-Psst Tamaki!- el rubio miró a su alrededor buscando el origen del sonido- Tamaki!- escuchó de nuevo el susurro impaciente. -Tamaki aca!!- giró nuevamente y se encontro con su mejor amiga de la infancia, que se asomaba por detrás de una columna.
-Kimei!!- saludó en un seudo grito, con su usual entusiasmo.
-Shhh!!!- la chica saltó encima del rubio, tapándole la boca y llevandolo a un corredor vacío.-Dejé de llamarte René a cambio de que no me llamaras asi!- le reprochó mientras lo arrastaba.
-Perdón, me cuesta acostumbrarme!- se diculpó nuevamente de forma exaltada.
-Podés bajar la voz?? Estás llamando mucho la atención!- se quejó la chica, soltándolo.
-Por qué tanta discreción Kim..Giuliana?- se corrigió rapidamente al ver la expresión de la chica.
-Necesito preguntarte algo, y que quede en total confidencialidad...-explicó mirando a su alrededor para ver si no había nadie mas allí.- Podes hacer eso? No contarle a nadie? Especialmente...Kyouya?- preguntó entre desesperada y suplicante.
Al ver la expresión de su amiga, Tamaki bajó un cambio y se puso un poco mas serio. Preocupado acerca de cuál era la naturaleza de lo que le iba a preguntar. Se encontraba en una situación dificil, si Giuliana le preguntaba algo muy personal acerca de Kyouya, no sabría que hacer, traicionar a su mejor amigo o decepcionar a su mejor amiga, casi hermana?
-Sabés por qué Kyouya me esta ignorando?- preguntó apenada mirandose los pies.
Tamaki suspiró, esa pregunta no lo complicaba en absoluto. En seguida reaccionó. Kyouya la estaba ignorando? Hasta donde tenía entendido, el trato entre ellos era el mismo de siempre. A menos que no halla notado nada al vivir en un constante estado de soñar despierto acerca de las cosas que podían hacer él y Haruhi como padre e hija...Suspiró ensoñadoramente, pero enseguida sacudió la cabeza, volviendo a la realidad.
-Ni siquiera sabía que Kyouya te estuviera ignorando...- admitió Tamaki sintiendose culpable por no prestar atención a sus dos mejores amigos.
-No es que se note a simple vista...-explicó la chica.- Me habla como normalmente lo haría, ya sabes... eso de mantener las impresiones, nada de amigos solo conocidos...Pero cuando estamos los dos solos, mantiene la fachada, ya no hablamos de nada que no sean las finanzas del club o el próximo tema. No me llama a altas horas de la noche para darme mas trabajo, o hablar simplemente de lo que le dijo su padre en la cena. Ya ni siquiera me mira...- Tamaki observó que su amiga apenas contenía las lágrimas.- Pensé que eramos amigos...
-Y lo son, creeme...- le dijo Tamaki abrazandola para consolarla.- Conozco a Kyouya muy bien, y sé que él te considera amiga suya. Si está manteniendo la distancia, debe ser por un motivo particular. Tuvieron una discusión o algo? Él no sabe lidiar muy bien con sus sentimientos y suele cerrarse, como un capullo, es su mecanismo de defensa...
-Lo sé, el problema es, que no tuvimos una discusión ni nada por el estilo. Simplemente de un momento a otro comenzó a tratarme así.
-De acuerdo, voy a preguntarle que le pasa a ver si podemos solucionar esto...-concluyó Tamaki sonriendo alegremente seguro de sí mismo y sus poderes como padre supremo solucionador de problemas entre miembros de su familia.
-Por favor, no seas tan obvio...-le pidio Giuliana, sabiendo que ya era una causa perdida.
-No te preocupes, Kim..Giuliana! Voy a ser tan sutil como un elefante en un bazar...-exclamó feliz de usar ese dicho de clase media y dirigiendose a la tercera sala de música ignorando totalmente la mirada de pánico de su amiga.
Minutos mas tarde...
-Te mandó Giuliana?- preguntó Kyouya impertérrito y sin levantar la vista de su computadora tras escuchar la perorata de su amigo.
-N-no...- contestó basilante.
-Entonces vos te ofreciste?- cuestionó el morocho manteniendo su postura y aparente desinterés. Ante esto, Tamaki sintió como una tonelada de ladrillos le caía encima y lo aplastaba contra el piso.
-A esta altura en nuestra amistad...-comenzó a decir Kyouya acomodándose las gafas.-...deberías aprender a no interferir en mis asuntos privados...-Era cierto, hacia mas de una semana, que le venía aplicando la ley del hielo a Giuliana. Sabía que no estaba enojado con ella, pero no lograba discernir que era lo que realmente sentía. Era obvio que su amiga gustaba de su hermano. Lo había deducido tras observarlos cuidadosamente. Y la amargura que sentía en la boca y el nudo que tenía en la boca del estomago, no podia traducirlos a un sentimiento específico. Simplemente no podía hablar con Giuliana. Estaba molesto, con ella, con su hermano, consigo mismo, con la situación en general. Y no encontraba forma de solucionarlo.- Tengo mis motivos, para tratar a la señorita Shamiko de la manera en que lo estoy haciendo. Es un asunto entre ella y yo. No hay lugar en este asunto para idiotas que se creen reyes, y pretenden solucionar las cuestiones de los demás cuando en realidad lo único que hacen es meter sus grandes narizotas y avergonzarse a si mismos.- concluyó intimidantemente.
En ese momento Giuliana entró en la sala y observó, con una ceja alzada como Tamaki agonizaba dramáticamente en el piso. Luego alzó la vista y localizó a un impasivo Kyouya, que le devolvía la mirada, aparentemente, detrás del reflejo de sus anteojos. Desvió la mirada y se dirigío al vestidor, suspirando indignada con la situación.
- Me voy a avergonzar mil veces, si con eso logro que un ser querido no llore mas...-comentó Tamaki, parándose del suelo, ya recuperado del golpe bajo que le dió el morocho.
Kyouya que estaba por replicar, se detuvo al procesar las palabras del rubio. Había hecho llorar a Giuliana?
Tal vez, estaba yendo demasiado lejos, ignorandola de la manera en que lo estaba haciendo. Y debía admitir que la extrañaba. Extrañaba irritarla, hacerla sonrojar, hacerla reir. Extrañaba su compañía y sus conversaciones a media noche. Tal vez, debería hablar con ella, en vez de asumir nada. Quizás habia malinterpretado las cosas. No sería la primera vez que lo hiciera. Con ella todo era muy incierto. Ella siempre había sido sincera con él, jamás ocultaría algo tan importante como el hecho de gustar de su hermano, sabiendo la relación que él tenía con el mismo. Hablando se solucionan las cosas. Y él, pudiendo evitar esta situación, no logro mantener su orgullo a raya y se limitó a tomar el camino facil. Ignorar el problema, o en este caso, a su mejor amiga.
Cuando Giuliana terminó de colocarse su disfráz de rock star, escuchó el ringtone de llamada de su celular y se apresuró a agarrarlo. En la pantalla se leía Ootori Akito. Algo irritada, suspiró para tranquilizarse y contestó la llamada con fingido entusiasmo.
-Señor Ootori! A qué se debe el placer de esta llamada!?
A pocos pasos, del otro lado de la puerta Kyouya escuchó como Giuliana soltaba una risita acompañada del nombre de su hermano. Y toda idea de reconciliarse con su amiga se desvaneció de su cabeza, reemplazandose con renovado rencor hacia ella, su hermano y sí mismo, y tal vez, también Tamaki, por ser un molesto idiota entrometido.
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