CAPÍTULOS 45-46-47

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                                                                  CAPITULO 45.

- ¿Vamos yendo al tomógrafo?- entró el médico más jóven.

- Si... - el hombre la levantó en brazos, y la dejó en una silla de ruedas.

- Ay, ay...- se tocó la cadera.

- No te preocupes... eso es lo que se va a ir más rápido.- empezó a caminar por el pasillo.

Adentro del tomógrafo le empezó a faltar el aire, por más que los médicos le decían que se quedara tranquila, y ella no eras claustrofóbica. Al salir, "Cristóbal" se quedó mirando una placa con otro señor, y el más grande la llevó a otro lugar.

- ¿A dónde vamos, señor?- lo mira.

- Vamos a ponerte el yeso... Me podés decir Roberto, no soy tan jóven como mi hermano pero tampoco estoy tan viejo.- se rió, ella también aunque después se agarró la cadera, le dolía.

Entraron en otra sala y la esperaba una enfermera.

- Bueno, lo que sigue te va a doler un poco, Lali.- lo mira asustada, después de que se sentara en una silla alta que alcanzara la mesa.- Te lo digo para que te prepares psicológicamente, así duele menos.- sonrió.

- ¿Qué me van a hacer?

- Como sabés, tenés tres fracturas, dos en el escalafoide y uno en el semilunar. Y mirá, acá está la placa... - se la mostró.- Los huesos se movieron en la rotura, y hay que acomodarlos con algunos movimientos antes de poner el yeso, sino no van a unirse otra vez.

- Ah, okay.- puso la mano re confiada. Roberto la miró raro y puso sus manos alrededor de su muñeca. Hizo un movimiento como para torcerlo y no pudo no gritar.

Y siguió haciendo movimientos y la estaba matando, no podía dejar de gritar de dolor, y no podía dejar de llorar.

- Basta, basta, por favor pare...- corre la mano y le duele más.

- Faltan solo dos movimientos ¿Si? Dos movimientos, una placa para ver que se hayan acomodado y te prometo que te pongo el yeso, no va a doler más.- le habló con voz dulce.

- Me duele, me duele mucho basta por favor...

- Vení, pasá por acá...- escucha la voz del otro médico a sus espaldas, mientras llorabas.

- Mi amor, mi amor estoy acá ¿Si?- se paró a su lado con la voz totalmente quebrada. Levanta los ojos y Peter estaba ahí, tenía cara de dolor y lloraba apenas. Se abrazó a su cintura y entrelazó sus dedos con la mano que estaba sana, desdoblándola, ya que ella la tenía encogida en un puño.

- Cristóbal, ya sabés que no se puede.

- Dejáte de joder, Robert ¿No ves que la chica está sufriendo? Necesita una contención personal, no un médico viejo diciéndole que ya va a pasar.- le dolía demasiado pero sino, se hubiera reído.

- Okay.- suspiró cansado.- Dos más ¿Si? Son solo dos más. - asintió, apenas pudiendo respirar, el llanto no se lo permitía.

El primer movimiento le dolió tanto que soltó la mano de Pedro y tapó su cara. El médico aprovechó su dolor e hizo el segundo.

- Ya está, ya está.

- No le mientas, Robert.- levanta la cabeza y lo mira.- Probablemente ya esté, pero sino vamos a tener que seguir ¿Si?- Cristóbal explicó y ella asintió, llorando. - Amigo, te tenemos que pedir que esperes afuera, la radiación te puede hacer mal.- ahora hablaba con Peter. Él la miró, no quería dejarla ahí.

"CON LOS PIES EN LA TIERRA Y LOS OJOS EN EL CIELO" TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora