CAPÍTULOS 54-55-56

1.3K 32 0
                                    


                                                                      CAPITULO 54.

No quiso entrar a clases por el resto del día, se queda allí. Para cuando se aclaró, hace media hora que había sonado el último timbre. Salió y cuando pasó por la cafetería, vio a Peter sentado en una mesa, con Pablo y Victorio. Se lo veía evidentemente desanimado, jugaba con sus dedos y cada unos minutos revolvía el café que estaba tomando.

- ¿Alguno de ustedes tiene mi mochila?- su voz estaba tan congestionada. Victorio y Pablo levantaron la cabeza, pero Pedro en cambio, fijó sus ojos aun más en el suelo.

- Si, yo.- Vico te la pasó.

- Me voy... después te llamo para ver como te fue, Poli. Ahora estoy un poco cansada.- él le sonrió. Estaba bronceado.- ¿M-Me acompañas, Peter? - él levantó la cabeza para mirarla, y asintió. Agarró la mochila del suelo y la siguió al pasillo. Entrelazó sus dedos con los suyos, y él te apretó fuerte, no te quería soltar. Lo miraste, te miró. Te frenaste, y juntaste tu boca con la suya, con desesperación, con ansiedad, con dolor. Él respondió de la misma forma, parecía que ese día, se sentían más igual que nunca. Y ya estaba llorando otra vez. - Yo nunca hice nada para mercerte y...

- No, no digas eso, por favor, no digas eso.- apretó sus ojos fuerte, sostuvo sus manos en sus mejillas.

- No te quiero perder Peter.- confiesa lo obvio.- Y si tengo que pelear para que no te vayas de al lado mío, entonces lo voy a hacer. - Abrió los ojos y la miró.- Pero necesito que me ayudes, necesito que... que si sentís cosas por ella me lo digas para que yo pueda pelear más fuerte...- entonces explotó en llanto.

- Te amo, perdonáme, perdonáme.- la apretó fuerte contra su pecho. Tan fuerte que la lastimaba, pero a ella no le importó.- Vos no te mereces ésto, perdonáme.- insistió.- Soy un cobarde, no te tendría que hacer pasar por ésto, no te tendría que pedir ésto... perdonáme.

- Te perdono, y vos me perdonás a mí por haberme ido, por haberte dejado solo.

- Te prometo, te prometo que te voy a decir todo, todo lo que sienta, todo lo que se me pase por la cabeza, te lo prometo, te lo juro.- clavó sus ojos en los suyos. Y ella asintió.

- Te amo con todo mi corazón, Peter.

- Yo también te amo, te amo.- dejó dos besos en su boca.

- Vámonos a casa, me quiero ir a casa, Peter.- obvió.

- Vamos, vámonos. Benja se llevó mi auto ¿Qué hacemos?

- Un taxi... llamemos a un taxi.- dejó un beso en su boca y él sonrió. Sabían que para subir a un taxi, debían salir a la calle en donde estaban todas las camionetas de prensa. - Pero no hablemos, no digamos nada, ni que sí, ni que no, nada ¿Si?- él asintió con una sonrisa, se secó la cara y marcó el número del taxi.

Esperaron a que el taxi estuviera en la puerta. Se miraron, respirando hondo para atravesar la corriente. Abrieron el portón y recién entonces empezaron a salir los periodistas de las camionetas; ella se apresuó a caminar rápido y subió al taxi sin ningún impedimento. A Peter se le pusieron dos periodistas frente a la puerta. ¿Las imágenes valen más que mil palabras? preguntó uno y él la miró. Permiso, déjenme pasar - respondió, metió el brazo por entre los dos, abrió la puerta y entró. Ella ya le había indicado la dirección al taxista, que arrancó.

Los dos fueron en silencio las cinco cuadras de viaje; Peter pagó, bajaron en la puerta del edificio y para cuando el primer periodista los alcanzó, ellos ya estaban adentro.

- Tienen razón ¿No?- lo miró en el ascensor.

- ¿De qué?

- "Las imágenes valen más que mil palabras".

"CON LOS PIES EN LA TIERRA Y LOS OJOS EN EL CIELO" TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora