Y lágrima a lágrima se hundió en sí mismaY por más que nadaba volvía a hundirse
Huía del agua y el agua salía de ella
Irónico
Quería salir de todo aquello y sin dejarle a él, más irónico aún
Dejo de luchar
No por favor, no la llaméis cobarde
No sin saber que lucho hasta su último suspiro
Llamarla luchadora, guerrera e incluso cabezota
Pobre, lucho inútilmente
Buscaba la superficie sin saber que ya no había (o sin querer saberlo)
Que no la había desde el día en que su alma y su corazón fueron robados por el más egoísta y traicionero de los ladrones (él)
Hoy la he visto, nadaba ahogada en sus propias lágrimas pero parecía más tranquila de lo que me habían contado
Como hecha a la idea
Como acostumbrada a tanto mal
Era como una sirena y ya no nadaba sola