Prólogo

959 24 1
                                    

Abrí los ojos y... ¡¿Dónde coño estaba?! Miré para todos los lados, una habitación con cosas negras, no estaba en mi habitación con mi hermana. También me fijé de que no tenía mi pijama pero tenía en la cadera una marca extraña. Me levante y fuí directa a ponerme algo de ropa pero lo único que encontraba eran conjuntos de encaje negro con algunas transparencias, ¿En dónde coño me habían metido? Como era de esperar no quería ir desnuda por un lugar desconocido así que cogí al azar y por desgracia era uno de los más ajustados. Mi hermana me diría que me quedaría bien pero como ella tiene curvas y yo no pero por lo menos cubría algo, no todo pero algo. Claramente me fijé en el espejo de la habitación, ahora que me miraba me quedaba bien.

Salí de esa habitación con un poco de miedo ¿Y si me habían secuestrado?¿Y si me venderían? Gilipolleces de una niña, ¿Para qué entreno autodefensa? Pero... es un terreno nuevo... empecé a andar, esos tacones hacían que me pusiese más nerviosa de lo que estaba. Me situé una sala con unas grandes columnas de marmol negro y un gran trono de piedra del mismo color. Había un chico con aspecto angelical: pelo rubio como el oro, unos ojos castaños preciosos pero llevaba prendas negras aunque se veía muy baronil con ellas. Estaba embobada al verlo, en mi barrio no había chicos asi ni en todo el pais supongo, ese tio estaba buenisimo y no parecía normal.

-Olle princesa- Me miro de una manera que me hizo derretirme, ¿Qué me pasaba?

-Eh... ¿Hola?

-Ven aquí y sientate- Me señalo en sus piernas.

-No soy la conejita playboy de ningun tio- Me mire a la ropa. si que parecía una conejita playboy

-Eres mi trofeo y haras lo que yo te diga

Tubé que sentarme allí porque me fije en que tenía dos pistolas y una impresionante espada que me daba miedo. Me puse en sus piernas timidamente pero me volvió a colocar con los tacones en los apollabrazos, luego de ese gesto vinieron un montón de tios con ropas negras. Me asusté. ¿Cómo podía asustarme de unos tios? Podría ser por su aspecto de gamberros. Empecé a temblar y el ángel me dio su chaqueta de cuero, la camiseta le marcaba demasiado los músculos marcados del gimnasio, era increible.

-¿Quién ese esa Capi?- Me acurruque en el pecho del chico, les tenía demasiado miedo para pelear

-Mi nuevo trofeo- Me miró con perversidad- Escogí a la que era virgen

Me asuste por completo. ¿¡Cómo coño sabía que era virgen!? Empecé a forzagear, quería salir de allí pero la marca que tenía en la cintura escocía y me hacía gritar, pero me morida el labio inferior. El ángel me dio un azote en el culo y lo miré sorprendida ¿Cómo se atrevía a hacerme eso? Ahora era la putita se un gamberro pero... ¡Mierda! Se me olvidaba, me llamo Angela y estudiaba en un instituto de alta categoria hasta que me "secuestraron", mis padres murieron cuando yo tenía diez años dejandome sola con mi hermana y mi hermano. Llevo dos años practicando autodefensa pero no pude defenderme de este tio, era raro pero por lo menos me trataba como una princesa o como su conejita playboy, claramente no lo soy ni mucho menos, solo soy una chica morena y palida indefensa que pierde el control facilmente.

-Olle preciosa, ¿Quieres un trago?- Mire la copa, mierda alcohol, soy demasiado debil al alcohol

-Eh... creo que no...- Quería salir de allí pero estaba totalmente a su control por culpa de la "marca". Una puta marca que me hizo para controlarme, eran unas puñeteras alas de ángel.

-Venga, diviertete o si no hare que de diviertas de otra manera- Ese tio me miraba de una manera horrible, gracias a dios que no era él que no me tenía secuestrada. Cogí la copa y me la tragué de un golpe.- Asi me gusta hermosa, Gabriel tiene suerte de tenerte

Así que se llamaba Gabriel, era el nombre de un arcángel pero él no tenía nada de ángel y menos de arcángel. Alguién me dio en el culo, esta vez tube que ponerme un vestido de cuero ajustado y unas medias de regilla, no me gustaba nada ir de puta pero por lo menos no me hicieron nada inapropiado, es decir, violarme salvajemente. Gabriel estaba con dos tias en un sofa de cuero negro y me había dejado acargo de uno de sus mejores colegas, prefería quedar con él pero estaba con esas dos zorras y unas cuantas copas de Vozka negro, su favorito. Esta vez no llevaba sus pistolas ni su espada pero estaba con su chaqueta de cuero que le quedaba tan bien, me había dado cuenta de que no era un chico normal. No podía serlo porque era expectacular como un ángel y tampoco podía ser un ángel porque vestía de negro y era un completo salido.

Me hizo señales para que me acercara, no quería ir asi que me quede con su amigo, no me gustaba que estubiese con otras tias teniendome a mi como su putita. Era de esperar que a él le gustaba la acción en la cama mientras que yo todavía era virgen. Su amigo me paso otra copa para que bebiera, si seguía así me emborracharía como la vez que Nick hizo la fiesta en casa.

-Ya no quiero más- Pero no me hizo caso, me paso otra copa

-Diviertete mujer, que Gabri esta en la gloria con esas dos zorras- Pegué otro trago y me ardía la garganta, esta vez si que era muy fuerte.- ¿No te gusta lo fuerte eh? Pues te tendras que acostumbrar.

Todavía no llevaba ni un día y tendría resaca, una de las gordas por encima. Por lo menos Gabriel se estaba divirtiendo pero con esas putas... que asco me daban, vendían su cuerpo por placer pero... ¿Yo no era una de esas zorras pero personal?

De la Tierra al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora