Capítulo Diez

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—¡Louis! ¡Hey, Louis! —el rizado corría detrás del pequeño castaño de ojos azules, pero este no se detenía. —¡LOUIS! —gritó, haciendo que al fin el oji-azul se detuviera. 

—¿Qué? —gruñó Louis, mirando al pobre chico con ojos furiosos. Harry se encogió de inmediato, esperando el golpe mientras cerraba fuerte los ojos. Louis lo miró con confusión.

—No me pegues, por favor, lo siento. No quería...yo no...—tartamudeó el rizado y Louis apoyó con suavidad su mano en su mejilla. Harry se encogió más, si es que era posible.

—Tranquilo, mocoso. Todo está bien, no estoy enojado ni voy a herirte —susurró, acariciándolo con suavidad. Poco a poco, Harry dejó de temblar y se atrevió a alzar la mirada. —Te dije que yo nunca te lastimaría, me duele que no confíes en mi palabra. 

—Es que tu...estabas...yo...

—Hey, basta. —ambos se sumieron en un profundo silencio. Los pasillos se vaciaban poco a poco, claro, sin antes dar una indiscreta mirada hacia ellos. Cuando el pasillo donde se encontraban quedó vacío por completo, Louis habló—: ¿Te golpean seguido, Harry?

El rizado se tensó, mirando hacia el piso negó rápidamente. —Harry... —dijo, en tono de advertencia.

—Solo no me gustan las personas enojadas —susurró, entonces Nick apareció en dicho pasillo. 

—Ahí estás, cariño —el castaño se acercó con una gran sonrisa en el rostro. Harry mordió su labio, apartándose del oji-azul automáticamente. —Vamos, te llevaré a casa —dijo, dedicándole una mirada enojada a Louis.

—Eh, lo voy a llevar yo. —dijo Louis, irguiéndose en su total estatura, aún así Nick seguía más alto, pero el oji-azul lucía imponente. 

—Te recuerdo que él es mi novio, no el tuyo. Consiguete uno y deja el mio en paz —gruñó Nick, con toda la valentía de su escuálido cuerpo. Tomó el brazo del rizado y lo arrastró fuera de la escuela. Harry lo siguió, como un perrito siguiendo a su amo. 

La sangre de Louis hirvió. Necesitaba que Harry fuera suyo. 

                                                                 ****

Zayn esperaba sentado fuera de la oficina del director mientras rascaba distraídamente su falsa barriga. Se había acostumbrado tanto a ella que esa acción ahora era casi automática. Si fuera una barriga de verdad, estaría lleno de estrías, pensó con gracia. 

—¿Qué haces aquí? —preguntó una voz que comenzaba a hacerse tan, pero tan conocida. Genial, Zayn lo estuvo evitando todo el día y ahora estaba ahí.

—¿Qué crees que hago? Espero al director. —Zayn rodó los ojos. Liam no pareció escucharlo, ya que su concentración estaba en todos y cada uno de los golpes nuevos que veía en su piel.

—No luces muy bien —admitió, sentándose a su lado. Zayn rió con amargura y, cuando estaba a punto de contestar, la puerta se abrió.

—Entra Zayn —pidió el director, mirándolo con amabilidad en sus arrugados gestos. El morocho se levantó dispuesto a entrar, pero Liam lo detuvo.

—Señor, quisiera entrar con él. Ya sabe, apoyo moral y todo eso —habló Liam, sin saber de donde mierda había salido eso. Sólo no quería dejar al morocho. 

El director lo miró con incredulidad. —Entra, supongo que Elizabeth se pondrá feliz si te ve apoyando a tu pareja —habló, sonriendo. Liam se sonrojó, entrando seguido del morocho. Ambos chicos se sentaron frente al escritorio, mientras que Elizabeth y el director se quedaban de pie. 

Parental Proyect (L.S-Z.P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora