CAPÍTULO_8

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- Clara amor, levántate ya.-La digo a la perezosa que tengo al lado.
- Mmmm... ¿Se ha ido él?
- ¿Él, quien?
- Éric.
- Ahh, sí, hace rato. Tranquila que nadie que no sea yo te va a ver en este estado tan horrible.-La digo bromeando. Ella me saca la lengua y se levanta. Hace media hora que se había ido Éric. El chico del súper y yo ya llevamos saliendo casi un mes.

Clara me tira unos leggins y una sudadera a la cara.
-Vístete guarra, anda que estar en ropa interior todo el día...-Me dice intentando hacerme de rabiar.
- Pues estoy igual que tú, maja.

Nos vestimos y salimos de mi casa. Ayer invité a unos cuantos amigos a mi casa y la he pedido a Clara que me ayude a limpiar porque ayer dejamos la casa hecha un asco. Necesitamos ir a comprar comida y algunos productos de limpieza que me faltan.

Llegamos a la tienda y cojemos unas pizzas y los productos de limpieza.

Ya en casa limpiamos el baño, el salón y la habitación. Silvia nos ha ayudado también, aunque ella apenas pasó tiempo con nosotras en casa anoche.
Depués de un rato me llamó Lucía, que al final nos hemos hecho buenas amigas desde el día en la cafetería, ella era la compañera que estuvo conmigo allí.
Ella y yo comenzamos a quedar muchos días para hablar, yo quería agradecerla haber llamado a la policía y poco a poco fuimos superándolo pero todavía tenemos miedo, yo tengo miedo por mi hermana. Aquellas amenazas... Ahora llamo cada muy poco a mi madre para preguntar por Raquel porque, aunque ellos estén en la cárcel la promesa que hicieron de volver sigue ahí.

Mi padre ni siquiera me ha llamado. Aunque desde que se separó de mi madre no hemos sabido nada de él, pero ya me lo imaginaba. Él seguía con nuestra familia sólo por mi madre, nunca nos ha querido a mi hermana y a mí realmente.
En casa apenas pasaba tiempo con nosotras.
-Tiara, empanada. ¿Me ayudas?
-Ay, perdona. Sí, si.-La ayudo a recoger los platos sucios de la pizza y los meto en el lavavajillas mientras ella recoje las migas y canta la canción de Hello, de Adele.
-Tiara, ¿te vienes esta tarde conmigo al bar?-Me coloco un mechón detrás de la oreja mientras pienso si debería acompañarla o no. Necesito encontrar trabajo, si no no podré pagar el alquiler. Del otro trabajo me fui hace ya tiempo, no podía seguir trabajando allí.
-Está bien, pero no me hagas pasar un mal rato.
-Tranquila, sólo vamos allí, hablamos con mi jefe de que me dé un aumento por traer a una camarera tan buenorra y nos vamos.-Me dice riendo.
Cogemos las llaves y nos vamos.

-Mierda, no me he cambiado de ropa. ¿Tú crees que voy presentable?-Clara me mira de arriba a abajo y veo que le sale una sonrisilla pícara.
-Vas más bien follable. Esos leggins y esa sudadera te hacen sexi, amiga.-Yo la doy un manotazo y ella se ríe. Abrimos la puerta y entramos al pequeño local. No parece un lugar malo, desde fuera puedes ver unas letras blancas en las que pone "Springfield" y si miras debajo del cartel ves unas bonitas cristeleras que dan al interior y te permiten ver a un montón de gente comiendo o tomándose el café de la tarde.
Dentro es muy acogedor y al lado de las mesas donde se sienta la gente a comer hay un pequeño espacio con sofás blancos y largas estanterías moradas con muchísimos libros.
Nos acercamos a una puerta en la que pone 'no estrar'. Clara la abre y veo a un señor mayor con el pelo blanco y unas gafas de culo de botella leyendo un periódico. Cuando entramos levanta la vista y frunce el ceño.
-Clara, no se puede meter aquí dentro a amiguitas.-Me lanza una mirada amenazante y yo le devuelvo la mirada. Me había encantado el local pero me da a mí que este viejo me va a amargar los días.
-No es una simple amiguita, es la chica de la que te hablé. Ya ha trabajado como camarera y se le dá bien hablar con la gente, y eso seguro que viene bien aquí. A la gente les gusta que las camareras sean amables.-El viejo se toca la pequeña barba que tiene y se quita las gafas. Entonces se gira y me mira.
-Tú que edad tienes, niña.-Lanzo un bufido al escuchar eso, este hombre me está tocando las narices.
-No soy una niña, señor, y tengo 21 años, igual que Clara.
-Vale, pues antes de nada te informo de lo que harás: vendrás de martes a viernes por la tarde y de tres a ocho. Como no son muchas horas no te pagaré mucho, pero puedes ir aumentando el sueldo poco a poco. Te encargarás de la zona de los libros y de 5 mesas y si yo te lo pido también estarás en la barra. No hace falta que lleves ropa especial, pero no se permite vestir con poca ropa. Empezarás mañana y otro camarero te ayudará con las prácticas. Ah y recuerda, aquí no se contrata a cualquiera, niña.

-Vale,admito que ese señor me ha acojonado.-Le digo a Clara cuando ya estamos fuera de la cafetería y vamos andando hacia nuestras casas. Ella me mira y me doy cuenta de está molesta.
-No me ha querido subir el sueldo el cabrón.
-¿Qué quieres que te diga el hombre? Si apenas pasas por la cafetería, bastante esque sigues ahí.
-Esque me pone muchos turnos de noche y mis noches son para mí, no para trabajar en bares de capullos como él. ¿Pero has visto cómo te ha hablado?
-Sí, la cafetería está muy bien pero el jefe no me gusta nada.
-Normal. Bueno, pero ahora que vienes tú iré más a trabajar allí, que contigo no será tan aburrido. Haber a quien te toca para que te enseñe como va porque seguro que no soy yo, el viejo es demasiado listo y sabrá que si me pone contigo lo que menos vamos a hacer es trabajar.-Me río al imaginar a Clara y a mí "trabajando" juntas.- ¿Y sabes que también va a entrar otro nuevo? Mañana hará las prácticas contigo, no hagas nada malo Tiarita.-La empujo para un lado y me despido de ella sacándola la lengua.

Sólo espero que el compañero que me toque sea una persona normal.

Recuérdame olvidarteⓒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora