Capítulo 8

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-¡Sasuke!-exclamó apenas me vio- ¿Dónde diablos estabas?

Eran casi las diez de la noche cuando regresé a mi apartamento y si no hubiera estando tan ebrio, hubiera supuesto que Sakura estaba ahí.

-¿Has conducido ebrio?-ella lucía más con una furia de la mitología griega que como mi mejor amiga- ¡podías haber tenido un accidente!

-Sakura, eres muy ruidosa- dije tratando de que mis oídos no explotaran por sus gritos.

Ella pareció comprenderlo y se ruborizó por ello.

-Estaba demasiado preocupada-reclamó.

Me hubiera sentido como un afortunado si de antemano no supiera que Sakura se preocupaba por todo el mundo. Así es, no te hagas ilusiones.

-Solo no tenía ganas de ir a clases-admití. No tenía ganas de ver tu cara.

-Dije que seguías enfermo y Tsunade pareció creerme.

-No pedí que mintieras por mí-gruñí- no eres quién para meterte en mis asuntos.

-¿No soy quién?-pareció confundida- ¿Qué diablos pasa contigo Sasuke?

-No, ¿qué diablos pasa contigo?- reclamé

Entonces la vi a los ojos, ella estaba a punto de llorar. La única parte consciente de mí me avisó que estaba siendo un cretino y que la estaba hiriendo.

-Lo siento, el alcohol me hace un idiota-dije-puedes irte, estoy bien. Mañana te llamaré.

No esperé su respuesta y entré a mi habitación, ella me siguió por un momento pero cuando empecé a desnudarme ella salió. Escuché la puerta del apartamento cerrarse cuando entré a la ducha.

El domingo me desperté con la peor resaca que había tenido alguna vez, mis sentidos me martilleaban. Sakura llamó al mediodía, indicando que debía ir a su apartamento a planear bien lo que haríamos.

De mala gana me levanté, eran casi las once de todas formas. Cuando llegué al departamento que compartían Hinata y Sakura, me sorprendió verlos a todos ahí, al parecer solo Naruto sabía la verdad del día anterior, todos los demás solo me preguntaron por mi mejoría.

-Bueno- dijo Itachi- como todos saben, Sakura y yo vamos a casarnos.

Todos asentimos, supuse que ya habían explicado la situación a los demás de antemano.

-Mi padre me hará faltar la próxima semana a clases-anunció Sakura-planea llevarme a todos sus compromisos sociales, reuniones e incluso a una gala. Quiere que de esa forma todos sus accionistas me conozcan.

Ino puso una cara de asco, supuse que se estaba imaginando la escena.

-No sé qué planes tenga para la semana después de esa- continuó Sakura- pero estoy prácticamente segura que el sábado cuando se celebre la fiesta de mi cumpleaños alguien va a pedir mi mano y mi padre como planea lo aceptará.

Solo imaginar a Sakura comprometido con un asqueroso socio corporativo me dio náuseas, la idea de que se casara con Itachi me deprimía, pero casarse con un desconocido me afectaba mucho más. Cualquier escenario en que no te cases con ella te afectará.

-¿Planea solo dar tu mano el mismo día en que cumplas la mayoría de edad?- preguntó Gaara- tu padre está loco.

-Loco por el dinero y mantener sus inversiones- contestó Sakura.

-¿Y cómo podemos ayudar?- preguntó Temari.

-Ese mismo día vamos a casarnos- respondió Itachi.

Las cosas que no podía negarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora