Capítulo 10

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Querido Dios, si esto es un sueño, permíteme soñar eternamente.

Yo había visto a muchas mujeres desnudas en mi vida e incluso había visto a Sakura en traje de baño bastantes veces, pero había algo mucho más íntimo en tenerla en mis brazos en ropa interior.

Besé cada centímetro de piel a la vista y ella no dejaba de suspirar mi nombre. Verla así, sonrojada y excitada al mismo tiempo era tan exquisito que algún pintor o fotógrafo debería captar el momento. En realidad no, no permitiría que nadie la viera de la forma en que yo podía verla.

Me estaba tomando realmente mi tiempo, quería tomarme el resto de la vida en esa cama junto a la chica a la que amaba, la única chica a la que había amado.

Me detuve en el nacimiento de su pecho, dando besos por aquí y por allá, dando pequeños mordiscos. Quité su sostén y no le di tiempo ni de sentir vergüenza por ello y tomé uno en mi boca. Sakura gimiendo era verdadera melodía en mis oídos. Mientras continuaba mi atención en sus pechos una de mis manos se desvió al sur y se introdujo en la única ropa que le quedaba. Se arqueó con fuerza cuando mis dedos tocaron su clítoris.

-Sasuke- me miró inhalando.

-Exquisita- dije mientras repartía un camino de besos desde su pecho a donde mi mano me esperaba.

-No te atrevas- dijo intentando sentarse con rapidez cuando advirtió mis intenciones.

-Prometo que te encantará- dije tumbándola de nuevo

-Pero...

Volví a subir a su rostro para besarla y detener sus quejas. Pronto tendría la clase de quejas que me gustaría escuchar.

-Te gustará- prometí y ella no me detuvo más.

¿Dije que sus gemidos eran melodía? Oírla llegar al orgasmo por mi boca fue un jodido concierto.

Su pecho subía y bajaba mientras se recuperaba del orgasmo y aproveché para quitar las prendas que me quedaban. Sakura admiró mi cuerpo desde su posición y por primera vez las horas del gimnasio cobraron la pena. Cientos de mujeres me habían admirado antes, me habían deseado antes, pero siempre quise que lo hiciera ella. Y al fin sucedía.

-No puedo esperar un segundo más- dije a su oído- pero aún puedes detenerme, me detendría por ti.

Ella me miró con amor y me besó como respuesta. Buscó una de mis manos y la agarró, yo me aferré a esa mano y entré en su interior.

Nunca antes había estado con una virgen, pero no era ningún idiota para saber que debía tomarme las cosas con calma. Y ésta era Sakura, mi Sakura. ¿Te gusta como suena, verdad?

Su rostro se ciñó en una mueca de incomodidad cuando atravesé la barrera que la hacía finalmente mía y yo solo podía repetirle al oído cuando la amaba mientras repartía besos por su cuello.

Ella se ajustó a mí como si encajáramos a la perfección y sus entrañas abrazaban mi miembro tan fuertemente que pensé que me vendría de inmediato, pero me contuve, quería escuchar su orgasmo. Cuando gimió mi nombre en su orgasmo desencadenó el mío.

Yo podía tener varias rondas de sexo en la misma hora, pero no sé si era porque había sido un día de cientos de emociones, pero me sentía terriblemente agotado. Me recosté a su lado para no aplastarla con mi peso y la atraje a mi pecho para que descansara sobre él.

-Eso fue realmente bueno- dijo aún tratando de respirar con normalidad- ¿me he perdido tantos años de esto?

Sé que me estaba molestando, pero aún así lancé un bufido como respuesta y ella empezó a reír.

Las cosas que no podía negarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora