No supo cual fue la causa, pero de un momento a otro, despertó. Como lo buena dormilona que era, quiso seguir durmiendo por lo que giró en su lugar para acomodarse mejor, pero se topó con algo entre duro y suave. Al abrir los ojos casi grita del susto al ver que frente a ella, a escasos centímetros de su rostro se encontraba un Kyouya Ootori totalmente dormido. En definitiva, no entendía qué había ocurrido. ¿Acaso se había metido en su cama durante la noche? Y luego recordó que jamás llegó a su casa. Que en algun momento se quedó dormida mientras pasaba esos números. Y pensó, "¿me trajo hasta su cama?" La respuesta era obvia. Y luego reparó en lo considerado que había sido al no despertarla y compartir su cama con ella. Éso le gustaba del Rey de las Sombras, por mas que siempre se mostrara frío y ambicioso, en el fondo era alguien cálido y bondadoso.
A todo este hilo de pensamiento, ella seguía en su posición original: a escasos centímetros de su rostro, y ya que no tenía demasiado interés en volver a dormirse, decidió observar cada detalle del muchacho que tenía en frente. Era una faceta totalmente nueva de Kyouya. Se lo veía tan tranquilo y relajado, su respiración era acompasada y tenía la boca apenas abierta. Era tan lindo cuando dormía, pensó Giuliana.
De un momento a otro, Kyouya se volteó y quedó dándole la espalda, acabando así con su entretenimiento. Observó la hora en su reloj pulsera y eran casi las doce del medio día. Totalmente alarmada se levantó rápidamente de la cama, recordando que en una hora debía encontrarse con su padre a pocas cuadras de la oficina. Tomó sus anteojos que se encontraban en la mesa de luz, a un lado de la cama y calzó sus botas. Bajó las escaleras hacia la parte inferior de la habitación y fue al baño que alli había, a asearse. Luego tomó sus cosas y salió apresuradamente de la habitación. Por suerte, camino a la puerta no se cruzó con nadie. Vayan a saber que pensarían si la veían escabullirse a esa hora de la habitación de Kyouya y aun peor, con la ropa con la que había llegado el día anterior. Pero lo que ella no sabía es que sí la habían visto marcharse del lugar, y esa persona no dudó en ir corriendo a contarselo a papi Yoshio Ootori.
-¿Me llamabas padre?- preguntó Kyouya tras ser citado por el mismo.
-Toma asiento.- le contestó fríamente. Eran ya las ocho de la noche y Kyouya no sabía nada de su amiga. Había despertado alrededor de las dos de la tarde y no había ni rastro de la misma. Le pareció extraño que no le halla dejado al menos una nota, o que no le halla mandado un mensaje de texto, pero tal vez se debía a que estaba ocupada. Sabía que los domingos por lo general ayudaba a su padre con la empresa.- Me enteré de que ayer tuviste compañia en tu habitación.- continuó Yoshio luego de que el menor de sus hijos tomara asiento.
-Así es padre- contestó impertérrito.
-Qué deshonra. Llevar una mujer a tu habitación a altas horas de la noche. Especifiqué claramente que debías mantenerte célibe hasta el matrimonio..-exclamó totalmente indignado.
- Padre, sé a lo que te refieres y no es así. La señorita Shamiko y yo...
-¿La hija de Akihito Shamiko?- lo cortó escandalizado.- ¡Te dije que te acercaras a ella! ¡No que te acostaras con ella!
-Esto es un malentendido padre, jamás tuve relaciones conyugales con la señorita Shamiko- se apresuró a aclarar el asunto.- Debíamos terminar un trabajo que nos asignaron en la clase de didáctica administrativa y económica y nos llevó mas tiempo de lo esperado. Al final el cansancio la venció y se quedó dormida. Como buen anfitrión que soy, la llevé hasta mi cama sin perturbar su sueño, y yo dormí en el sofá.- Mintió rápidamente. Sabía que su padre no aprobaba al Host Club y no le agradaria enterarse que "desperdiciaba" tiempo administrándolo. Tampoco le agradaría saber que de hecho sí había compartido su cama con Giuliana y seguramente pensaría muy mal de la situación.