Secuestrador.

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18

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Saliendo de la escuela decidí comprarme un jugo, necesitaba liberar el estrés y lo único que podía quitarme el amargo sabor de mi boca sería un delicioso jugo de manzana.

Caminaba con una amiga, decidimos no irnos en pesero esta vez, ya había pasado treinta minutos y le mande mensaje a mi madre diciéndole que ya llegaría a casa que estaba con una amiga.

Seguíamos Carmen y yo platicando sobre la vida y los chicos –el cual era un tema donde la experta es ella-

— Eres una completa perra Bella, el chico te quiere de verdad. — Decía Carmen mientras reía. —

— No es cierto.

Carmen tiene una completa manía de conseguirme novio, mi relación anterior no fue lo que se puede llamar "Buena".

El muy hijo de puta le dije cosas sobre mí y el cabrón se fue a revolcar con otra, no me molestaría en gran cantidad si fuera una chica de la escuela, pero no, se acostó con la perra de mi prima, y eso es imperdonable.

Hay un chico, llamado Miguel, es lindo y todo, pero no me gusta, no me agrada no me cae bien, solo le hablo para parecer amable.

— Ya dime ¿Por qué no le das una oportunidad? — Dijo Carmen tomando de mi jugo. —

— Simplemente no me agrada, no hay ra... bueno, si hay razón, desde el primer momento que lo conocí el me trato de "Hola nena", "que tal mi amor", "hoy te ves preciosa" Y me cae mal la gente así, que sin ni siquiera conocernos lo suficiente crea que ya me puede tratar como si fuéramos amigos. Aparte ni siquiera esta guapo para que se crea todo un ligador mega popular líder de la escuela.

— Bien, pero tranquila, te enojas rapidísimo.

— Mientras menos lo vea, que mejor.

Seguimos platicando de todo tipo de cosas, afortunadamente Carmen entendió mi punto de vista, y si no lo entendió, pues al menos ya no saco el tema.

— Deberías ser más amable con los chicos.

— La siguiente vez que vea un chico, seré amable con él.

Desgraciadamente ese chico no fue amable conmigo.