Jamás, ni en mil años, habría esperado enamorarme. Yo, un Malfoy. Y menos de ella, hija de muggles, Gryffindor y mejor amiga de ese asqueroso Potter, ¡lo tenía todo! Todo lo que repugnaría a mi familia, por supuesto.
Sin embargo ahí estaba, besando los labios de Hermione Granger. ¿Un Slytherin y una Gryffindor? ¡Qué barbaridad! ¿Cómo osábamos romper años y años de enfrentamiento entre nuestras casas con aquellos besos? Sin duda, estábamos rompiendo todos los esquemas habidos y por haber en toda la historia de Hogwarts.
Entre beso y beso, ella volvió a reír. Entonces yo reí también, olvidándome por un momento de todo lo que me rondaba por la cabeza, que no era poco.
Extendí una mano y pasé el pulgar por su sonrojada mejilla, lo que hizo que adquiriera una tonalidad aún más rojiza.—¿Se te había perdido algo entre mis labios, Granger?—susurré, divertido.
—Lo mismo que a ti en mi pelo, Malfoy—respondió, sonriendo.
—No, Granger—dije, echando una rápida mirada al pasillo de la enfermería, por si volvía la señora Pomfrey—. Es que había visto que tenías un enredo, y como soy un caballero...
—Como eres un caballero, me acercas a ti para verlo mejor... al enredo—respondió, un poco más cerca de mí, mientras se mordía el labio inferior.
—¿Por qué haces eso?—pegunté, intentando parecer molesto, sin éxito.
—¿El qué?
—Morderte el labio. Deja de hacerlo—exigí con una rotundidad aplastante.
—¿Es una orden, Malfoy?—preguntó con voz melosa, mordiéndose ahora el otro lado.
—Sí lo es, para ya.
—¿Es que prefieres morderlo tú?
¿Quién eres tú y qué has hecho con Hermione Granger? Pensé.
—Bueno chicos—dijo una voz aproximándose, y Hermione se incorporó rápidamente—. Se acabó el horario de visita. ¿No tienes hambre, cielo?—le preguntó a ella–. Llevas aquí todo el día, mira, ya ha anochecido. Seguro que se te ha pasado la hora de la cena.
La doctora le dio la espalda a Hermione y se acercó a mi cama para remeter las sábanas bajo el colchón.
—No se preocupe señora Pomfrey—dijo Hermione en voz baja—. Ya he comido algo.
Y una vergonzosa sonrisa ladeada apareció entre sus labios, mientras evitaba mi mirada.
—Así me gusta, muchacha. Y ahora vete, vamos, Draco tiene que descansar.
Pero aquello era ridículo, yo no quería descansar... Así que, sin que la mujer se diera cuenta, le hice señas a Hermione para que me esperara fuera.
—Estás loco—dijo con los labios, sin pronunciar palabra, con una expresión extrañada en la cara pero divertida.
—Está bien señora Pomfrey, de verdad, no me voy a escapar—dije, sintiéndome aprisionado bajo las sábanas.
—Oh, no creía que fueras a hacerlo, cielo—respondió ésta con una sonrisa, mientras se daba la vuelta para comprobar que Hermione se había ido—. Ahora bebe esto, y ya verás que mañana te encuentras mucho mejor.
—¿Es completamente necesario?—pregunté, poniendo cara de asco al mirar aquel mejunje de color gris claro.
—Vamos Draco, los de primer año no se quejan tanto como tú.
Con intenciones contrariadas, me puse el vaso en los labios y sentí aquel pastoso potingue, que no era ni líquido ni sólido. Su textura era parecida a la del cemento, y tuve que hacer un gran esfuerzo por que las arcadas no fueran a más. Centrado en no vomitar, cerré los ojos con fuerza y me tragué como pude aquella asquerosidad.
![](https://img.wattpad.com/cover/55681433-288-k803816.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mi estúpida Granger
Romance¿Qué hubiera pasado aquella tormentosa noche en la mansión de los Malfoy, si su único hijo hubiera estado enamorado de aquella simple y vulgar muggle que yacía tendida en el suelo bajo la amenazante Bellatrix Lestrange? ¿Qué hubiera pasado si esa lá...