He crecido oyendo a mi madre hablar de lo inquieta y terremoto que era,
me he caído tantas veces sobre el asfalto, arañando mis rodillas que las cicatrices son parte de mí y de mi historia.
Dicen que nos gustan los riesgos, los peligros, lo prohibido..
Y a mí me gustan de más.
Hablemos de los piratas, de los tíos malos, de los villanos, de sus cicatrices y de sus aventuras.
Hablemos de mí y de mi adición al precipio.
Hablemos de cómo me juego el cuello cada noche, diambulando por el límite, deseando caer.
Sí, caer.
Ya sé que nadie lo entiende, pero eso es justo lo que busco.
Que mientras caiga los segundos se detengan, la mirada se me pierda, los recuerdos huyan y mi corazón salte conmigo por la borda.
¿Y el golpe?
Del golpe ya hablaremos después, si eso.