-¿¡Qué yo sea qué!? - preguntó Giuliana sobresaltada.
-Lo que escuchaste: mi asistente personal- contestó Kyoua consecuentemente, acomodandose los anteojos con su usual expresión indescifrable.
El lunes siguiente a la salida al centro comercial, comenzó como cualquier otro. Giuliana se levanto, peinó con su típica trenza cocida y vistió con ese horroroso vestido amarillo que usaba de uniforme en Ouran. Bajó a la planta baja de la Mansion Shamiko y se encontró con su padre desayunando.
-¡Buenos días papi!- lo saludo jovialmente con un sonoro beso en la mejilla, y se sentó frente a él para ingerir tambien su desayuno.
-Te levantaste con buen humor.- comento Akihito sonriente- Dejame adivinar, ayer fuiste de compras
-Acertaste, pero estoy bien segura que no adivinaste papá- contestó la chica riendo.
-No, solo tuve que ver el resumen de la tarjeta de credito.- contesto fingiendo angustia.
-Ay! No te hagas! Sabés que la American Express dorada la pago yo con mi sueldo- le reprochó- ¿Te estas juntando mucho con mi padrino ultimamente que actuas tan melodramáticamente?. El y Tamaki son de tal palo tal astilla, ¡igualitos!
-Bueno, Yuzuru es mi mejor amigo, es razonable que me junte mucho con el..- razonó Akihito.- Y si, Tamaki heredó muchos de sus distintivos aspectos de la personalidad.
-Si, pero yo no me contagio de él como otros- le recrimino divertida y ambos comenzaron a reir.
Mas tarde en el colegio, todo concurrio como debia, sin ningun contratiempo. Desde su lugar al fondo del salon y al lado de la ventana, podía divisar tranquilamente a todos sus compañeros. Y se lamentaba de la suerte del profesor, ya que todas las chicas prestaban mas atencion a los dos host presentes en el curso que a la leccion de psicologia que estaba dictando en ese momento. Luego de terminado el período de clases, se encaminó al patio interno donde hacía su tarea hasta la hora de entrenar hockey. No había terminado de ubicarse que apareció Haruhi detrás de ella.
-No me digas, ¿Tamaki sigue obviando el uso de los mensajes de texto?- pregunto divertida al ver que ella le tendía una hoja doblada a la mitad.
-Tamaki no es el remitente en esta ocasión.- le explico y se despidió de ella. Giuliana desdobló la hoja y se encontró con una pulcra, estilizada y desconocida caligrafía:
-"Señorita Shamiko: Si fuera tan amable me gustaria que se dirigiera hacia la Sala de Música #3 en cuanto pueda. Tengo algo importante que dialogar con usted y es imperante que se apresure. Logicamente sabré entender si no puede acudir, ya que usted es una persona muy ocupada...- leyo Giuliana- bla bla bla Firma: Ootori Kyouya." Que necesidad de escribir semejante carta, odio cuando se comporta asi...-tomó sus cosas y se dirigió al Host Club.
Al llegar al lugar, entro sin mas preambulos, de afuera se escuchaba un fuerte bullicio y era obvio que ya había comenzado hacia rato por lo que nadie la escucharia si golpeaba a la puerta. Grave error. Ni bien entró todo el mundo se calló y se quedó mirándola absorto. Y Giuliana entendía la razón, ella nunca habia ido al club, porque sabía de que se trataba y le parecía muy estúpido acudir a él como cliente, no que despreciara el labor que los chicos y Haruhi llevaban a cabo, solo que odiaban que las chicas de su escuela fueran asi de ilusas. Pagar para que el chico que te gusta te hable, por favor...También había otro motivo del cual ella era muy consciente, y ese era, que ella era la mejor amiga de Suou Tamaki, el amado, benerado y adorado presidente del Host Club lo cual despertaba la envidia de la gran parte, por no decir toda, la porcion femenina estudiantil del colegio. Era debido a eso que siempre estaba sola en su aislado rincon al fondo del salon junto a la ventana, y no se quejaba de ello, en ocasiones le gustaba la soledad, y prefería no tener que aguantar a todas esas niñitas mimadas. Además de que odiaba actuar con falsedad. El silencio seguía presente en la Sala, buscó con la mirada a Ootori y lo hallo solo en una mesa escribiendo en su laptop a toda velocidad ignorando lo que ocurria en el club en ese momento. Tomando aire, se dirigió hacia dondo estaba él, al llegar, carraspeó para llamar su atención.