CAPITULO 8-9-10

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                                                                        CAPITULO 8.

La charla se prolongó por las siguientes dos horas. Lo que menos hacían era comer, porque el caso era que ambos estaban muy interesados en conocer datos y anécdotas sobre el otro.

- Gastón...

- ¿Qué?

- ¿A cuánto estamos del gimnasio?

- Cómo a veinte minutos ¿Por?

- Porque son siete menos cinco.

- Jodéme.- se puso serio.

- ¡Vamos a llegar tarde Gastón! - tse queja. Él rubio levantó la mano y enseguida vinieron, pagó y cruzaron la calle corriendo.

Llegaron al gimnasio y Jimena los esperaba sentada en el suelo.

- Te juro que no fue intencional.- ella se excusa.- Se nos pasó el tiempo, enserio, disculpa.

- Ahora no hay problema, porque van a tener que quedarse más tiempo... pero cuando tengan ensayos, cada minuto es muy valioso. Ténganlo en cuenta, porque es muy importante. Hoy empiezan a entrenar los soñadores, no sé si estuvieron siguiendo los castings por televisión, pero son reconocidos, responsables y exigentes, así que van a tener que estar al ritmo.

- ¿Los soñadores, enserio?

- Si. Ah, y van a tener que venir cinco horas mañana, a menos que quieran venir dos mañana y tres el domingo.

- ¿Cinco horas?- la molestia de Gastón se hizo notar.

- Si ¿Algún problema?

- No, Gastón no tiene ningún problema ¿Por qué no empezamos? Para no gastar más tiempo ¿O tenemos que esperar a los otros chicos?

- No, no hay que esperarlos, vienen en media hora. Empiecen a calentar, a ver si le sacan ventaja.

A la media hora empezó a llegar gente. La mayoría era masculina, y en total, eran 10; el gimnasio constaba de dos pisos, y al segundo se fueron otros diez, con otro personal trainer.

Lali teníaa a Julieta y Judith a sus costados; por parar la oreja se entera de que los dos chicos junto a Gastón se llamaban Facundo y Leandro.

Las cosas se hacían más amenas cuando estaban de a muchos; ver al de al lado trabajar motivaba, pero también desanimaba: Mariana encuentra que su cuerpo no era tan trabajado, ella apenas tenía marcas de los músculos, cuando Judith tenía abdominales marcados.

- Ah... me duele, me duele...- se quejó Gastón.

- Sos flojo, eh...

- ¿Flojo? ¿Vos me estás jodiendo? ¿Vos viste todo lo que nos hizo hacer? Lali, entramos acá a las siete y son las once y media de la noche ¡Cuatro horas y media en el gimnasio!

- Y mañana tenemos cinco.

- ¿Vos estás buscando que pongan un bailarín de prueba remplazo?

- No, estoy buscando hacerte caer en la realidad. Hay que trabajar, Gastón, vos mirále el lomo a todos los soñadores y miranos a nosotros... si queremos llegar a algún lugar, vamos a tener que laburar, no queda otra.

- ¿No te duele nada?

- Todo. Pero pensálo de ésta manera, vos llegas a tu casa y no tenés nada que hacer. Yo tengo una millonada de deberes para la semana que viene.- recuerda.

- ¿Cómo podés con todo?

- Ésto es lo que quiero. Lo elegí yo, nadie me obligó, entonces no tengo derecho a quejarme. - sube al auto y se abrocha el cinturón, después de cerrar la puerta.- Llegó a mi casa, hago todas las tareas, como bien, descanso, y mañana voy a estar como nueva. Quejarme no me sirve de nada.

"CON LOS PIES EN LA TIERRA Y LOS OJOS EN EL CIELO" TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora