ADVERTENCIA: Antes de que lean este capitulo, quiero informarles que aparecerán escenas un poco "fuertes" o "moderadas" en cuanto a su contenido. No escribi completamente "pesada" la escena, debido a las políticas de wattpad, por ello no maneje demasiado ese fragmento.
La advertencia es solo decirles que es "moderado" o algo así. Pero sigo considerando que puede leerlo cualquier o casi cualquier tipo de publico :) gracias.Leonardo me propuso ir a él Gran Canal de Venecia para subirnos a un vaporetto y dar un paseo por la ciudad, a lo cual yo accedí.
Llegamos aproximadamente a las 5 de la tarde y hacia un frío tremendo. Él me sonrió como el día que estuvimos en Starbucks y me dijo galantemente:
- Creo que se cómo puedo quitarte el frío - me paso un brazo por los hombros y me acurruco en él - ¿Lo ves?
- Si - dije mientras aspiraba profundamente su perfume que tanto me gustaba - Me encanta estar contigo, cariño.
- También a mi pequeña - añadió mientras me daba un beso en la frente
No sé qué había hecho para encontrar a alguien como él. Tal vez las fuerzas divinas se habían cansado de verme sufrir, y me mandaron a la mejor persona del mundo. O tal vez era un ángel que estaba cuidándome. No lo sé. Solo sé que tenía al mejor novio del mundo
Comenzaba a oscurecer y estaba demasiado absorta en la Ciudad que tarde en percatarme de que Leo me estaba hablando.
- ¿En qué piensas cariño? - Me pregunto mientras me miraba a los ojos
- En lo romántica que es la ciudad - sonreí. Me encantaba que me llamara de esa manera - Y en lo bello que resulta compartirla contigo
Él sonrió y no dijo palabra alguna. Nos quedamos algunos minutos así, mirándonos a los ojos. Me encantaba su mirada. Sus ojos eran tan claros... tan bellos. Se acercó lentamente a mi boca mientras me daba un pequeño beso y sonreía atrayéndome más hacia él.
Cuando el paseo termino fuimos a buscar un hotel. Cuando encontramos uno, entramos y hablamos con la señorita de recepción.
- Buenas noches ¿Cuántas habitaciones van a ocupar? - pregunto con una sonrisa que se veía muy natural en su rostro. Tal vez lo era, o quizá estaba tan acostumbrada a fingir sonrisas que ya era natural.
- Dos - contesto Leonardo al mismo tiempo que yo decía que una. El volteo a verme mientras la señorita nos miraba con expresión confusa, esperando una respuesta. Ambos comenzamos a reírnos a carcajadas ante la mirada de la recepcionista.
- Una sola habitación - determine mientras veía a Leo a los ojos. Si ahora éramos pareja, no habría ningún problema en que compartiéramos recamara.
Lo tome de la mano y empecé a caminar hacia la habitación en la que pasaríamos nuestra estadía aquí. En esta ocasión me había permitido pagar un hotel especialmente caro, porque lo compartiría con una persona muy importante para mí, y no me importaba en lo más mínimo como sobreviviría el resto de mis días en el viaje. No quería pensar en un futuro. Solo quería el presente. Este presente; al lado de Leonardo, en un hotel bastante caro, disfrutándonos el uno al otro.
Entramos a la recamara y en definitiva valía lo que había costado. Había una mini sala de estar en la entrada de la recamara, más adelante una puerta cerrada, la que supuse que era el baño y en seguida una cocina con una mini barra. A la derecha estaba la cama con unas sábanas blancas y moradas a juego, y la habitación entera media aproximadamente el triple de mi habitación de Madrid.
Entramos y lo guie directamente a la sala del cuarto. En cuanto estuvimos sentados comenzamos a platicar de lo bien que había estado el viaje y el paseo por el Gran Canal.
- Definitivamente, no hubiera sido igual sin ti cariño - dije mientras lo tomaba de la mano y la estrechaba suavemente.
- Y sin ti tampoco nena - sonrío - Tenía pensado venir aquí tal vez en dos o tres años, pero venir contigo fue mejor que si hubiese venido solo.
- ¿Te puedo preguntar algo, cariño?- añadí
- Claro, amor - sonrío
- ¿Qué soy para ti? - pregunte temerosa de la respuesta. Él se quedó unos cuantos segundos pensando, y después respondió.
- Cariño, tú eres para mí la mejor chica del mundo. Eres esa fuerza que me impulsa a querer levantarme todas las mañanas. Esa sonrisa que se produce en mi rostro, es por ti, y si no estuvieras tu... No sé si podría sonreír... Tal vez te parezca un poco pronto, considerando el tiempo que llevamos de conocernos, pero para mí, eres eso y aun mas, nena.
Nos quedamos un rato en silencio, sonriendo y mirándonos. Tal vez alguna persona pudiera pensar que sería un momento incomodo estar más de diez minutos mirándote con tu pareja, pero para mí no lo era.
Verlo era una de mis actividades favoritas del día. Algo así como una obsesión.
Pude apreciar que tenía un pequeño lunar debajo de su oído, y que su barba estaba recién afeitada. También logre mirar sus ojos con más detenimiento. Eran marrones como cualquier otro par de ojos. Pero estos me hacían sentir algo especial. Un remolino interno. No solo en el estómago, sino en todo mi cuerpo.
Después de varios minutos, el coloco una de sus manos sobre mi mejilla y comenzó a acariciarla con su dedo pulgar. Una oleada de satisfacción me recorrió desde la cabeza hasta los pies al sentir su tacto. Cerré los ojos y me acurruque contra su mano. Ninguno de los dos hablaba. No queríamos romper este silencio tan precioso.
Acerco mi rostro al suyo y nuestros labios se unieron como muchas otras veces ya lo habían hecho, pero sintiendo algo diferente que de los demás. No sabría descifrar que era, pero era lo más hermoso que había sentido nunca al besar a alguien. Más aún que mi primer beso, o que el ultimo que había dado con él. Este era especial.
Nuestras lenguas comenzaron a unirse. Primero despacio y luego un poco más rápido, en busca de más, de mucho más. Bailaban la misma danza, al ritmo de nuestros corazones agitados. Sus manos se introdujeron por debajo de mi camiseta, tocando mi espalda. Estaban heladas y solté un pequeño grito cuando las sentí. Intento detenerse ante mi exclamación, pero en seguida susurre que estaba bien. Tome su camiseta y la quite por encima de su cuello, separándonos solo lo necesario para que la prenda saliera. Me separe un poco de él. Era la primera ocasión que lo veía así. Tarde unos segundos observando su precioso y marcado abdomen. Me senté encima de él para poder abrazar con mayor facilidad su cuello. El por su parte, jalo mi camiseta con rapidez, para no interrumpir nuestro apasionado beso. Nos levantamos torpemente, intentando sincronizar nuestros pasos para llegar hasta la cama, pero al final el me levanto y yo rodee sus caderas con mis piernas, aun besándonos. Comenzamos a reír por lo bajo aun con los labios unidos. Llegamos a la cama y el me acostó con cuidado mientras se colocaba encima de mí. Continúo besándome unos segundos más, pero se incorporó un minuto. Se apoyó sobre un brazo mientras abría la mesa de noche del hotel. Efectivamente, ahí estaba lo que buscábamos (Creo que sabían que vendríamos). Tomo un condón y lo abrió de un tirón. Durante cada momento nos estuvimos besando con la misma pasión del comienzo y no paramos de hacerlo hasta que ambos nos relajamos respirando profundamente, e intentando calmarnos. Él se recostó a mi lado y me sonrió, a lo cual yo le devolví la sonrisa
- Te amo nena - dijo mientras me miraba profundamente a los ojos, como nunca me había mirado. Eso, y la confesión que acababa de hacerme, lograron que mi respiración se cortara aún más.
Si esperaba que me dijera cualquier cosa en la noche, probablemente esa era la última de la lista. Me dejo tan atónita que no le conteste rápidamente.
- Yo también te amo Leo. Te amo muchísimo - conteste mientras le daba un beso en los labios. Un tierno beso en los labios.
Continúe pensando un buen rato en lo que acababa de decirle a Leonardo y en lo que él me había dicho. Nos amábamos. ¡Nos amábamos! Y Venecia, esta preciosa ciudad, era la única testigo de nuestra confesión de amor.
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La vuelta a tu corazon en 80 días.
Teen FictionSi, me rompieron el corazón... Carajo, ¿Por que la gente dice que le rompieron el corazón cada 6 días? A mi me habían roto el corazón de verdad, en serio, demasiado. Ni un bote de helado completo lo curaria. Toda esta locura comenzó con mi libro fav...