Vivo preocupada por ti,
sin saber que preocuparse
es perder el tiempo.Sin saber que preocuparse es justo lo que uno hace antes de ocuparse del problema.
Y no lo digo yo, lo dice la palabra.
Pero claro, a ver quien tiene cojones de ocupar su tiempo en olvidarte.
De olvidar tu sonrisa aquel día que despertaba a tu lado, aquella noche que fuimos nosotros sin miedos, miradas ajenas, ni reproches.
Aquella noche que tú me buscabas fuera de nuestra ciudad, y yo solo quería que tú me encontrarás y me hicieras sentir más en casa que nunca.
No te voy a mentir, ni si quiera me escondí.
Ni si quiera eche en falta nuestro puente, porque en cada beso podía notar cómo íbamos construyendo un nuevo monumento.
Ojalá habernos visto desde fuera, porque mi mirada y mi sonrisa harían sombra a la mismísima Alhambra.
Brillaban más que la Torre Eiffel y contaba más que los candados de cualquier puente de Venecia.
Ojalá hubiésemos hecho historia. Otra historia.
Porque te juro que mi día empieza castigándome al no tenerte al lado.
Y porque quizás lo único que vayamos a cumplir de las buenas historias es el final dramático.
Y el nuestro no va a dejar a nadie inmune.
Porque después de todo soy yo la que se marcha con la puerta abierta, maleta cargada de recuerdos y contigo de espaldas dirección a una nueva vida en la que no tengo papel, ni entrada de emergencia.
Buena suerte pequeña gran revolución, gracias.
Revolucionaste mi vida y eso siempre te lo deberé.
