Madurar es saber que es madurar.
Madurar es saber que el tiempo no cura todo y que el todo siempre es menos de lo que creemos.
Es saber que siempre hacen falta impulsos desde abajo para llegar bien arriba.
Saber que de los errores se aprende pero nunca de los primeros cometidos.
Es darse cuenta de que el tiempo solo pasa cuando tú has cambiado.
Y que cambiar es tan necesario como respirar.
Comprender que respirar es un acto involuntario pero que vivir es totalmente voluntario.
Quitarse la venda de los ojos y entender que como tal, si seguimos viviendo es porque así lo hemos elegido y así debemos lograr hasta el final.
Que el final puede ser hoy, un mañana muy lejano o un tarde muy pronto.
Si, he madurado.
He madurado cuando más niña buscaba ser y cuando más he llorado como niña.
He madurado cuando más he necesitado a mi madre y cuando el helado era el jarabe más deseado.
Quiero envejecer,
joder claro que me da miedo la muerte pero más miedo me da estar muerto en vida.Quiero lucir arrugas en rostro y cuerpo entero y achacarlas a ataques de risas incontroladas.
Quiero tener cicatrices internas de las que sólo hablando puedes hacer ver,
y si eso.Quiero sentirme ganadora, perdedora y simplemente participante.
Si, lo vas pillando.
Lo quiero jodidamente todo,
todo de esta vida que alguien, mi madre, me regalo.Y que a alguien algún día yo regalaré y podré intentar hacerle ver lo importante que es vivir incluso cuando más muerto se cree uno que está por dentro.
Mientras tanto..
Voy a disfrutar del hoy, que es lo único asegurado que tengo.
Voy a permitir que mi respiración involuntaria continúe y que mi más sentido acto voluntario sea el más deseado por mi.