Capítulo 2 Sangre sucia

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Todos nos encontrábamos en el Gran Comedor siendo participes de la ceremonia de selección de los nuevos alumnos, sin embargo, cuando miré hacia la mesa de Gryffindor, observé dos sitios vacíos. Hermione movió sus labios e identifiqué de qué se trata, me preguntaba por Harry y Ron; y yo solo pude encogerme de hombros. Era muy raro que mi primo y su amigo no estuvieran allí, debían haber traspasado el muro detrás de mí, pero pensándolo mejor, tampoco en el tren había coincidido con ellos y esos pensamientos hacen que temiera lo peor. Si Harry no estaba en su mesa, es porque le había ocurrido algo. Desvié la mirada hacia la mesa de los profesores, donde también había un asiento desocupado. Mentalmente repasé el nombre de todos los docentes y entonces me dí cuenta, de que el ausente era Snape. Enseguida comprendí que aquello era una mala señal, sí Snape los descubría, ambos (Harry y Ron) tendrían graves problemas.

Tras el largo banquete, donde mi preocupación por Harry no me abandonó ni un momento, me dirigía hacia mi sala común cuando una voz muy conocida gritaba mi nombre. Me giré y vi a mi primo, en cuyo rostro y manos lucían algunos rasguños; correr hacia mí.

-¿Qué te ha pasado? -Pregunté mirando sus pequeñas heridas.

-Ron y yo no pudimos pasar el andén, se cerró... hemos venido en el coche del señor Weasley, luego chocamos con el sauce boxeador, la varita de Ron se ha roto por el accidente y bueno... el profesor Snape nos estaba buscando, así qué puedes imaginarte lo que ocurrió...

-¡¿Estáis locos?! ¿Por qué no enviaste a tu lechuza, Harry?

-Eso mismo nos dijo McGonagall, pero no lo pensé.

La actitud temeraria de Harry jamás dejara de sorprenderme. Asumía demasiados riesgos y todo por no pensar en las consecuencias. Era incapaz de recapacitar sobre los problemas que sus acciones podían conllevarle y parecía olvidarse que aún era solo un niño con escasos conocimientos mágicos.

-¿Os han castigado?

-Snape quería expulsarnos -Dijo mientras me mira fijamente -Pero McGonagall es la jefa de nuestra casa y la que decide, por tanto solo nos ha puesto un castigo... pero aún no sabemos de qué se trata, nos lo hará saber.

Harry me miró intentando analizar si estaba enfadada o molesta, tras unos segundos de silencio, decidió volver a intervenir.

-¿Cómo pasaste tú? No notaste nada raro... se cerró cuando tú lo habías atravesado...

-No sentí nada, pase junto a la señora Weasley y Ginny -Respondí mientras intentaba recordar si sucedió algo extraño -¿Por qué?

-Primero el elfo doméstico por el que casi nos expulsan... luego no puedo atravesar la barrera...

-¿Piensas qué tiene relación? -Interrumpí -No sé Harry... tal vez solo fueran coincidencias, yo he podido pasar sin problemas y el elfo también me advirtió... aunque con menos ímpetu.

-Estoy seguro que alguien no quiere que este año esté en Hogwarts.

Uno de los prefectos de mi casa pronunció mi nombre pidiéndome que me dirijiera hacia la sala común. Me despedí de Harry y rápidamente me dirigí hacia mi casa de Hogwarts. El primer día había terminado, era la hora de descansar para hacer frente al primer día de clases aunque aún sigía pensando en las teorías de mi primo.

***********

A la mañana siguiente todos hablaban sobre la llegada a Hogwarts de Harry y Ron en el coche. La noticia se extendió muy rápido y en el Gran Comedor no existía otro tema de conversación. Mientras desayunaba, escuché a las lechuzas que portaban el correo, pero casi no les presté atención puesto que mis padres solo me enviaban algo por Navidades. Odiaban todo tipo de relación con el mundo mágico y estaba segura de que únicamente me enviaban un regalo en esas fechas para aparentar que me extrañaban.

Theresa Dursley y la cámara secreta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora