en un año, o inclusive en un día tu decisión puede cambiar, y te darás cuenta que no puedes cumplir tu promesa. Como consejo únicamente: No prometas nada. Espera a que las cosas pasen y actúa. De nada sirve que digas unas simples palabras si cuando llegue el momento no las cumplirás. "Siempre" y "nunca" son unas palabras muy fuertes, y es muy fácil pronunciarlas. Lo difícil es decirlo en el momento correcto y a la persona correcta. Hay que aprender a utilizarlas
Cuando termine de escribir definitivamente me sentía mejor. Sentía que una parte del dolor se había quedado ahí guardada, y que no había necesidad de que volviera a salir. Tome la hoja, la rompí en pedazos y la tire al basurero del hotel.
Cuando termine, comencé a hacer mis maletas para el día siguiente. Esta era mi última noche en Madrid y quería recordarla como una de las Grandes. Me lave el rostro y tome mi teléfono. Veinte llamadas perdidas de Paula. Las ignore y le llame a Leo. Lo cite en la Plaza España y le pedí que llevara un globo de gas Helio. Yo llevaría hojas y plumas. Nos vimos ahí a las 8:00, nos saludamos con un beso rápido y le platique mi idea.
- Quiero que en esta hoja, anotemos todo lo que nos gustó de este viaje y lo que no. Que simplemente lo dejemos ir cariño. Juntos.
El sonrió demostrándome que estaba de acuerdo. Comenzamos a escribir todo lo que había pasado y al final la nota quedo algo así:
"Gracias Madrid, por cada momento. Llegamos aquí por motivos diferentes, pero ninguno de ellos era enamorarnos. Encontramos el amor, cuando creíamos haberlo perdido. Dejamos cosas, y recibimos cosas. Todo lo que era necesario. Gracias por todo Madrid, hasta la próxima.
Firman: Leo y Camila"
Al final, amarramos la nota al globo y nos colocamos en el centro de la plaza. Les grite a todos los que estaban ahí, que miraran a estos locos enamorados. No tuve miedo, porque esta era la última noche. Nos tomamos de una mano, y dejamos volar el globo. Mientras veíamos como se iba, ambos estábamos pensando distintas cosas. Yo por mi parte estaba pensando en lo que vendría, y en que nos pasaría en Venecia.
Cuando terminamos me llevo al hotel, cuando se estaba despidiendo de mi se me ocurrió algo muy loco.
- Cariño, ¿Te quedas a dormir? - pregunte esperanzada.
- Pues, si no te molesta nena, yo feliz - contesto mientras me besaba la mejilla.
- Claro Leo - nos abrazamos y entramos así al hotel.
Cuando estábamos en mi habitación comenzamos a platicar de todo lo acontecido en Madrid, y también contando anécdotas de la infancia. También le conté lo que había pasado con Paula, a lo que él me apoyo. A la media noche Leo llamo a la recepción y pidió que nos subieran una botella de vino, que para las dos de la madrugada ya estaba vacía. Nos quedamos dormidos cerca de las cuatro, y aun sin sueño. Únicamente para no llegar tarde al viaje a Venecia.
...Chicos, espero que la historia les este gustando mucho, muchísimo :3
Tomen este capítulo como un regalo de navidad
Los quiere: la autora :3
Hasta la próxima :3
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La vuelta a tu corazon en 80 días.
Teen FictionSi, me rompieron el corazón... Carajo, ¿Por que la gente dice que le rompieron el corazón cada 6 días? A mi me habían roto el corazón de verdad, en serio, demasiado. Ni un bote de helado completo lo curaria. Toda esta locura comenzó con mi libro fav...